13: Infierno en el paraíso

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Keyla

Todo mi esfuerzo de meses a la basura. Por culpa de Nolan. No debí haber contestado esa llamada, estoy segura de que fue la razón de que me descubriera Vinicio. Pero definitivamente necesito esa lista. Como dice la famosa frase un tropezón no es caída. Así que me centraré en esto lo mayor posible. No importa que ya no tenga celular y no pueda salir sola a ninguna parte. Sí, Vinicio ya me limitó todo eso, pero no me interesa, nada va a detenerme.

Entro al despacho de Vinicio que tiene en la casa y me le acerco. No me dirige la palabra hace días, desde lo que ocurrió en el prostíbulo. Ah, pero si tiene ganas de tener sexo, ahí sí no le importa hablarme para que le abra las piernas.

Hipócrita.

No tengo que enfadarme con Vinicio, debo recordar que él es el traicionado y el que está indignado por esto, y estando molesta no lo puedo convencer de nada.

―Vinicio ―lo llamo para que me preste atención.

Se mantiene sentado en la silla de su escritorio y luego de un rato largo alza la vista, pero al segundo vuelve a sus papeles.

―¿Qué quieres? ―pregunta y sigue sin mirarme.

―Necesito un favor, tenemos un trato, ¿recuerdas?

―No, creo que lo olvidé. ―Mueve uno de sus papeles y pasa al otro.

Frunzo el ceño.

―Escúchame...

―No pienso oír a una traidora.

―Vinicio, si sigues así de obstinado voy a encontrar la forma de largarme y no me verás más la cara, ¿entiendes? Estoy contigo por conveniencia, lo sabes.

―Estás conmigo porque te saqué de un prostíbulo, fin ―dice determinante.

Bufo.

―Claro que no, yo te convencí. ―Me siento sobre su escritorio y me acerco a su rostro―. Sabes que puedo ayudarte y tú a mí. ―Le sonrío.

―¿Me dirás dónde está Nolan? ―Continúa sin observarme.

Dejo de sonreír.

―No sé dónde se encuentra.

―Pero puedes averiguarlo. ―Al fin alza la vista a mirarme.

―Aunque lo investigue, necesito información de él, no puedo decirte su paradero todavía.

―Creo que se terminó la conversación ―dictamina.

Como siempre, como todas las veces que lo he intentado en estos días, pero no más, esta es la definitiva, voy a convencerlo.

―No ―digo cortante también―. Exijo que me ayudes, solo necesito ir a algún evento de las carreras ilegales ¿Recuerdas? Estábamos investigando eso.

Se ríe, pero demuestra enojo en su gesto.

―¿Para qué? Si de todas formas Nolan te dará la información.

―Por favor, Vinicio. ―Me muerdo el labio y acto seguido me inclino para tomar su corbata―. Necesito que me ayudes. Mejor tener varias opciones a tener solo una y si le ganas a Nolan en esto, ya no lo necesitaré más, te lo entregaré en bandeja.

¿Estoy jugando con fuego al prometerle a dos hombres la cabeza del otro? Sí, es cierto, pero no importa quién gane, aquí lo que me interesa es descubrir a mi enterrador, mi venganza. Todo lo demás son efectos colaterales, efectos que no me interesan para nada.

Me observa fijamente, su mirada es penetrante, pero al fin, luego de un silencio que me parece eterno, llega el momento en que me contesta.

―De acuerdo ―dice no muy convencido y hace otra pausa, aunque no tan larga como la anterior―. Conseguiré a alguien de confianza que te acompañe, un guardaespaldas.

Perversa Oscuridad: ReinaWhere stories live. Discover now