6: Amistad en riesgo

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Tyner

Llego al penthouse de Vinicio y me adentro allí, a diferencia de otros días, está muy silencioso el lugar. Veo a mi amigo sentado en su sillón, tomando una taza de café y concentrado en sus documentos, los deja sobre la mesa cuando me ve.

―¿Qué haces aquí? ―pregunta sorprendido, ya que acabo de pasar por su casa a dejar lo que me pidió y seguro que no esperaba verme hoy ―¿Keyla te causó problemas? ―indaga.

―En absoluto ―Sonrío y me siento de una sola vez a su lado ―. Y la verdad, justo quería hablarte de ella.

Entrecierra los ojos.

―Ya te dije todo lo que tienes que saber sobre esa mujer.

―Sí, que la compraste barata, que fue tu mejor inversión y bla, bla, bla...

Se ríe.

―¿Te burlas de mí? ―Me pega un codazo amistoso, como jugando.

―Algo así.

Continúa sonriente.

―Dime, ¿qué quieres?

―Quiero pagar ―expreso serio y frunce el ceño.

―¿Desde cuándo tú haces eso? Además me dijiste clarito que no querías follártela, que no pagarías por eso, que las mujeres se te tiran encima ¿Por qué el cambio tan repentino de actitud? Me desconciertas.

No puedo decirle lo que me contó Keyla y que me apiadé de sus palabras, ella me pidió que no le aclare a Vinicio que me conoce de antes y que por esa razón me tiene ganas. Aunque viendo la reacción de mi amigo con solo acotarle que me quiero acostar con ella, ya me da una idea de cómo podría reaccionar si le explico las razones, así que no. De igual forma prefiero asegurarme de una duda que de manera instantánea me surgió.

―¿Te gusta? ―pregunto de repente.

Se sobresalta.

―¿Qué?

―Porque te molesta hacer este tipo de negocio con ella ―le explico sobre mi acotación y me sigue mirando desconcertado.

―No, claro que no ―niega de forma rotunda.

―¿No te gusta ella o no te molesta el negocio? ―me burlo.

―Ambas cosas ―expresa a regañadientes.

―¿Entonces?

Alza una ceja.

―¿Entonces qué?

―¿Trato? ―Le ofrezco mi mano en un gesto amistoso ―¿Cuando me das una noche fogosa con la rubia?

Se queda un momento observando mis dedos y luego alza la vista, no muy convencido de mi pregunta, hasta que al fin contesta.

―No ―expresa cortante.

―¿No? ―Enarco una ceja.

―Maldita seas, Tyner ¿Por qué quieres follártela?

―¿Y a ti por qué te molesta? ―insisto.

―Responde mi pregunta ―Su mandíbula se tensa ―. No entiendo tu cambio de actitud, tú no eres así.

―Quizás siempre lo fui y no te diste cuenta ―Sonrío.

―No quieres parecerte a tu padre y dices esas cosas.

Frunzo el ceño.

―No metas a papá en esto.

―Lo hago, porque no sé qué pensar sobre lo que me planteas, no me gustaría que te convirtieras en una persona diferente, tú eres el único salvable en este mundo de mierda.

―¿Qué dices? ―Me río ―No venderé mujeres, pero estoy metido en otro tipo de delitos, así que no soy un angelito.

―Claro que no, pero estás a tiempo de redimirte y largarte.

―Deja de soñar, si entras en la mafia, no sales, esas son las reglas. La única manera de salir es muerto y no planeo morirme, querido. Me encuentro bien como estoy, gracias.

Se carcajea.

―Eres un caso perdido.

―Tú lo eres ―Bufo ―. Volviendo al tema...

―Si dejas de preguntar si me molesta, te busco un día ―Rueda los ojos.

―Genial ―Sonrío y muevo el puño ―. Me agrada la idea.

Más tarde en el día, nos vamos directo a su casa, cuando termina de acomodar todos sus negocios. Una vez allí, tenía la esperanza de ver a Keyla nuevamente hoy, pero no la encuentro.

―¿Dónde está? ―pregunto mirando toda la sala.

―No lo sé, por ahí ―Vinicio apoya su abrigo en el perchero.

―Yo no la veo ―opino.

―Se habrá ido a ver a algún cliente.

―Me encanta la confianza que se tienen.

―¿Puedes dejar de opinar? ―se queja.

Bajo la vista, mirando la mesita que está al lado del sillón, donde Keyla dejó los documentos cuando nos encontramos hoy. Hay un papel que nunca había notado, así que lo levanto con confusión.

―¿Mm? ―Hago un sonido curioso ―"Hola, Vinicio" ―Leo en voz alta ―. Interesante, qué fea letra ―Me río y sigo leyendo ―"Me he tomado el atrevimiento de llevarme a tu chica. Atentamente Nolan".

―¿Qué? ―Vinicio me saca el papel rápido y brusco ―¿Cuándo? ―expresa desconcertado observando cada parte de la hoja.

Se nota preocupado y de hecho no me ha dejado reaccionar, pero cuando caigo en la cuenta de la situación, acciono de forma veloz.

―Debemos buscarla ―le aclaro ―¿Hay cámaras de seguridad aquí? ―cuestiono entonces Vinicio asiente y lo sigo para que nos figuemos.

Una vez que visualizamos en que auto se la llevó, nos dirigimos a buscar la matricula. Es obvio que se la dejó ver, para que lo interceptemos, aunque en realidad para que Vinicio lo haga.

Cada vez es más claro que le gusta. No sé en qué terreno me estoy metiendo, pero realmente parece muy pantanoso. Tanto que podría arriesgar esta amistad y eso, la verdad, no me agrada para nada.  

Perversa Oscuridad: ReinaWhere stories live. Discover now