—¿Recuerdas algo de anoche? —Fue lo que recibí.

Lo miré con los ojos muy abiertos, el sueño que había tenido, ese beso que él me había dado, la forma en la que mi cuerpo se había caído sobre el suyo al entrar a la casa, su calor, su piel contra la mia en ese roce que me había costado una eternidad poder separarme.

—Yo... —tartamudeé—, creí que... bueno... tu sabes... solo un gran sueño.

Sonrió de lado—. ¿Gran sueño? Gracias —dijo en voz muy baja.

—Uruha... —sin pensarlo demasiado lo alcancé a tomar por ambas mejillas y lo besé. Sin una gota de alcohol en mi sistema, tal vez un poco, pero estaba completamente consciente, me rodeó por el cuello tanto como la barra entre nosotros se lo permitía. No podía creer que me estuviera correspondiendo de esa forma, sus labios separados dejándome entrar de forma lenta pero decisiva. Nos separamos poco después, yo aún con cara de sorpresa, él sonriendo.

—No soy la maravilla que crees que soy, Shou —no dijo nada más pues en ese momento alguien tocó a la puerta.

Lo miré extrañado, él negó haciéndome entender que no esperábamos a nadie. Estaba dispuesto a no abrir, tenía asuntos más importantes que atender cuando volvieron a tocar, una y otra vez, cada una mas insistente que la otra. Me separé a regañadientes de la barra caminando a la puerta, decidido a matar a quien fuera a estar del otro lado, abrí la puerta con brusquedad para ponerme a gritar. La cara de pocos amigos de Tora estaba del otro lado, detrás de él, Saga y Ruki.

Los tres entraron sin pedir permiso, había cierta urgencia en la expresión de Tora que me hizo mantenerme callado ante su presencia. Cerré la puerta y los seguí hasta la sala, donde el agente se había quedado frente a Uruha.

—Que bueno que estás aquí —fue todo lo que dijo.

—Hola a ti también, Tora. ¿Les molestaría explicarnos qué hacen aquí? —Me crucé de brazos.

Ruki me miró como si quisiera matarme, mientras Saga sonrió de lado dejándose caer sobre el sillón individual con desgano.

—¿Están todos bien? —Uruha preguntó alarmado.

—Kyo está con Toshiya —avisó Saga como si fuera la más normal del mundo—. Reita está con Aoi, o al menos eso pensamos y nosotros tenemos información relevante para el desastre que es nuestra vida —se miró las uñas llenas de pintura.

Lo miré como si se hubiera vuelto loco. Los siguientes veinte minutos escuchamos acerca de la conversación de Ruki con Jin, como habían puesto a Reita de nuevo a cargo de la investigación de la desaparición de Uruha y Aoi, las averiguaciones en los archivos de la policía, los extraños planes de Byou, la posibilidad que las fuerzas de la mafia estuvieran trianguladas, la venganza de Toshiya hacia Uruha y Aoi; Byou amenazando nuestras vidas, el secuestro de Kai, la traición de Sujk; toda la conspiración alrededor de nosotros y finalmente la posibilidad de que Hiroto estuviera en riesgo aún estando de gira.

—Esto es demasiado —dijo Uruha finalmente, estaba sentado a un lado de Tora; se pasó la mano por el cabello y sacó su celular, lo mas probable era que estuviera revisando alguna señal de vida de Aoi. Lo cual me hizo sentir un poco de culpabilidad en el estómago, yo ya estaba soltero, el castaño, no. Después de todo lo que habían pasado esos dos, ¿cómo podía haberlo besado con tanto descaro? Necesitaba un trago y Uruha parecía que también, pues terminó por levantarse, tomó una de mis botellas de whisky y le dio un enorme trago sin ver a los demás. Jamás lo había visto tomar otra cosa que no fuera cerveza e incluso esas pequeñas botellas nunca se las terminaba, pero reconocí esa sed con la que había dado el trago, la misma sed que yo tenía por olvidar algo—. Esperen, —dijo cuando le dio otro trago—. ¿Cómo es que estás aquí y no con Kyo? —Le dijo a Tora—. Lo dejaste ir solo con un psicópata.

2Fast, 2Beautiful [The Gazette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora