Todos rieron menos yo que los mire muy seria, Mater rodó los ojos.

Hero entrelazo sus dedos conmigo y se ofreció a llevarnos a comer, ninguna de las dos nos negamos, nos encantaba comer y que mejor que hacerlo probando cada comida de este lugar, que, aunque era el mismo país, la comida de la capital no se comparaba con la comida típica de cada una de las regiones.

Mater no paraba de decir cosas inapropiadas o de doble sentido que cada vez me hacían colocarme más roja de lo que ya estaba, yo le daba patadas debajo de la mesa o algún pellizco si se encontraba caminando a mi lado pero nada podía hacer que cerrara la boca y dejara de avergonzarme, pero Hero no parecía tomarse enserio lo que ella estaba diciendo y solo se unía a su risa, y nada más me quedaba que reír con ellos al final, era bastante agradable que en el instante se hayan llevado tan bien y Hero no estuviera incomodo de ir a comer o llevarnos a cualquier otro lado.

No era nada raro que yo no quisiera venir a este paseo y en este momento todo fuera lo contrario, ya no quería irme.

[...]

Conocía perfectamente a mi mejor amiga, y cuando esta dijo que estaba muy cansada y que quiera volver al hospedaje, sabía que era una vil mentira para poder dejarme sola el resto del día con Hero, y vamos, no estaba para nada molesta, yo había usado un montón de veces esa técnica con ella.

Negué sonriendo cuando la vi bajar del auto y esta me guiño un ojo para luego hacer una señal bastante obscena que esperaba que Hero no hubiera visto, insinuando que debería hacerle un trabajo bucal. Mater podía tener cara de ángel y ser todo lo tierna que pudiera en el exterior, pero por dentro era un demonio que esperaba que su futuro esposo pudiera controlar, aunque claramente eso era imposible, y eso era algo característico que la hacía especial.

La puerta trasera se cerró y volvimos la mirada uno al otro rápidamente, eso me hizo sonreír. Que tan obsesionada debía estar para no poder apartar la mirada de él ni un segundo, pero lo bueno que no me hacía quedar como una idiota era que él tampoco podía.

Pensé que estábamos volviendo a su cabaña para pasar el resto del tiempo que nos quedaba juntos, pero cuando faltaba un poco para llegar se desvió del camino y entro por otra especia de carretera improvisada.

Miro su reloj. - ¿No fue irrespetuoso dejar a tu amiga allá, y escaparnos un rato?

-Para nada, estoy segurísima que estará feliz de quedarse sola un rato y poder hablar empalagosamente con su prometido.

Aparco la camioneta y cuando estuvo apagada baje, segundo después me siguió Hero encontrándome justo enfrente de aquella cascada rodeada por grandes rocas, el agua venia de lo más alto y caía contra el suelo formándose un gran poso de agua.

Sus brazos me rodearon la cintura y sobre sus manos puse las mías, sentí sus labios en mi cuello erizándome. - ¿Te gusta?

- Es hermoso - respondí en voz baja.

- No tanto como tú

- Gracias -me apreté más contra su pecho- tú también eres hermoso, y no hablo de lo físico.

Me soltó para ir nuevamente hasta la camioneta, saco una especie de canasta y una manta, parecía que esto ya lo tenía planeado.

-Tenía esto planeado para hoy, pero recordé que querías ir al pueblo y no sabía si podía traerte luego o ya no volvería a verte.

-Puedes volver a verme, yo quiero volver a verte. Tienes guardado mi numero...

No dijo nada, y aquello me rompió un poco el corazón, por dios, yo no podía ser más idiota porque no había nacido antes, era imposible que me hubiera enamorado en tan solo unos pocos días, no, no era amor, era el hecho de que me gustaba esta sensación de sentirme importante y quería por un hombre que no me rompiera el corazón por milésima vez, y era patético, debería volverá ver a mi psicóloga apenas llegara a casa.

Una excursión fallidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora