29. Te faltó valor.

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Salí de la oficina del abogado, había dejado mi carro estacionado varias calles atrás, caminé sin ganas, era así como el dinero del Sr. Kim había pasado a ser también de Jungkook.

Aunque no quería lidiar con él, sabía que ya no podía posponer su partida. Solo era cuestión de tiempo para que averiguara que el bar donde trabajaba era mío y que la propiedad donde él suponía que yo alquilaba en realidad era mía.

El abogado me recomendó un acuerdo donde se estipulara que yo no exigía nada de sus bienes y ni él de los míos, pero eso solo se podría obtener por mutuo acuerdo.

Él me había estado esperando afuera del bar dos días, pero ayer por la noche  se había atrevido ir a tocar la puerta de mi casa, diciéndome que no tenía mas tiempo y está mañana había encontrado a HyunJin y a el peleandose por mi.

Tenía ganas de golpear a los dos, pero aún así  solo los ignoré,  quería que simplemente desaparecieran y que el Sr. Kim regresará y que me dijera que era lo que debía hacer.

Me subí al carro y arranque con furia, mi corazón latía muy fuerte en desesperación por encontrar una solución, no quería compartir el dinero del Sr. Kim con él, ni el bar, ni la casa. Todo era de él de su legado el jamás perdono a Yoongi por qué era más grande la lealtad a sus principios.

Debía hacerle entender que yo no quería más nada con él.

Pase por frente al bar sin ver el carro blanco, pero inmediatamente me siguió igualando mi velocidad.

Estaba furioso por qué él se fue sin voltear atrás sabiendo que yo lo necesitaba como el mismo oxígeno y ni siquiera lo culpaba de los infortunios por los cuales yo había pasado.

Esa había sido mi lucha personal que casi me había costado la vida.

Observé por el retorvisor la nube de polvo que se creaba en el camino hacía la montaña, aceleré a un más para tomar ventaja.

Las enseñanzas del Sr. Kim estaban claras en mi cabeza, no debía llorar, nadie me protegería jamás y no le debía temer a la muerte.

Su error fue ponerle un signo de pesos a mi amor pero ahora ya lo había perdido.

Para cuando bajé en la vieja casa de la montaña él se estacionó cerca observando el panorama. Me adentre dejando la puerta abierta. 

La casa vacía que solo tenía una cama demasiado cómoda para alguien que no tiene un refugio en el mundo, salí al patio trasero seguido por él que no hacía más que observar curioso los alrededores.

- ¿Qué se supone que es aquí? Una casa para secuestrar gente.

Se atrevía a ser sarcástico.

Eso lo odiaba por qué el lugar donde era mi hogar el lo menospreciaba una y otra vez, se refería al bar de manera que a mí me llegaba a ofender demasiado, por qué ese fue el lugar que me hizo ser fuerte y conocer lo que era el respeto por mi mismo, por el que había rogado que me aceptarán cuando no tenía nada que ofrecer.

Dónde lo había dejado mi debilidad atrás. 

- ¿Por qué no le había dicho al tipo ese que aún estás casado?

El tiro al blanco seguía allí y yo me traslade a ese día en qué él Sr. Kim me enfrento con la realidad. Eso era lo que necesitaba en ese momento.

Acomodé las latas y me alejé de ellas lo suficiente para quedar a la par que Jungkook.

- No tengo por qué darle explicaciones ni a él ni a nadie.

Yo aún te amo.Where stories live. Discover now