17. Deja de llorar.

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La música retumbaba en mis pies. Salí del pequeño baño después de haber tomado una ducha.

Había pasado una semana y aún no podía dormir por las constantes pesadillas y por la música.

El Sr. Kim era dueño del bar que estaba en el primer piso de la propiedad, a mi me había prestado una de las habitaciones del lugar, una pequeña estancia que tenía solo una cama, una mesa vieja y un baño, la única condición que me había impuesto era que por las noches no saliera.

Pero el ruido me anesteciaba lo suficiente para no pensar más en mi mala suerte, está allí a salvo por el momento pero no sabía aún que hacer, quería pedirle al Sr. Kim  que me diera empleo pero le tenía temor.

Ya me había ofrecido a hacer la limpieza del bar por las mañanas pero él solo había dicho que no hacía falta, parecía que le caía mal pero al mismo tiempo procuraba mi comida y que nadie me molestara.

Me asomé por la ventana y vi que el carro rojo se estacionó, el salió despacio y con el bordon se impulso caminando cruzando la calle lentamente, alzó la vista molesto. Me aleje rápido de la ventana y me senté en la cama, no quería que  me echara, al menos no esa noche, había visto que siempre traía una pistola con él y me quedaba claro que no dudaría en utilizarla.

Guardé la ropa en mi mochila ya preparada para partir al siguiente día, no sabía dónde iría pero solo bastaría que el Sr. Kim me dijera que no me daba empleo para que fuese a la estación a esperar el tren en el que había llegado, solo que ahora no tenía ningún destino en mente.

- No

Dijo friamente.

El bar era amplio y tenía múltiples niveles en donde estaban las mesas distribuidas arbitrariamente, había un pequeño escenario de madera mal pintado y al contrario estaba la barra donde el Sr. Kim  contaba los fajos de billetes rápidamente, su boca tenía un cigarro y no me prestaba atención.

- Por favor, dame una oportunidad, seré un buen trabajador.

Aún así tome mi mochila y la colgue por un costado en mi hombro.

Sabía que nada lo haría cambiar de opinión y yo ya no quería ser una molestia.

- Bueno, entiendo - aunque en realidad no lo hacía - muchas gracias por todo.

Di la vuelta sorteando los asientos tirados en el suelo y salí de allí.

No sabía dónde estaba la estación pero que importaba, el pueblo era pequeño así que bastaría con un par de vueltas para que lo hallará.

En la noche me encontraba en la terminal escondido en una esquina,  esperando que el tren pasara.

Pensando en todo lo que había perdido.

Escuché unos pasos detrás de mi, la gente se empezó a arrimar a las vías del tren cuando su sonido  alertó su cercanía.

Los pasos se hicieron más fuertes y yo sentí pánico me levanté y camine rápido hacía el tren, volteé curioso.

Era el Sr. Kim. El alma me regresó al cuerpo.

- Que susto me dio.

Me detuve y espere que él se acercara. El tren tardaría unos minutos así que solo acomodé mi mochila en mi espalda.

- No sirves para trabajar en mi bar.

Él sonó el bordon en el suelo, parecía muy molesto. 

Yo aún te amo.Where stories live. Discover now