Capítulo 20: Lo que se concibe

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Nathaniel miró los diplomas colgados en las paredes de la oficina de la directora, estaba tratando de distraer sus nervios, algunos eran de los logros de la Sra. Shermansky que la nombraban como una de las mejores directoras de los institutos en la ciudad y otros en los que reconocían la calidad y la excelencia del Sweet Amoris.

Con la ayuda de la investigación de Peggy, Nathaniel trabajó en el escrito donde argumentaba las razones por las que se debía permitir al alumnado celebrar las festividades, empezando por Halloween. Pese a que él no era la persona más sociable, estaba de acuerdo en que era necesario fomentar más actividades que las académicas.

Eso le había ayudado mucho a despejar su mente de Castiel. Ninguno había mencionado lo sucedido con Alexy ni la discusión que tuvieron ese día. Castiel estaba distante, no había coqueteos durante las tutorías ni hablaban fuera de ellas y el contraste era evidente después del progreso que parecían haber tenido. Era agotadora la montaña rusa por la que estaba pasando su relación.

―Nathaniel, debo decir que una vez más me has demostrado ser magnífico con las palabras. ―La directora lo miró por encima de sus anteojos y puso los papeles sobre el escritorio. Él se sonrojó, incómodo ante el cumplido―. Por desgracia, tendré que denegar el permiso. Ya tenemos mucho qué hacer para el festival escolar, justo es el 31 de octubre. Además, sería un gasto extra para nuestro instituto.

―Sra. Shermansky, si me lo permite, tengo algunas sugerencias. ―Ella asintió―. Podríamos hacer de esto una actividad de cooperación para decorar. De acuerdo a las encuestas que hizo Peggy: la mayoría amamos Halloween. Puedo asegurar que la respuesta general será positiva si proponemos que cada alumno aporte con algún objeto para crear el ambiente dentro del instituto. Nosotros mismos lo haríamos, eso incentivará la participación y el trabajo en equipo.

―Me agrada, ¿y para la celebración?

―Que sea el mismo día que el festival escolar, me parece una ventaja. Podría permitir que los alumnos vengamos disfrazados si lo deseamos y agregar una actividad a la lista del festival: un concurso de disfraces.

La Sra. Shermansky se quedó en silencio por un momento sin dejar de observarlo, lo que provocó que sus nervios volvieran a atacar su cuerpo por unos segundos.

―Nathaniel, sí he notado las pocas actividades recreativas que realizamos en nuestro instituto, mis antecesores no eran muy flexibles y yo estaba siguiendo sus ideales. No obstante, creo que es importante dar incentivos a los estudiantes, y con esta petición que has hecho, se ha reafirmado. ―Acomodó las gafas que resbalaron por su nariz y, con el agotamiento notable en su voz, continuó―: Es por eso que en este momento tengo tanto trabajo en mis manos. Además de las labores cotidianas, tengo la organización del festival con el director Belmont. Ya tenemos las manos llenas con el resto del festival, no creo que podamos agregar esta actividad a la lista.

―Entiendo, Sra. Shermansky. Pero si lo aprueba, yo me haré responsable del proyecto de Halloween.

―Ya tienes suficiente trabajo, ¿estás seguro?

―Lo estoy.

La directora le tendió las hojas de vuelta y le sonrió complacida, le estaba demostrando una vez más lo responsable y eficiente que era. Ella no podía evitar pensar de inmediato en Nathaniel cuando se trataba de la organización escolar, era el mejor delegado principal con el que había trabajado, casi podía verlo como su mano derecha.

―Eres bueno en lo que haces, Nathaniel. Está bien, organicen su fiesta. Llamaré al director Belmont para notificarle sobre este cambio, y por favor, ve con el profesor Patrick para que lo apoyes en reacomodar el horario para incluir el concurso de disfraces.

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