CAPÍTULO 4 - Una oferta que suena a oportunidad o a condena.

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Mirabelle y Glory caminaron bastante hasta finalmente dar con la calle que tanto habían estado buscando, debieron consultar a muchas personas antes de llegar ahí y todos fueron muy amables en responderles. En todo ese trayecto hubo un detalle que ellas en su ingenuidad no notaban. Este interesante detalle era el hecho de que los ojos de las personas giraban insistentemente hacia ellas, porque presentaban una increíble y fenomenal belleza. Esta belleza les aportaba cierto carisma, la gente no podía evitar querer ayudarlas y estar dispuestos a ellas.

Al llegar a aquel añorado lugar de inmediato posaron sus ojos en la nostálgica tienda. La tienda de sus recuerdos... una tienda que no era ni muy grande ni tampoco muy pequeña, de un amplio escaparate repleto de bonitas muñecas de porcelana con cabellos largos y hermosos trajes delicados que posaban de manera tierna para cautivar el corazón de las niñas. La melancolía vino a sus corazones y era inevitable, recordaron su niñez, a aquella monja y a aquella muñequilla simbólica que habían dejado abandonada en el Grace of God.

Ante sus ojos de mar y de ríos, ese día parecía repetirse.

Es esa... —balbuceó impresionada Glory sin poder creer que finalmente habían llegado a ese lugar.
Es increíble volver a verla... —contestó Mirabelle sin siquiera ser capaz de despegar sus hermosos ojos verdosos de la tienda.
Mira, mira esa muñe...
—¡Qué jovencitas más hermosas! —exclamó una femenina voz singular interrumpiendo el distraído comentario que estaba a punto de hacer Glory. Las hizo saltar a ambas del sustito.

Ambas muchachas giraron sus cabezas buscando a la maleducada persona. Se encontraron con una delgada y pálida chica más mayor que ellas, de cabellos castaños y ojos algo cansados. Mirabelle y Glory se quedaron confundidas unos segundos. Jamás habían visto a esta chica. ¿Quién era?, ¿y por qué se les había dirigido con tanta confianza?

¿No me recuerdan? —sonrió —Pero yo sí las recuerdo. Las pequeñas, siempre tan tiernas y tan unidas. Mirabelle y Glory.

Las jóvenes no parecían reconocer a quien les hablaba. Supusieron que sí le conocían, pero simplemente no le recordaban.

Disculpe, no recuerdo bien quién podría usted ser... —respondió la pelirroja algo incomoda.

La extraña joven se acercó bastante al rostro de Mirabelle, Glory no pudo evitar inquietarse y ponerse algo nerviosa. Que una extraña se acercara así a quien querías no era agradable.

Soy yo, Belle... soy Anne. —murmuró suavemente al oído de Mirabelle.
¿¡Anne!? —gritó sorprendida—¡No puede ser!

Glory miró con confusión a Mirabelle porque ella no podía recordar a esa tal Anne, aparentemente sólo Mirabelle la conocía. No pudo evitar fruncir el ceño.

Claro que puede ser. ¡Soy yo mi querida! Oh, y la bella Glory... sigue teniendo ese mal hábito. —señaló con el índice al rostro de Glory.
¿Disculpe...? —balbuceó la rubia confundida.
Sigues frunciendo el ceño como cuando eras niña...al parecer no me recuerdas. —concluyó.
Glory —interrumpió Mirabelle —ella es Anne... intenta recordar... mira... jugábamos con ella de vez en cuando, se fue hace un tiempo, más o menos cuando teníamos 8 años, solíamos bailar en nuestra habitación con ella —le explicó mientras señalaba constantemente a Anne para intentar aclarar la memoria de la confundida Glory.

Pensó unos momentos intentando hacer memoria y recordó. Cuando era pequeña solía sentirse celosa de Anne cuando tenía que separarse de Mirabelle, cómo olvidarlo... ni ella entendía sus propias emociones. Y le inquietaba estar cerca de Anne.

ORFANDAD♟️[EN HIATUS] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora