CAPÍTULO 0 - Mirabelle y Glory en Grace of God; Girl's Orphanage.

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La orfandad. Ese abandono triste y culposo que marca la vida entera de una víctima. Una pobre vida que es desechada a manos del destino, odiada desde sus inicios... una indigente y débil existencia que no tiene culpa de nada y aún así es aplastada por el desprecio y la indignidad. Esa pobre vida que sólo produce lástima, que con sus ojitos extraviados e inocentes busca un seno del cual nutrirse y no encuentra nada más que la añoranza de un pecho que jamás le alimentará. Estos niños crecen enfermizos y debilitados, algo vacíos, pero con esperanza. Esperanza de ser amados. Y también crecen con mundo. Ya saben muchas cosas, más de las que un niño debería saber. Son diferentes.

Las monjas a cargos de los críos los enseñaban como se les era indicado en la época antigua, debían de fomentar la disciplina, el orden y respeto. Según las normas de los recintos debían orar sagradamente y sin falta antes de comer, debían confesar ante el cura todas sus siniestras y malas travesuras y no tenían permitido decir groserías o los golpes serían dados en el nombre de Dios. Las monjas eran ciegas y mudas. Lo que pasaba en el Grace of God; Girl's Orphanage, se quedaba ahí.

El Grace of God; Girl's Orphanage (La Gracia de Dios; orfanato de niñas) fue fundado en 1842 por Andrew Gibbs, un alto ministro de la Iglesia Católica reconocido por sus grandes estudios de teología y obras dedicadas a los necesitados. Un hombre respetado, un salvador de la miseria y la corrupción humana. Él velaba por todas las niñas del Orfanato Grace of God.

Un invierno de 1861 dos almas gemelas sin ninguna relación fueron abandonadas durante el mismo mes de noviembre a tan sólo los 12 meses de nacidas. Fue una gran coincidencia de la mano del Señor, que decidió poner a estos pobres espíritus etéreos e inocentes en auxilio de la misma institución. Fueron bautizadas con el nombre de Mirabelle y Glory respectivamente. Sin apellidos, por supuesto. Sólo tenían la identidad falsificada que les había dado una institución religiosa, mas no la identidad real que le podrían haber dado sus auténticos progenitores.

Las dos niñas fueron amamantadas por nodrizas, sin embargo, la pequeña Glory fue las más gruñona de las dos porque sollozaba y se negaba a mamar la leche. Las monjas no sabían qué hacer con ella. La pequeñita parecía buscar un seno en específico con el que había estado acostumbrada. Lástima que ese pecho nunca más podría amamantarla. Glory estuvo a punto de morir cuando era bebé, como se negaba a comer, pero gracias a su instinto de supervivencia ganó y rápidamente se recuperó... todos en el orfanato creyeron que fue un milagro de Dios, que éste se había compadecido de la pobre bebé. Quizás eso fue. Nunca lo sabremos.

Mirabelle siempre fue más fuerte que Glory, desde bebé supo adaptarse bien a su situación de desamparo y mamaba sin cesar, inquieta por vivir. Las nodrizas tenían que despegarse de ella porque ingería con tal frenesí que parecía chupar la fuerza vital de las crianderas. Éstas le tenían cierto repudio a Mirabelle. La consideraban una bebé egoísta que de grande no iba a seguir buenos pasos. Además, Mirabelle era pelirroja y con esto era asociada a estigmas arcaicos e ignorantes que venían de la Edad Media. Después de todo, la ignorancia es la peor caída que pueden tener muchas personas.

El tiempo comenzó a pasar, Mirabelle y Glory fueron creciendo, cada vez iban definiéndose más en el mundo. Mirabelle seguía siendo fuerte, crecía sana y bella, mientras que, por el contrario, la pequeña Glory, rubia y de ojos azules, crecía un poco más lento pues era más enfermiza y más depresiva. Toda la atención era dirigida a la chiquilla Glory quien indefensa daba lástima y siempre Mirabelle era ignorada por mostrar asombrosa autonomía y vivacidad.

Mirabelle y Glory eran incompatibles a simple vista, pero al crecer, cuando adquirieron consciencia por primera vez, se hallaron con la contemplación curiosa y el rostro femenino e infantil de la otra. Entonces, en sus mentes ese fue el primer recuerdo que fue agregado. Otros niños, recordarían el rostro de sus madres o de sus padres... pero ellas sólo se tenían la una a la otra. Y se inmortalizaron respectivamente en sus cabecitas. No pasó mucho tiempo hasta que comenzaron a hacerse amigas. Comían las dos, iban al baño juntas, ambas se peinaban su larga cabellera. Jugaban con otras niñas, claro, pero siempre eran un dúo y nadie podía separarlas.

ORFANDAD♟️[EN HIATUS] Where stories live. Discover now