Capítulo 25

40 7 7
                                    

¿Ana Wails? La mujer que está a mi lado es... la madre de mi madre adoptiva.

En realidad no entiendo cómo no me di cuenta antes; era tan obvio. Una persona que sabía tanto sobre nosotros, sobre su padre...

Puedo ver que el chiflado también está sorprendido.

Tenía una abuela que no sabía que existía.

Entonces, mi madre adoptiva se cambió el apellido; en vez de Park, como el de su padre, Wails, como el de su madre.

— Mi marido decidió entregarle la empresa a Ali... porque ella era mucho más apta para el cargo. Sin embargo, Carl no se lo tomó muy bien. Prometió que se vengaría, y que su hijo en un futuro sería quien heredara la empresa.

Oh. Así que por eso al chiflado siempre le han obligado a estudiar economía. Pero, ahora que me doy cuenta, ¿por qué se ocultó bajo la identidad de winner x? ¿Acaso su padre tampoco le deja hacer deporte?

— Eso significa que... mi padre quería que yo fuera el siguiente heredero de Hanaiel, en vez de Sheila, ¿verdad?— dice Asier pensando en voz alta.

— Por desgracia, así es. Tu padre tiene un gran corazón, pero la envidia ha podido ocultar ese lado dulce que en realidad lo caracteriza.

Seguimos conversando durante un rato. Nos ha contado muchas cosas sobre nuestra infancia. Al parecer, los Suen, los padres del chiflado y los míos eran un grupo de amigos cuando tenían nuestra edad. Todo se descontroló por culpa de la maldita herencia.

Eso también explica como es que mi madre adoptiva estaba en contacto con la madre del chiflado. Junto con Pilar Suen, eran un trío de mejores amigas.

Esta vez no le damos la merienda porque según nos ha dicho, ha comido muy tarde y no le apetece picar nada.

Las dos horas pasan enseguida. Esta mujer es entretenida.

Él y yo nos despedimos de ella y salimos de la residencia. Yo tengo que esperar a Roger, y él a su madre, que va a llevarlo a casa.

Nos quedamos en la acera, en silencio.

Ya no estoy tan nerviosa como antes, pero aún así, todavía no sé muy bien cómo comportarme cuando estoy con él.

— Me he quitado un peso de encima.— dice de repente, acabando con el silencio.

— ¿A qué te refieres? — pregunto con la vista al frente.

— Necesitaba saber la razón por la que esta anciana sabía tanto sobre nosotros.

Claro, ¿a qué más se va a referir? Tonta.

— Ah sí. Yo también estoy más tranquila ahora.

— Podríamos visitarla de vez en cuando.— sugiere.

— Sí, me cae muy bien la verdad.

— Me pregunto si... mi padre y tu madre la vienen a ver alguna que otra vez.

— Nunca le oí a mi madre hablar de ella.

— Ni a mi padre.

De nuevo, silencio. Pero no es incómodo. La brisa primaveral se siente genial acariciando mi rostro. Adoro esa sensación.

— Sheila...

— ¿Sí? — digo rápidamente.

— ¿Cuándo es tu cumpleaños?

¿A qué viene la pregunta?

Un momento, mi cumpleaños es... ostras. El próximo sábado. Todo el ajetreo de estos días ha hecho que me olvide de ese día. A mis madres les solía gustar prepararme una fiesta en casa, con un montón de invitados que no conocía. Al día siguiente lo celebraba de verdad con mis amigos. El año pasado hice una fiesta de pijamas con Livvy. Acordarme de ella me hace sentir nostalgia.

Beat you, but love youWhere stories live. Discover now