Un matrimonio arreglado, esa será la única forma en que Saint podría unirse a Zee. Ambos tienen mucho carácter y siempre chocan, además de que sus vidas son totalmente diferentes, sin embargo tendrán que aprender a entenderse.
¿Será su vida en común...
Zee estaba tan inmensamente feliz con el nuevo Saint, que no podía ni creérselo.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
En un principito no había estado muy de acuerdo con la decisión de su padre de un matrimonio forzado pero tras los resultados obtenidos, no le podía estar más agradecido.
En cuanto Willy llegó de su último viaje de negocios, se encontró con la noticia de la marca y orgulloso felicitó a su hijo y le agradeció al omega por cumplir al fin con su destino.
Para celebrarlo, días después, el alfa mayor los estaba esperando con ansias en su regreso a casa pues les tenía un regalo.
-Hijos...quiero volver a felicitaros y por ello os he comprado esto-Dijo entregándole un sobre a Zee-... son unos billetes de barco para ir a isla Koh Samet... es por vuestra luna de miel.
-Papá...es-esto es maravilloso, gracias.
-Siento que sea ahora, después de tanto tiempo pero bueno las cosas no estaban bien y no era el momento-explicó este—...disfrutarlo.
-Gracias, señor...es muy amable—dijo el omega abrazándose a su alfa.
Willy sonrió.
-Bueno...quiero muchos nietos y esa isla es un lugar idóneo para concebirlos...de hecho mi esposa y yo te concebim....
-Aaaah ..... para papá, por favor-le interrumpió Zee-...no necesitamos saber eso, gracias
-Pero hijo es una historia muy bonita, eres un aburrido.
Saint los miró y sonrió, realmente amaba pertenecer a esa familia y deseaba verlos siempre así de felices.
Tras arreglar el papeleo en la Universidad, la pareja hizo las maletas y se fueron encantados.
El lugar era muy hermoso y paradisíaco, un paraje perfecto para una pareja de enamorados.
Tras llegar a la habitación, ambos se tumbaron y se acurrucaron.
—Te amo, Saint
—Y yo te amo a ti.
Los arrumacos dieron paso a los besos y estos a las caricias.
—¿Estás cansado?—preguntó el alfa sintiendo el calor correrle por el cuerpo.
Saint negó sonriendo y lo miró con lascivia.
—Me muero por tenerte de nuevo gimiendo bajo de mi.
El omega entonces se subió encima de este y lo besó con hambre.
—No, nada de eso...está vez yo estaré encima...yo te cabalgaré—dijo este quitándose la camisa.
El alfa entonces bufó frenético, quitándose la suya también.
—Oh joder, eres tan jodidamente sexy, cariño....te deseo tanto.
—Prepárate mi alfa porque voy a llevarte al cielo—habló dominante el omega—… hoy serás mi rehén.
Zee se incorporó muy excitado y entonces atrapó con la boca, el colgante que pendía del cuello de Saint.
—Estoy deseándolo.
Luego de eso, el resto de la ropa de estos, salió por los aires acabando esparcida por la habitación del parador.
Saint estaba ya muy mojado y la polla sel alfa muy dura y deseosa de introducirse en el agujero de su esposo, por lo que sin más, el omega se sentó sobre esta hasta sentirse completamente llenado.
—Aaaaah...eres tan estrecho, cariño—gruñó Zee agarrándole de la cintura.
—Ooohhh....joder....aaaah....
Tras acomodarse, el omega comenzó a dar pequeños saltos sobre este haciéndolos jadear de placer.
—Ooooh cariño, eres increíble... siii...siiii...—gemía loco Zee bajo su omega.
—Mi alfa...mi alfa...dame más...más...
El ritmo de las penetraciones aumentó y entonces el nudo del alfa comenzó a hincharse, mientras que los intensos toques en la próstata de Saint, hicieron que este se corriese sobre el vientre del alfa.
Los colmillos de Zee crecieron y entonces el omega se dejó caer sobre pecho de este, acto seguido ladeó su cuello para que su alfa volviese a marcarle y reabrir la herida, mientras se corría en su interior.
Tras terminar y besarse nuevamente, Saint se bajó de su alfa y se tumbó a su lado.
—Joder cariño, eres un omega increíble...te amo.
—Y yo te amo a ti, mi alfa.
Agotados volvieron a acurrucarse en la cama y pocos minutos después se quedaron dormidos, ambos con una amplia y satisfecha sonrisa.
(...)
Cuando Zee se despertó, este miró a su lado y preocupado comprobó que su omega ya no estaba tumbado.
—¿Saint?—le llamó.
—Estoy aquí—dijo este en el balcón admirando el paisaje—… no quise despertarte.
—¿Estás bien, cariño?—le preguntó este notando su acongojada voz.
—Si, solo pensaba.
Zee entonces se levantó y rápidamente se le acercó por detrás y lo abrazó tiernamente.
—¿Y en qué pensabas?, ¿Puedo saberlo?
Saint sonrió tristemente.
—Es solo que estoy agradecido y muy feliz de que seas mi alfa...siento que no te merezco.
—¿Por que dices eso?
—Bueno, otro en tu lugar me abría lastimado o incluso abandonado pero tú en cambio has sido muy paciente conmigo a pesar de lo mal que te he tratado
El alfa sonrió y apretó el agarre.
—Eso es porque te amo muchísimo, cariño y además no quería perderte por nada del mundo.
—Si pero yo te hice mucho daño e incluso deseé que te pasase algo malo para que me dejases libre—dijo este rompiendo a llorar—....fui un omega horrible.
—Hey, hey—habló este girándolo y secándole las lágrimas con sus dedos—...tú no eras consciente de nada, no te tortures así....además eso ha quedado en el pasado y lo que importa es como eres ahora.
—Si pero...
—Pero nada, cariño... todo está bien, ¿De acuerdo?.
