─── 012. ECLIPSE.

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Capítulo doce:
AYÚDAME, PERRO.

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La intensa noche fue pasando poco a poco, entre las miradas matadoras de Edward, las sonrisitas que Jacob le regalaba a su impronta, Bella hablando hasta por los codos con la hibrida, y finalmente Persa, quien parecía harta queriéndose ir a dormir...

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La intensa noche fue pasando poco a poco, entre las miradas matadoras de Edward, las sonrisitas que Jacob le regalaba a su impronta, Bella hablando hasta por los codos con la hibrida, y finalmente Persa, quien parecía harta queriéndose ir a dormir lo antes posible.

Siendo liberada tiempo después, pasó la noche hablando con Jacob sobre su pasado, evitando la parte en la que los Vulturis la seguían buscando y que había sido capturada; eso era una historia diferente.

Jacob se levantó de la cama y Persa lo miró con el ceño fruncido, tanteando las colchas en busca del control remoto. Paro la película sin dejar de mirarlo.

—¿Qué ocurre?— pregunto la muchacha dejando el boul de palomitas en su mesa de luz.

—Tranquila, vampirita. Solo voy a buscar un vaso de agua— dijo avanzando hacia la puerta.

—Espera, lleva esto— comenzó a agarrar los envoltorios que habían en el piso. Paró y lo miro, estaba de brazos cruzados esperando a que le de las cosas. —Ayudame, perro— le reprendió la muchacha al ver que no ayudaba.

—No. Estoy bien aquí— dijo acomodándose en la pared arrugando su nariz.

Persa lo miró con una ceja alzada y se erguía en su lugar, se acercó Jacob con una sonrisa traviesa que fue repondida al instante mientras que él se incorporaba. Dejó caer todos los envoltorios a los pies de Jake para voltearse y lanzarse en su cama, escuchando como Jacob se agachaba a juntar el desastre.

Jacob bajó silenciosamente las escaleras de la mansión Cullen, tratando de ignorar el olor a vampiro que desprendía cada parte del lugar.

Llegó a la cocina y se dispuso a tirar en la basura todo lo que Persa le indico llevar, soltó un leve suspiro mientras se lavaba las manos; sin dejar de correr el agua, tomó un vaso y lo lleno.

Si no fuera hombre lobo y pudiese prever la presencia de alguien más, probablemente se habría llevado un susto de vida al ver como Edward estaba parado en la entrada de la habitación donde se cocinaba.

Jacob apretó sus dientes y trató de esquivar a Edward para encaminarse nuevamente a la habitación de su impronta, pero el vampiro no se lo permitió, colocándose delante de él impidiéndole el paso.

El hombre lobo respiro hondo, tratando de no perder el control, mientras que Edward lo miraba con autosuficiencia y aires de grandeza.

—Si le rompes el corazón...— advirtió en un murmuro Edward.

—¿Es en serio que quieres ser tú quien me de esta charla?— preguntó irónicamente Jacob. —Te recuerdo que fuiste quien dejó a Bella abandonada en el bosque— recordó el hombre lobo, señalándolo con un dedo en su pecho.

—No la metas en esto— contestó entre dientes. —No tienes una idea por el calvario que Persephone pasó— reprendió sin levantar su tono de voz, ambos hablando en susurros. —Y por eso es que te digo que si le rompes el corazón no seré el único que te arranque la cabeza.

Dicho esto, Edward se hizo hacia un costado, fulminándose ambos con la mirada mientras que Jacob soltaba un bufido sarcástico.
Comenzó a encaminarse a las escaleras hasta dar con la habitación de Persa.

Abrió la puerta lentamente, adentrándose con sumo cuidado; sonrió de lado al ver a Persa profundamente dormida entre las colchas en el medio de la gigante cama.

Al verla dormir tan plácidamente sentía como sus miserias y malos pensamientos se iban hacia el olvido, en ese momento, no le importaba nada.

Cerró la puerta lo más cuidadoso posible, sabía que Persa tenía un oído sobrenatural y no quería despertarla por ello. Se acercó a ella lentamente, sentándose en uno de los bordes de la cama y la contempló durante unos segundos.

—Si vas a querer dormir conmigo tendrás que dejar de acosarme— susurró Persa entre sueños.

Jacob rió levemente y se incorporó, ganándose que Persephone abra un ojo levemente para observar que iba a hacer.
El muchacho se quitó la remera y la dejo a los pies de la cama.

—No quiero sexo, tengo sueño— volvió a murmurar la muchacha.

El muchacho no pudo evitar imaginarse la imagen de Persa sobre el con su mejor cara de placer; negó levemente con su cabeza quitando los pensamientos indecentes.

Sacó las colchas y se acostó en la cama a un lado de la muchacha, quien había caído nuevamente dormida sin importarle lo que Jacob iba a hacer.

Sin darse cuenta, Persa apegó su cuerpo a él y Jake se durmió sin sentir como tenía a su impronta en sus brazos descansando en su pecho.






















































Capitulo medio corto, un extra por todo el apoyo que me dan. Pero hoy a la madrugada subo otro, LO PROMETO.



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$estoy gritando$

𝐏𝐄𝐑𝐒𝐀. [Jacob B. & Jasper H.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora