• Rebobinar III •

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(Octubre 16- 4013)

– ¿Pero que rayos estás haciendo? ¡Ni si quiera lleva una hora de nacido!

Kirishima peleaba por derribar la puerta del cuarto donde había sido encerrado unos días atrás, su esposa quien mantenía al pequeño bebé recién nacido lo miraba detrás del cristal

– No me importa

– ¡Hey! ¡No te lo lleves!, ¡por favor!

La castaña colocó a Eijirō en una máquina evaluando su estado de salud el cual era favorable, introdujo una gran aguja en la piel del menor extrayendo una muestra de su sangre  haciendo que llorara fuertemente

– ¡Basta lo lastimas!

Furukawa ignoró por completo al de ojos amapola posicionándose junto a un contenedor dónde mantenía una pequeña criatura infectada, estaba a punto de mezclar la sangre de su hijo con el gen fallido del virus cuando por error derramó el recipiente  sobre el pequeño nomu, la sangre baño por completo al espécimen haciendo que se retorciera y gimiera de dolor, la científica miraba estupefacta la reacción del animal hasta que éste dejó de moverse y la máquina a la que estaba conectado no marcaba más los signos de la misma

La doctora  intentó tocarla cuando esta regresó en vida haciendo que la máquina volviera a emitir sonido, lo que antes era una criatura inestable y agresiva ahora comenzaba a regresar lentamente a ser el pequeño ratón blanco que fué alguna vez, Furukawa irradiaba felicidad, tomó el pequeño roedor y corrió dónde su esposo

– ¡¿Lo viste?! ¡¿Lo viste Kirishima?!

El hombre no podía creerlo, ¿qué diablos había hecho esa mujer con su hijo?

– Este niño, con él podremos restaurar a los Nomus, solo tendremos que extraer grandes cantidades de eritrocitos y hacer transfusiones a los sujetos en cuestión, ¡el trabajo está hecho por sí solo!

– Ese niño es tú hijo, despierta por favor, esto no está bien, eres su madre debería importarte su bienestar ante todo

– No me importa lo que le pace, siempre y cuando sirva para restaurar lo que destruí, lastima que no quieras ayudarme

La ojiámbar se dió vuelta para tomar al bebé, quería llevarlo ante el gobierno y sus colegas, decir que la gran científica Furukawa Harui había conseguido la solución para restaurar la paz en la humanidad

Kirishima estaba furioso, no dejaría que ella lastimara a su pequeño hijo, logró safar la puerta y fué sobre su esposa.

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El pelinegro mantenía a su hijo recién nacido entre sus brazos, estaba temblando y gruesas lágrimas se derramaban de sus ojos, su esposa ahora estaba muerta, él la había matado.
Dejó a la mujer justo dónde él le había arrebatado la vida, el bebé estaba llorando así que lo acomodó mejor arrullandolo suavemente y cubriéndolo con su chaqueta, ya que el pobre infante carecía de alguna prenda

– Tranquilo, papá está contigo y mamá no podrá lastimarte nunca más

Colocó su mano en la suave mejilla del pequeño pelinegro, era una cosita tan pequeña, no pudo seguir evitando las lágrimas, de pronto su teléfono comenzó a sonar rompiendo el silencio que lo rodeaba, lo tomó con una mano y contestó

– ¡Kirishima! ¡¿Dónde estás?! Te he estado buscando, ¡están a punto de cerrar la entrada al Jawara y los últimos submarinos están llendose!

– Mei...la maté y-yo la maté

– ¿Qué? ¿De qué estás hablando?, Dime dónde estás, iré por tí

La chica de cabellos rosa coral fué escoltada por un par de soldados armados hasta donde Daikiō le había indicado, ella era importante para el gobierno debido a su alta tecnología por lo cual no dejarían que arriesgara su vida llendo sola trás su amigo

– Kirishima estoy aquí, que fué lo que- ¡oh mierda!

Los ojos dorados de la chica vieron con gran confusión a aquel hombre que consideraba su maestro y hermano, ya que el pelinegro estaba manchado en sangre que claramente no era suya mientras sostenía un bebé parado al lado del cuerpo inerte de la científica

– Yo no podía dejar que lastimara a Eijirō y la maté, maté a Harui

– H-Hey ésto, tiene arreglo, debemos irnos y as-

– No, tú eres la única persona en la que confío, Mei llévate a mi hijo, que nadie se entere quienes fueron sus padres y por favor cuídalo

– ¡¿Estás loco?! Tú vendrás  conmigo y lo cuidaras, así que deja de actuar de esta manera y vámonos

– Soy un asesino y soy culpable de todo, si yo hubiera actuado antes ésto nunca habría pasado

– Kirishima

– Toma ésto

El hombre extendió una USB a la mujer

– Léelo y prométeme que cuando te enteres de todo no entregarás a mi hijo

– Yo

La pelirrosada dirigió su mirada al pequeño ser que el azabache mantenía en sus brazos, era tan frágil e indefenso, tan parecido a su padre, de tan solo imaginar que resultara dañado algo dentro de ella se estrujaba impidiéndole respirar

– T-te lo prometo, cuidaré de él como si fuera mío, ¿pero tú?

– Yo no iré

El hombre sonrió tristemente, levantó a su pequeño y le dió un beso susurrándole un " Te amo" y dejándolo en brazos de su querida amiga

– Daikiō

Disparos se oyeron trás de ella y gritos de sus escoltas pidiéndole se diera prisa pues varios numus estaban intentando atacar lo que quedaba de la instalación

– Vete

– Te amo amigo

– Y yo a tí

Mei mantenía sus ojos llenos de lágrimas, subió rápido al deslizador aéreo apretando contra su pecho al pequeño pelinegro para nunca más volver a ver a Daikiō.

Mientras tanto aquel hombre que alguna vez fué plenamente feliz regresaba con el cuerpo de su esposa, se incó para tomarla entre sus brazos, estaba fría, sus ojos se inundaron en aquella agua salada que tanto detestaba

– Perdóname, no pude ayudarte, yo no pude ser el hombre que tú merecías

Sacó un encendedor de su bolsillo y lo dejó caer en la pila de hojas cerca de él, se abrazó fuertemente de su querida esposa y dejó que la llamas lo consumieran.

Pandemia [ Bakushima ]- En Edición-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora