CAPÍTULO 18

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Sesshomaru viajó a los estados unidos, rentó un apartamento y se la pasaba rechazando cada propuesta que la DEA le hacía para volver a trabajar en operaciones especiales. Totosai había sido informado sobre el rescate de Touga y que quien había organizado dicho operativo era nada más ni nada menos que Sesshomaru.
No quería tener nada que ver con la DEA, sabía que sus obligaciones tarde o temprano iban a interferir con sus sentimientos, eso sin contar con que al aceptar el trabajo, debía informar todo lo que sabía sobre la Miko y quería evitarse el interrogatorio. Seis meses habían pasado desde que la dejó en aquel viejo cobertizo en Colombia, seis meses desde que tuvo aquel sueño en donde Kagura le hacía ver sus sentimientos hacia la Miko pero de igual forma trataba de evitar ir a buscarla, sabía que había un único rancho que le quedaba; el Hakurei, pero seguía negándose a buscarla.
Había tomado la costumbre de leer, leía libros de todo tipo y tomaba café sin parar, trataba de mantener su mente ocupada en otra cosa que no fuera ella, trataba de no ver la tv para evitar alguna noticia que tuviera que ver con los cárteles de la droga, no quería preocupaciones.
Revisó la correspondencia y volvió a encontrar una carta de la oficina de Inteligencia de seguridad nacional donde se le requería para que rindiera declaración.
-Ay Jaken- bufó fastidiado. -¿Cuantas veces tengo que decirte que no?- se preguntó a si mismo sin despegar la vista del papel. Al leer la última línea frunció el entrecejo; "De no presentarse en las próximas 24 horas en la oficina de Inteligencia de seguridad nacional, se dictará orden de captura en su contra". Hizo una bolita con el papel y lo tiró a la basura.
Al día siguiente se presentó ante Jaken y negó saber el paradero de la Miko, aseguró que tenía conocimiento únicamente de los ranchos allanados y que después del día en que la dejó en Colombia, no volvió a saber de ella. En parte la información era cierta, no sabía nada de ella y sabía dónde encontrarla pero no se lo diría a la DEA, quería dejar todo atrás y olvidarse de la mujer que tanto daño le había hecho.

///////////////// (Rancho Hakurei) //////////////////

-Hola- saludó la joven al llegar al río y ver a su guardaespaldas sentado en una roca, estaba sin zapatos y tenía los pies sumergidos en el agua.
-Hola, ¿que haces aquí? Pensé que seguías durmiendo- dijo el platinado con una sonrisa forzada.
-Ya no quiero estar encerrada, quería salir a dar una vuelta- respondió la azabache sentándose al lado del joven.
-¿Te sientes mejor?- cuestionó sin mirarla.
-Supongo que si... No he de pasarme el resto de la vida en mi habitación ¿o si?- sonrió falsamente y el ojidorado suspiró.
-Aún no lo olvidas- susurró. -Tampoco yo he olvidado a mi hermosa Kikyo- se mordió el labio inferior para evitar que estos temblaran; cada vez que mencionaba su nombre, una sensación de vacío invadía su corazón y no podía evitar llorar por ella.
-Es diferente- aseguró la chica. -Ustedes se amaban y nosotros... Bueno, yo lo amaba pero él a mí no- lamentó en un suspiro.
-Todo fue mi culpa, yo no debí confiar en él, debí vigilarlo más y no dejarte ir sola con él a Colombia- masculló con el ceño fruncido.
-No fue tu culpa, yo no debí aceptarle nada en las Vegas aquella vez- introdujo sus pies al agua con los zapatos puestos y le sonrió. -Algún día nuestra suerte cambiará, Inuyasha- alentó. Él asintió y le sonrió, ella lo abrazó para luego volver juntos al rancho.
La Miko juró no volver a pensar en Sesshomaru, estaba dispuesta a cumplir con las palabras que le dijo una vez; " yo no te buscaré y tú no me buscarás", de querer encontrarlo, lo habría hecho hacía tiempo pero cumpliría con su parte y confiaba en que él no la buscaría con la DEA para apresarla y extraditarla. Le bastaba con que él no la haya matado en aquella ocasión cuando teniendola a su merced no lo hizo. Ella tampoco habría tenido el valor de matarlo aún sabiendo que era el asesino de su familia pues lo amaba.

(Un año después)

Tras haber pasado sus penas juntos; Inuyasha y la Miko habían iniciado una relación más cercana, el ojidorado le había pedido que fuera su novia y ella aceptó. No había entrega, viaje, ni negocio que no hicieran juntos, confiaban ciegamente el uno en el otro, se entendían con solo las miradas y si algo no les parecía respecto a un trato, solo asentían y empezaba la lluvia de plomo.
Inuyasha además de verla como novia, la seguía viendo como patrona, esto hacía que la viera y la tratara con respeto, a tal punto que nunca fue capaz de pedirle más allá de lo que ella le podía ofrecer. Ella por su parte, se sentía bien, pues el hecho de que Inuyasha no le pidiera tener sexo con él significaba que eso no era tan importante para él y que estaba dispuesto a esperar el tiempo que fuese necesario, las cosas iban en serio; a paso lento pero seguro.
-¿Te gusta este lugar?- preguntó Inuyasha mirando a su alrededor; la había llevado a cenar a un bonito restaurante, había replegado a sus hombres en los alrededores para evitar sorpresas, eso sin contar que había reservado solo para ellos el restaurante.
-Es muy hermoso- aceptó la joven con una sonrisa.
-Espero que te gusten los langostinos- dijo mirándola fijamente a los ojos.
-Se ven muy bien- afirmó sin dejar de verlo.
-No tanto como tú, mi amor- ambos rieron y él la tomó de la mano. -Te amo- confesó con una tierna mirada.
-Yo te amo mucho más Inuyasha- respondió ella mientras acariciaba con su mano libre la mejilla del platinado.
Luego de la cena y mientras degustaban unas copas de vino, el joven se animó a hablar. Infló su pecho, contuvo la respiración por unos segundos y exhaló lentamente por la boca.
-Kagome... Quie.. quiero decirte algo- titubeó nervioso.
-Claro, dime- cruzó las piernas y le sonrió.
-Bueno, lo que sucede es que... Quiero decirte que...- suspiró como si este acto le ayudara a deshacerse de sus miedos e inseguridades y mordió su labio inferior. -Kagome...yo no sé decir cosas bonitas, no soy alguien estudiado como tú, no soy de llevar flores, cartas, peluches, quizá hasta olvide las fechas importantes, soy un tipo torpe para eso, quizá hasta me puedas ver cómo alguien simplón pero... Yo te amo más que a mi vida, estoy dispuesto a darla si es necesario por ti, te has convertido en lo más hermoso que tengo y podré llegar a tener, eres la única persona en que confío plenamente y se que a penas llevamos 6 meses de novios pero te has clavado en lo más profundo de mi corazón... No se como decirlo de una manera bonita o romántica, créeme que hasta tuve que memorizar una especie de discurso cursi pero realmente me da vergüenza hablarte así pues... Tú sabes que yo no soy así... Así que te lo diré claramente... Kagome Higurashi, ¿te quieres casar conmigo?- la joven abrió los ojos como plato y parpadeó varias veces, se había quedado en shock tras aquella propuesta. -¿Hola, Sigues aquí?- cuestionó el ojidorado un tanto nervioso.
-Si- respondió la joven. -Si acepto casarme contigo- completó con una expresión nada acorde a la situación.

EL CÁRTEL DE LA MIKOWhere stories live. Discover now