Capítulo 23: Todos contra mí

44 5 9
                                    

-Siéntate Carlo -dijo mi madre señalando la banqueta que se encontraba bajo la mesa -hay mucho que contar.

-Pero antes, puedo preguntar por qué está éste señor aquí y, sobre todo, por qué lo conoces -le insistí indignado.

-No, ahora me toca a mí hablar. Es muy difícil de explicar, así que no lo hagas tú más aún. Al doctor Fernando -dijo señanlando al médico, ya sin comillas -lo conozco desde hace unos veinte años. -mientras yo calculaba los años que se había llevado con papá -Sí, lo conozco desde antes de tu padre, el cual ni siquiera es mi marido, él -señalando otra vez al dichoso doctor Fernando -es mi marido. Tu padre era su compañero en la carrera de medicina, cuando tuvieron que obtener su propio DNI, Fernando se dió cuenta que algo extraño ocurría en el ADN de tu padre. era algún tipo de malformación que desconocía. Por eso, se puso a investigar y decubrió que podía tratarse de una enfermedad, la cual si se propragaba podría acabar con toda la humanidad. Aunque no realmente no era tu padre el que la transmitiría, sino su descendiente, es decir, tú. Con lo cual, Fernando me propuso la idea de que yo tuviese un hijo con tu padre para que cuando nacieras, aletaríamos al mundo que estabas infectado y que podía transmitírsela a cualquiera. Para ese momento, Fernando ya habría dado con la cura de esa enfermedad y la venta de ella nos haría rico. El problema es que no todo salió como esperábamos. Tu padre, que estaba enamorado de verdad de mí, se dió cuenta que te estábamos utilizando para un experimento. Ese día fue cuando nos peleamos y se acabó marchando. Fernando, junto con su compañía, se encargó de que tu padre no te lo contara y lo secuestraron en la nave en la que tu estuviste hace poco. Lo utilizaban de conejillo de indias para tratar de encontrar de una vez por todas la cura definitiva. Lucía, la chica con la que salías, lo sabía todo desde un principio. Es más, es por eso por lo que empezó a salir contigo. No parecía muy convencida en salir contigo, pero tras la amenaza a su familia, no tardó en decir que sí. Además de ella, también había algunas personas siguiéndote para que no te escaparas. No teníamos ni idea de qué problemas podrías acarrear. Últimamente, todo se estaba poniendo cada vez más negro. Todavía no habías transmitido la enfermedad a nadie, aunque todo era cuestión de meses porque cuando tu cuerpo se hubiera desarrolado del todo, no tardarías en infectar a cualquiera que se antepusiera en tu camino. Por eso, decidimos secuestrate. No contábamos con que tu padre estaría allí para ayudarte, pero por eso mandamos a Lucía allí. Sabíamos que se te caería la baba por esa chica y serías capaz de hacer lo que fuese por ella. Aunque era hora de dejar a la chica en paz y que se enamorara de un chico en condiciones. Por eso, le dijimos que te contara su versión. Y tú, como buen niño de mamá, irías llorando a mamá porque una chica te había dicho la verdad a la cara. Después de ella, sólo te quedaba yo, vendrías a mí a llorar a mi hombro, como has hecho siempre durante toda tu vida, ya que no has sabido hacer otra cosa. Aunque bueno dejo de enrollarme porque ahora todo depende de tí. Tienes que decidir si prefieres ser el héroe de la humanidad y morir como un salvador, ya que será así como lo venderemos. Morirás sí, pero nosotros nos encargaresmo de que la imagen que tenga la gente de ti sea la mejor de todas. O puedes decidir seguir viviendo, sabiendo que nadie querrá acercarse a ti porque serás el infectado del mundo. Aunque pensándolo bien, creo que eso no variaría porque, de no ser por esta chica, a la cual nosotros obligamos, nadie se te habría acercado. Pero bueno, tú eliges. Y bien, Carlos, ¿quieres morir salvando a la humanidad?

La elecciónWhere stories live. Discover now