Capítulo 19: El final

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Creo que nunca me había dicho eso. Bueno sí, una vez, aunque después de que yo le preguntara qué cosa es me dijo que me quería y me dio una beso. No sé por qué pero esta vez no parecía que el resultado fuese a ser el mismo.

-Mira, no sé por dónde empezar ni cómo decírtelo pero lo que sí te pido es que no me interrumpas mientras te lo esté contando, porque sabes que me molesta -me dijo.

-Vale, adelante -le respondí mientras hacia una reverencia con el brazo para decirle sin palabras que empezara ya.

-Bueno, todo esto empezó dos o tres meses después de que empezáramos a salir de manera "oficial" -dijo poniendo las manos como comillas cuando pronunciaba oficial. -Tú ya te habías dado cuenta de que alguien no estaba siguiendo, aunque no me lo dijeras, lo notaba en ti. Así que un día llamaron a mi puerta y coincidió que estaba sola. Nunca suelo abrir, y menos cuando estoy sola. Pero esa vez era diferente, detrás de la mirilla había un hombre enchaquetado que me inspiró confianza. Al entrar me dijo, sin dejarme decir a mí una sola palabra. "Hola, vengo del centro de investigación especial, si confirma a alguien mi existencia y el haber estado aquí, usted y su familia estarán en peligro." Al principio, ni si quiera me lo creí, me pensaba que se trataba de una broma de cámara oculta, aunque cuando dijo lo de mi familia y peligro, la verdad es que sí lo tomé en serio. Yo, tratando de parecer lo más formal y educada posible, a pesar de que los nervios se estaban apoderando de mí cada vez más, le contesté: "De acuerdo, ¿en qué puedo ayudarle?" Luego dijo mi nombre y mis apellidos y me dijo que si esa era yo y yo pues no tuve más que decirle que sí. Después de confirmar que era yo a quien estaba buscando, me preguntó por ti, y le conté que estábamos saliendo. Me dijo que tuviera cuidado porque estabas infectado. Sí, lo siento por decírtelo de esa manera tan brusca, pero como te he dicho antes, no sé de qué manera te lo podía decir que no te doliera. Yo también me extrañé la primera vez que me lo dijo pero siguió dando datos, como la huida de tu padre, el nombre de tu madre y algunas cosas más que ahora no me acuerdo. Por eso, colaboré con ellos. No hice nada en especial, sólo me decían que necesitaban algunas cosas tuyas, como sudor, para poder conseguir tu ADN, y por eso hice lo de la sudadera roja. Tal vez, debería habértelo contando. Tal vez, no debería si quiera haber aceptado colaborar con ellos, pero sí es por algo por lo que lo hice, fue por ti. No quería que estuvieras en peligro y, tonta de mí, pensaba que ellos te protegerían. Y de verdad, que no tenía ni idea que te iban a secuestrar, y menos el día de nuestro aniversario. Cuando te secuestraron, pensé en que irían a por mí. Por eso, me escondí. Estuve como una semana por el bosque, yo sola con una mochila, con lo que sabes que odio a los bichos y la oscuridad. Pero eso, lo hice por tí, porque sabía dónde estarías y fui a buscarte a tu habitación, pero no te vi y fue a la mía. Enfádate o haz lo que quieras pero, no sé, me dijeron que la enfermedad que podías tener era contagioso y, quién sabe, acabar con toda la humanidad. Por eso y porque te quiero, lo he hecho. Si no me quieres creer, allá tú.

-¿Sabes qué? Estoy mareado y puede que me vaya a desmayar. Pero creo que hay lugares mejor donde desmayarse. Y sobre todo, en otros lugares pensarían primero en mí, me ayudarían y no lo harían por la humanidad, ni mucho menos. Lo siento si en algún momento hice o dije algo que te molesto, pero creo que este es el final. Y me duele, porque te quier... -no llegué a acabar "quiero" -quise como a nadie. Me hiciste la persona más feliz del mundo, pero, al igual que me hiciste la más feliz, me acabas de hacer la más triste. Bueno, me tengo que ir en busca de gente que me quiere de verdad -le dije mientras me acercaba para darle un abrazo que sentía, sentía de verdad. 

Aunque no lo viese, porque fui yo quien no quería que lo viera. Me marché llorando. Ese abrazo que le di fue como el significado de todo. Creo que nunca antes me había dado cuenta del valor de un simple abrazo. No tenía ganas de nada, sólo quería llegar a casa, tirarme en la cama y llorar. Con esa tristeza, puse rumbo a casa.

La elecciónWhere stories live. Discover now