Capítulo 5: Genio en el Paraíso

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El día comenzó con gran alboroto en los pasillos abarrotados de nerviosos estudiantes que corrían de un lado a otro a fin de llegar a tiempo a sus clases o exámenes. Contrario a lo que creían algunos de ellos, los catedráticos no serían para nada tolerantes con la impuntualidad y la desidia como alguna vez lo fueron los profesores en la escuela. La universidad no era compatible con la holgazanería, y si querías sobrevivir, debías aprender a reconsiderar tus prioridades. Aquí los exámenes no esperarían a que estuvieras listo para resolverlos.

     Dos estudiantes ya se encontraban camino a su salón para rendir su primer examen. Uno de ellos arrastraba los pies, tratando de no chocarse con nada ni con nadie. A diferencia de él, al otro se le veía fresco como siempre sin el más mínimo rastro de cansancio. Realmente no tenía ni idea de cómo hacía su amigo para estudiar toda la noche sin agotarse. Eran las ventajas de ser un genio, asumió.

     —Byeongkwan —dijo de pronto—, no estarás pensando en hacerte amigo del amigo de mi enemigo, ¿cierto?

     —Channie, es muy temprano para que me hables tan enredado.

     Como si lo hubiera invocado con esa pregunta, apareció en su ángulo de visión la persona que menos quería ver esa mañana que pintaba a ser linda hacía tan solo un minuto. Ahora, por obvias razones, su buen humor se acababa de suicidar.

     El tipo ese estaba ahí con su amigo del otro día, charlando de quién sabe qué, mientras buscaban en los casilleros el material correspondiente a su clase. A medida que Yuchan se acercaba, pudo escuchar parte de la conversación. Era transcendental averiguar la mayor cantidad de datos sobre su enemigo si quería planear un ataque limpio y preciso.

     —Hoy tenemos clase de ética; qué innecesario curso, diablos.

     —¿No hay una clase de carisma? La necesitas con urgencia.

     Donghun se giró en cámara lenta al reconocer la empalagosa voz perteneciente a su peor pesadilla hecha realidad. Por su lado, Byeongkwan divisó a Sehyoon y le regaló una sonrisa tímida con las manos juntas, como disculpándose por el hecho de que Yuchan estuviese molestando a su amigo tan temprano en la mañana. Sehyoon le devolvió la sonrisa, negando con la cabeza en silencio. El golpe de la puerta del casillero cerrándose con fuerza los hizo saltar a ambos. Donghun tendría que ser más cuidadoso si no quería deber dinero al estado por propiedad privada dañada.

     —No, pero sí hay una clase para aprender a cambiarse los pañales uno mismo.

     Sehyoon y Byeongkwan volvieron a mirarse y acordaron telepáticamente que debían conseguir cuanto antes una pizarra para llevar nota del score de cada ataque de sus amigos. Los días en la universidad nunca fueron tan divertidos.

     —No me quedo a discutir contigo porque en un rato tengo mi primer examen.

     —¿En serio? Te deseo suerte con las sumas y restas, mocoso.

     —Vamos, Byeongkwan, ya fue suficiente contaminación audiovisual por hoy.

     —Eso es un Kirby, ¿verdad? —preguntó Sehyoon, señalando el llavero en la mochila del chico de cabello grisáceo.

     —Sí, soy fanático de ellos —contestó, emocionado—. Tengo una colección enorme en mi habitación: peluches, libretas, cojines, lápices, ropa... Hasta tengo un diploma de miembro honorífico exclusivo de los miembros del club de fans.

     —Vaya, eso sí que suena interesante. Yo no soy tan fan como tú, pero tengo algunos en casa. Tengo un peluche morado, porque es mi color favorito.

La Némesis del ArcoírisWhere stories live. Discover now