Capítulo 3: Dos Genios de Mal Genio

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El cielo matutino con sus blancas nubes y un sol deslumbrante auguraba un buen inicio de semana. Una bandada de aves sobrevolaba el edificio, brindándole un efecto majestuoso con sus aleteos, y un canto que bien podría tranquilizar los nervios del momento. La ansiedad de cada primera vez es inevitable; después de todo, la primera impresión es siempre la que cuenta.

     —Muy buenos días a todos —expresó con una preciosa sonrisa que dejó suspirando a varios de los estudiantes del grupo—. Mi nombre es Park Junhee, presidente del comité universitario, y me honra darles la bienvenida a nuestra hermosa universidad. El día de hoy voy a ofrecerles un recorrido exhaustivo por las maravillosas instalaciones con las que contamos. Cualquier duda o consulta, pueden preguntarme con total confianza, estoy a su disposición en todo momento.

     Tras una breve reverencia, Junhee escoltó a los alumnos hacia el primer punto del recorrido: el complejo deportivo con las respectivas chanchas de fútbol, básquetbol, vóleibol y golf, así como la piscina olímpica y el gimnasio.

     —Comenzaremos por todo el primer piso, luego el segundo, y así sucesivamente. El tiempo nos quedaría corto si tratásemos de detenernos en cada ambiente, así que al final les entregaré un mapa para que puedan familiarizarse más rápidamente con cada lugar. No querrán llegar tarde a clases, ¿cierto?

     Todos echaron a reír, más que por la broma, por la cautivadora sonrisa del joven presidente. Y es que, si de motivación se trataba, ninguno de ellos se atrevería a siquiera pensar en dejar esa universidad, mientras ese perfecto hombre dirigiera el comité. Y los recorridos, claro.

     Rato después, ya se encontraban en la siguiente área, observando con mucha atención cada sitio que Junhee les señalaba junto a una breve descripción de las actividades que ahí se realizaban. Algunos alumnos le seguían el paso muy de cerca, mientras que otros se retrasaban un poco cada vez que se topaban con algo de su particular interés. Con mochila a cuestas, Yuchan aceleró el paso apenas hubo vislumbrado aquel extraordinario lugar que tanto anhelaba conocer, dejando atrás a un distraído Byeongkwan y desviándose del camino trazado por el presidente.

     —¡Ah, ahí está la biblioteca! —exclamó con evidente emoción—. Es mucho más hermosa de lo que se veía en internet.

     Majestuosa en tamaño se erguía la eminentísima Biblioteca de Letras y Humanidades de la universidad. Poseía un diseño geométrico simple con una especie de cúpula ligeramente curvada hacia el interior que representaba el principal atractivo de su arquitectura y creaba un perfil único fácilmente reconocible entre todos los edificios más emblemáticos de la ciudad. Las áreas de lectura se encontraban, principalmente, en el primer y segundo piso, con espacios abiertos de fácil acceso. Las salas de conferencias se ubicaban en la tercera planta, mientras que los pisos superiores ofrecían los servicios de multimedia y audiovisual. Por último, las azoteas contaban con terrazas que daban paso a una maravillosa vista a los alrededores.

     Su emoción no duró tanto como habría querido, pues se desilusionó grandemente al comprobar que no había forma de ingresar en ese momento debido al cambio de turno. Se tendría que quedar con las ganas hasta el día siguiente después de la presentación oficial programada en el auditorio principal, ya que el recorrido con el presidente aún tenía para rato.

     Cerca de ahí, dos amigos ya estaban bajando las escaleras con sus mochilas a cuestas, cotejando las preguntas del examen y comentando sobre la reciente clase.

     —El profesor Thorne tiene que estar demente si piensa que cinco mil es un número límite para el trabajo de la otra semana. El último que redacté superó las ocho mil, ¿sabes?

La Némesis del ArcoírisWhere stories live. Discover now