Capítulo 10: Genio que no Ve, Genio que no Siente

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El ambiente aún se mantenía cálido, y todos los participantes del concurso de canto se encontraban en pleno calentamiento de voz antes de iniciar la clase de esa tarde. A pesar de que en las primeras sesiones ya habían sido clasificados según rango vocal, al profesor Kwon le encantaba hacer combinaciones entre grupos a fin de innovar con perfectas armonizaciones de dúos y tríos. En definitiva, el instructor vocal estaba convencido de que sería bastante difícil para el jurado calificador determinar a un solo ganador.

     Sería totalmente hipócrita de su parte negar que el mocoso poseía una voz privilegiada. Si bien aún había ciertos detalles que necesitaba pulir, tanto sus graves como sus agudos eran casi impecables. El profesor Kwon siempre lo felicitaba después de cada interpretación, a lo que él respondía con aquella irritante sonrisa que lo hacía retorcerse de rabia.

     ¿Cuándo es que la gente se daría cuenta de los verdaderos colores de ese arrogante mocoso?

     Durante el pequeño receso, Donghun notó, de pronto, que una muchachita de larga cabellera teñida de rubio se acercaba al niño rico con toda la coquetería del mundo y obvias intenciones de conquistarlo. Su aspecto de muñequita de porcelana y su comportamiento y modales exagerados le pusieron los pelos de punta. De un momento a otro, se sintió sumamente irritado sin saber por qué y se acercó a ellos disimuladamente para espiar su conversación.

     —¿Puedo darte mi teléfono?

     —Claro —contestó animadamente, tendiéndole su iPhone—. Puedes grabar tu número si deseas.

     Después de registrar su número en el celular, la chica se fue de ahí feliz, casi saltando hasta reunirse con sus amigas que la felicitaron por su gran hazaña. Yuchan sonrió en su dirección y todas soltaron una risita chillona. Sin previo aviso, Donghun les lanzó una mirada feroz que las hizo temblar de miedo, y el otro chico frunció el ceño al no entender el cambio repentino en su actitud. Al percibir una presencia maligna detrás de sí, se giró y comprendió a la perfección lo que había sucedido. Rodó los ojos y lo enfrentó en voz baja para que nadie más los escuchara.

     —¿Podrías dejar de espantar a mis admiradoras con tu cara de psicópata?

     El aludido lo observó de pies a cabeza de forma despectiva. No entendía para nada qué de bueno podía tener ese mocoso insípido para atraer tanto la atención de las chicas. Es decir, en el viaje lo había visto muy de cerca —demasiado, para su gusto— y no era la gran cosa, ¿verdad? Ahora mismo que lo observaba de nuevo, volvía a constatar que tenía un rostro bastante común con ojos promedio, nariz promedio, labios promedio... Diablos, definitivamente las mujeres estaban locas.

     —Nací con esta cara, así que no me pidas demasiado —expuso Donghun, señalándose a sí mismo—. Más bien, deberías agradecerme que las ahuyente porque, si mal no recuerdo, dijiste que no te interesaban las relaciones.

     —Claro que no me interesan —confesó, bajando más la voz.

     —¿Por qué le sonreías tan estúpidamente a esa niña fresa entonces?

     —Te lo dije la vez pasada, ¿no? Soy amable con las chicas que se interesan en mí, y luego las rechazo con modales.

     —Eso les da falsas esperanzas, por si no te has dado cuenta. Además, ¿por qué hasta aceptaste su número telefónico? ¿Acaso vas a llamarla?

     —¿Te parece mejor que le diga directamente que no me gusta? —bufó indignado, cruzándose de brazos.

     —¡Por supuesto que sí! Al menos es lo que yo haría.

La Némesis del ArcoírisUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum