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Después de dejar a la linda Elimar en su casa había manejado a la mía, decir que me sorprendí al ver aparcado en el garaje de la casa un camaro negro del año, sería poco. Solo conozco a una persona en la familia que tiene ese peculiar gusto por dichos autos, al igual que yo, y no es precisamente que su visita me alegre.

Me molesta en gran manera que no se hagan las cosas conforme se ha planteado, me molesta su osadía al estar en mi casa, se suponía que no aparecería hasta que dicha persona recordara lo que pasó en el campamento y el motivo por el cual la había llevado a dicho lugar.

Pero no, él no pudo esperar unos días o quizá máximo unas semanas más y ver el resultado de nuestros planes, y ahora debo soportar sus aires de superioridad que no posee.

Apago el auto y me dirijo dentro de la casa, mi madre esta en la sala de entrada con sus piernas cruzadas, sentada en uno de los sofás, al escuchar la puerta abrirse rápidamente se levanta y se encamina a nuestro encuentro.

- Niños.- nos dice y nos ve a los tres a los ojos, su mirada se detiene en Soar.- ¿Qué te ha pasado en el cuello? ¿Por qué tienes sangre en la blusa?- giro mi rostro para ver a la chica y hasta el momento es que noto que Elimar no fue la única en sangrar, al parecer le abrió el cuero cabelludo al momento de estrellar su cabeza en el pavimento, sin mencionar los arañazos que tiene en el cuello.

- Se fue a los golpes con Elimar.- informo al ver que ella baja la mirada y no responde a mi mamá.

La boca de mi madre se abre formando una " o " debido a la sorpresa de la información.

-¿Pero que se te ha cruzado por la cabeza al agredir a Elimar? Tú sabes quién es ella, no puedes agredir a la familia.- mi mamá no le grita, es más habla con tranquilidad, pero con esa autoridad que siempre la caracterizado.- Ella es a quien quiere Rick por mujer.

- Me alteró su altanería madre.- responde Elimar en su defensa.

- Creo que no estamos hablando de la misma persona querida.- le responde acariciando su rostro.- La Elimar que conozco no es una altanera.

Soar no responde nada y se limita a ver a otro lado, Markiam como siempre solo habla cuando es necesario y se va directo a su habitación, siempre he admirado su capacidad de ignorar las situaciones graves o hacer que le importa un bledo lo que pasa a su alrededor. Estoy seguro que si él no fuese una persona de nuestra clase sería uno de los primeros en repudiarnos, Markiam anhela normalidad y tranquilidad pero lamentablemente siendo uno de los nuestros es algo que nunca tendrá.

- Vi un camaro estacionado en el- - mi mamá no me deja terminar de hablar.

- Ni te lo imaginas, las cosas van más rápido que la ultima vez. -

- ¿A qué te refieres? - la verdad es que tengo una idea de por donde va el asunto.

- Carlo Bustielli ha llegado. - en los ojos de mi madre veo la intranquilidad que ése nombre le causa - Se suponía que en unas semanas llegaría, pero lo hizo ahora.

- Carlo - la voz de Soar suena entrecortada, no hay razón para que ella le tema pocas veces se han topado. - ¿Lle-llegó? - pregunta y noto que intenta no sonar nerviosa.

Eso es sospechoso.

- Así es.- confirma mi mamá.

- ¿No cambió su nombre? - pregunto.

- Al parecer no. - mi madre se sienta en un sofá y Soar y yo hacemos lo mismo. - Sigue conservando ésa identidad, ha dicho que la tendrá hasta que se aburra de ella. - lleva las manos a su regazo y añade. - Es una irresponsabilidad de su parte teniendo en cuenta quién es.-

No Tan Secreto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora