Capítulo Uno

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     Mis pies golpearon el árbol una vez más y cayó con un estruendo. Mis padres, los que nunca creyeron que eso fuera posible, se quedaron paralizados. El líder de los guerreros me miró con ojos entrecerrados, como si estuviera tratando de ver dentro de mí. Me paré derecha, con los hombros hacia atrás y la frente en alto. El líder hizo una seña con el brazo y el resto de los guerreros desaparecieron junto a mis padres y el Alfa, dejándonos solos. El aire alrededor se tornó pesado mientras el caminaba a mí alrededor. Me miró de arriba abajo, de un lado a otro y se detuvo a pocos pies de mí.

—Dime, ¿por qué quieres hacer esto?— dijo cruzando los brazos.

Mis palabras salieron libremente. Para muchos Cole McWilliams era el lobo más peligroso en la historia lobuna, por lo que era fácil sentirse intimidado, pero no me sentía así. Deseaba ser una guerrera tanto que ya lo visualizaba como mi líder.

—Quiero contribuir a esta sociedad. Quiero que todos esos casos sin resolver, todas esas familias esperando por algún tipo de justicia, tengan algún tipo de cierre—dije.

—Suena a algo personal— dijo. Caminó más y se puso una mano en su barbilla—. ¿Qué sucedió que te hizo querer esto tanto?

—Eso es algo que no pienso discutir. Mis motivaciones no tienen por qué tomarse en cuenta, son mis habilidades las que deben ser juzgadas.

—Lo que pasa es que no puedo tener a un guerrero cuya única meta sea eliminar a alguien en específico, por ejemplo a un Alfa— enarcó una ceja. Yo me reí.

—Oh, no, no, esto no tiene nada que ver con Keiro, somos amigos— niego con la cabeza— nunca le haría daño.

—Keiro Darinka es el futuro alfa, me refiero al alfa actual, alfa Noah Darinka.

—Es el padre de Keiro— dije tomando un respiro—. No tiene nada que ver conmigo. Bueno, sí, es mi Alfa, pero…

— ¿Entonces?— Frunció el ceño.

—Mi problema es con…con otras personas, pero nunca les haría daño, de eso se encargará el karma. Esto lo hago por mí, por nadie más, y espero que esa explicación sea lo suficiente para usted—dije y él tosió.

—Primero que nada, me quitas el usted. No soy ningún viejo, Dios santo—niega con la cabeza—. Segundo, tenemos algo más que discutir…

Se lo que viene. Él entrecerró los ojos y abrió la boca varias veces sin hablar, buscando las palabras correctas.

—Eres…— comenzó.

—Una chica— dije asintiendo.

—Entonces ya sabes lo que te voy a decir…

—Estoy preparada para el machismo, después de todo sería la primera mujer en convertirse en guerrera en la historia.

—Debes estar preparada para el discrimen, el machismo y los ataques, porque hay muchos que han amenazado con eliminar a cualquier mujer que se atreva a romper los estereotipos. Eso y el estar separada de otras chicas por mucho tiempo- porque serías la única mujer en un grupo de nueve hombres.

—Eso no me va a desalentar. Puedo con eso.

—Bien— sonrió— porque el permitirle a las chicas unirse va a sacarme de los pelos a mi esposa, que es por la que estoy haciendo esto— se puso serio—. Si fallas, no me estarás defraudando a mí- si no a todas las otras lobas con la esperanza de llegar a este punto.

— ¿Eso quiere decir que ya estoy adentro?—Dije con los ojos abiertos como platos.

—Eso tengo que discutirlo con el resto. Tendrás tu respuesta mañana a primera hora.

Alges: La GuerreraWhere stories live. Discover now