Capítulo Catorce

7K 565 45
                                    

     Brinqué hacia el otro lado de la cama cuando sentí las chispas en mi espalda.

—No me toques—le dije a Rowran.

Intenté agarrar mi camisa, pero él la lanzó hacia el otro lado de la habitación. Se acostó sobre la cama y miró alrededor como si esta no fuera su casa.

— ¿Te vas?—Preguntó. Sus ojos volvieron a mí sin expresión alguna.

—Sí—dije. La maleta de Cia estaba en la cama, a su lado y frente a mí, así que la abrí y me puse una de las camisas que había empacado. Rowran envió la maleta volando tras la primera camisa antes de que pudiera tomar unos pantalones. Rugí—. ¿Qué quieres?

—Que me permitas disculparme.

—Ya lo hiciste—. Me giré para ver si Cia tenía más ropa tirada, pero los brazos de Row se envolvieron a mí alrededor y terminé de espaldas en la cama. Entrecerré los ojos—. Suéltame.

—Cuando aceptes mis disculpas—dijo, sosteniendo mis manos sobre mi cabeza. Podía alejarlo con una patada, pero no estaba de humor como para seguir haciendo daño.

—Disculpas aceptadas.

Sus ojos se ampliaron y me soltó, pero no se alejó.

— ¿Así como así?—Dijo.

—Así como así—. Se inclinó para besarme, pero giré mi cabeza.

—Una reconciliación no es nada sin un beso.

—Nunca hable de una reconciliación. No estamos en una relación.

—Maddie…

—No. Aléjate—. Su aliento acarició mi mandíbula y besó suavemente—. No vas a seducirme para que…

—Hill, nos…—McWilliams se quedó paralizado en la puerta.

—No es lo que parece—dije.

— ¿Nos darías algo de privacidad?—Dijo Rowran.

—Yo, eh, Hill, nos vamos mañana a las ocho de la mañana—dijo McWilliams—. Tienes que recuperarte y Holloway quiere pasar algo de tiempo con su familia así que le permití una noche libre—. Se giró—. Te recuerdo que no puedes ser una bellator si estas embarazada.

—Yo no…—se fue, dejándome a mí con la boca abierta y a Rowran con una sonrisa malvada. Golpee su pecho y me alejé—. No te hagas ideas.

—Muchas cosas pueden pasar en una noche, Madison—dijo sonriéndome como si supiera algo que yo no.

—Puedes terminar muerto en una noche, Rowran—dije en su mismo tono. Miró a mis piernas desnudas.

—Si me piensas matar así, no tengo problema.

— ¡Fuera de la habitación!

—Es mi casa—dijo inclinándose sobre la cama.

—Y la mía—. Sus ojos se agrandaron y su boca se abrió en sorpresa.

—Eso significa que…

—No tientes tu suerte—dije apuntándole con un dedo—. Ahora sal que me tengo que vestir.

En vez de salir brincó, pero no dio un brinco de humano, no, brincó como un lobo haría y terminó encima de mí en el suelo. Mi cabeza golpeó el suelo y sentí como si miles de agujas me hincaban. Sus labios plantaron besos por todo mi rostro mientras yo gritaba- y no de placer.

— ¡No seas tan malditamente brusco!—Grité—. Eres un…—beso— idiota—, beso— no—, beso— te—, beso—, soporto—, beso—, grandísimo…—no beso. Subí la vista—. ¿Qué ya no hay más besos?

Alges: La GuerreraWhere stories live. Discover now