4. Sofía

8.7K 350 120
                                    

Sofia.

Matt me mira como si acabara de cometer un delito. He vuelto a rechazar tratar personalmente una victima de maltrato y violación. Prefiero que sea él quien la ayude en el proceso de sanación.

Al principio lo intenté, me sentaba a escuchar a esas mujeres y asentía incapaz de decir nada. Solo pensaba que Alex me había hecho lo mismo. Que yo había vivido el infierno y finalmente me había enamorado de mi verdugo. Una masoquista que no sé si ya llevaba dentro o es una parte que se ha formado a raíz de Alex. Alex no solo era un monstruo, ha creado uno dentro de mí.

Lo único que tengo claro es que no quiero que me hagan daño, que me lastimen y humillen como él lo hizo una vez. Es Solo pensar en Alex y se me ponen los pelos de punta.

—Tienes que intentarlo, Sofía.

Pongo los ojos en blanco, sé que Matt se está cansando de mis vaivenes. Pero no soy capaz de ello.

—Prefiero tratar a los maltratadores que a las víctimas.

—¿Por qué?

—Porque me veo reflejada en ellas, ¿que quieres? Que les acabe contando mis miserias. Qué cuando me digan que han amado a esa persona tan cruel les diga que las entiendo porque a mí me ha pasado lo mismo.

—Sofía, ¿te das cuenta? Alex te ha jodido tanto psicológicamente que todavía es dueño de tu mente.

—No me ataques, que yo no puedo controlar lo que siento.

—Lo que sientes no, pero ser realista y en vez de llamarlo amor. Llamarlo por su nombre: síndrome de Estocolmo. Ya está inventado, Sofi. Es una enfermedad y es lógico que tú lo hayas experimentado.

—No estoy de acuerdo.

Matt me mira frustrado. A punto de perder los papeles,  y yo me incorporo dispuesta a marcharme y no seguir discutiendo siempre sobre lo mismo.

—¿A dónde vas ahora?

—Paso de hablar siempre de esto...

—Mi novia dice estar enamorada de la persona que la secuestró y la violó, ¿cómo quieres que me sienta, Sofi?

—No he dicho que estuviera enamorada, que tal vez lo estuve... Pero Alex forma parte del pasado.

Matt se acerca hasta mí más calmado. Parece que ha envejecido mucho en estos minutos de tensión. Esto me hace pensar en la diferencia de edad que hay entre nosotros y en el fondo también me hace pensar que Alex también era mayor que yo en ese tiempo. Y a veces me pregunto, cómo habrá cambiado su aspecto.

No tengo a Alexander constantemente en mi cabeza, pero recuerdo el azul de sus ojos, su mirada severa. Recuerdo frases sueltas, alguna que otra amenaza. A veces viene a mi mente con los pocos buenos recuerdos que tengo de él. Otras veces ni siquiera recuerdo su rostro del todo. Solo su mirada, las pupilas de Alex me seguirán observando eternamente.

—Lo siento mucho, sé que te afecta hablar de ello. Pero creo que es necesario para terminar de sanar tus heridas.

Aprieto los labios, y asiento. Sé que en el fondo Matt tiene razón en todo lo que dice. Otras veces creo que solo me ve como un reto en nuestra profesión.

—Si Alex se apareciera para pedirme ayuda profesional yo se la brindaria.

Matt asiente levemente. Pero yo me he quedado con esa espina clavada. Es como un círculo vicioso entre los tres. Matt empeñado en hacer una mejor persona de mí, y yo pensando en hacer de Alex alguien mejor. Tal vez porque en el fondo me aterra la idea de que él le haga lo mismo a otra mujer.

—Si le ofreces una mano, tal vez le ponga una esposa para atarte a él. Eso es algo que tienes que tener claro.

—¿Qué hay del perdón? Todos nos equivocamos, aunque él haya sobre pasado los límites permitidos. Pero a veces siento que solo perdonando a Alex, seré capaz de olvidar y empezar de nuevo.

Matt vuelve a negar. ¿Por qué no perdonar? Antes no podía, pero creo que ha pasado el suficiente tiempo como para que mis heridas sanen, y que estoy lista para afrontar lo que podría venir.

—Además estuve con Mía y Damián, y me han dicho que él está en terapia.

—¿Volverías con él si te lo pide?

Me tenso, la pregunta no es fácil de contestar, a primeras diria que no por razones obvias. Pero una parte de mí, ansía ese encuentro con él, pero no sé si volvería. El temor a que Alex siga siendo el de siempre me bloquea.

—Por supuesto que no.

—No te creo...

Me apartarto de Matt, creo que cuanto antes terminemos con esta absurda conversación antes dejará de torturarse a sí mismo con los celos que siente.

—Me tengo que ir, he quedado con Alice y llego tarde.

Los ojos grises de Matt oscurecen, pero nada que ver con la sicópata mirada de Alexander.

—No me gusta que vivas con esa chica, nunca ha sido de mi agrado. Tiene mirada de perturbadora.

Pongo los ojos en blanco y suspiro con pesadez.

—Alice es normal, ves a gente perturbada por todos lados.

—¿Tú no se lo notas? Es como si escondieron algo...

—Claro, un alijo de marchaba que nos fumamos todas las noches antes de dormir... por favor, Matt. Es mi mejor amiga y es una chica de lo mas común.

—Discrepo, el tiempo me dará la razón, como siempre.

Asiento dandole la razón. Si él ve a Alice como una loca, ¿quién soy yo para contradecirle? Le doy un escaso beso para callarlo y cuando me dirijo a la puerta para marcharme su voz me detiene.

—Recuerda recoger la ropa para la fiesta.

Asiento.

Ya ni me acordaba de la quedada que habían organizado. Si no fuera por él y Alice, seguramente no me asomaria ni por casualidad.

Muchas veces siento que esas personas me juzgan. Me miran como si lo supieran todo de mí,  y en el fondo se burlan de la clase de persona que soy.

—Te quiero...

Salgo antes de tener que  contestar a Matt. Ni siquiera sé por qué sigue conmigo. No funcionamos como pareja, nunca estamos de acuerdo en nada, y lo único que siento por Matt es gratitud y admiración. Ni siquiera nos entendemos en la cama, casi siempre busco que me folle como lo hacia Alex, pero no soy capaz de pedírselo, seguramente se horrorizaria y me vería como lo que soy: una enferma.

El infierno Del Demonio (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora