Capítulo 11

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Jisoo no sabía qué hacer. Estaba entre la espada y la pared. Rosé y ella habían hablado sobre que, en algún momento, Jennie iba a querer huir, teniendo como única salida una petición para cambiar de dormitorio. La diferencia estaba en que no sólo estaba eso, sino que la abuela de Lisa, quien significaba todo para su mejor amiga, estaba perdiendo su batalla. Y sabía que Lisa quería ir cuanto antes.

Pidió al chofer que no detuviera el auto, simplemente llegarían y pedirían comida en el lugar favorito de Lisa y después llegarían al aeropuerto más cercano, pues en ese mismo momento iba a comprar dos boletos de avión que las llevasen a Bucheon. Advirtió a Rosé y le pidió que, si Jennie se iba a ir, al menos le ahorrara otra herida a Lisa y lo hiciera en ese mismo día o a la tarde siguiente.

Lisa estaba paralizada. Era como si no hubiese vida en su interior. Sus ojos no reflejaban vida. Una semana. En una semana Lisa había perdido su alma frente a su mejor amiga. Era extraño, doloroso incluso verla de esa manera: pasar de ser la mandona, ocurrente, estresante y divertida mejor amiga que le solía hacer bromas pesadas hasta hacerle gritar de risa. Jisoo hizo una cara de pena y tomó la mano de Lisa, mostrándole apoyo de alguna manera. Lisa por fin reaccionó, volteó para ver a Jisoo con los ojos completamente cristalizados, su labio inferior tiritaba, haciéndole saber a Jisoo que en cualquier momento iba a explotar. Jisoo tiró de la mano de Lisa para abrazarla, y Lisa perdió el control.

–Vamos a Bucheon, Liz. –musitó– Iremos a Bucheon y podrás estar con Dasol, Minnie y la abuela... –le habló suavemente, acariciando la espalda de la peligris. Y Lisa no podía estar más segura de que Jisoo era la mejor amiga del jodido universo. No podía hablar, así que simplemente abrazó aún más fuerte a la menor.

Jisoo sabía que el viaje iba a durar al menos tres horas más. Y el viaje de regreso iba a ser aún más jodido, pues tendrían que volver al día siguiente por la tarde si querían llegar a dormir al campus. Tendría que preparar algo bueno para Rosé cuando regresara.

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–Entiendo que quieras cambiarte de dormitorio, Jennie, pero aún es muy temprano para decidir este tipo de cosas. ¿No crees que deberías al menos intentar llevarte bien con tu compañera? –preguntaba la mujer frente a la pelirrosa.

–Es sólo que no me siento a gusto con ella. –mintió. La mujer asintió con la cabeza.

–Te propongo algo, Jennie –habló, colocando sus manos en el escritorio–: te daré tres semanas en otro dormitorio, y si quieres intentarlo de nuevo, podrás regresar a tu dormitorio original. ¿Te parece bien?

Jennie asintió, sonriente.

–Bien. Te asignaré un nuevo dormitorio con una nueva compañera –dijo, volteando hacia el monitor, tecleando con sus dedos. Un papel salió de la impresora y se lo tendió–. Dormitorio 205, es exactamente el mismo edificio, se encuentra en el piso dos en el cuarto cinco. No estoy segura de si tenga un baño compartido como tu anterior dormitorio.

–Muchas gracias. –dijo la chica, tomando el papel. La mujer sacó unas llaves y se las entregó. La castaña salió de la oficina, y en eso, la mujer recibió una llamada.

–Me debes una, Kang Seulgi. –advirtió la mujer a la chica del otro lado de la línea.

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Media hora antes de abordar, Jisoo decidió llamar a Rosé para explicarle de manera rápida lo que estaba sucediendo. Estaba algo nerviosa, pues ni siquiera se había despedido, por obvias razones. Simplemente se habían dado los buenos días y ya está, no se verían hasta la noche siguiente para dormir o el lunes para despertar. La mayor contestó la llamada con dulzura.

Scars - JenlisaOn viuen les histories. Descobreix ara