7

1.2K 178 131
                                    

Farey

A mis cortos veintiún años nunca pensé que vivirá para contar lo que estaba viviendo, lo que sentiría cuando esos dos cuerpos se dieran vuelta y entre tantas personas me miraran fijamente.

Nuestras miradas se encuentran, se unen en una sola.
Todo a nuestro alrededor se detuvo, todo dejó de importarme.
Nunca en mi jodida existencia había sentido tantas cosas inexplicables, como lo estaba haciendo ahora. Dentro de mí podía sentir los gritos, la fuerza crecer en mi para moverme pero era todo interno, por fuera mi cuerpo estaba quieto, como momia o estatua, esos deliciosos olores estaban presentes colándose con demasiada intensidad por mi nariz.

Mis nervios se apoderaron de mí al ver como estos dos hombres comenzaron a caminar a paso lento, su dirección yo.

Estuve a punto de arrodillarme y agradecerle a los ángeles que Rydel apareció y tiró de mi brazos haciendo que diera pasos torpes, aún me sentía como flotando, mi mirada se dirigió a ella, mi mente volvió a funcionar pero aún estaba grabada su mirada en esta.

—¡Dios!, ¡Mira ese Liberia! —su voz sonaba emocionada y yo no tenía la mía para responder 

Mi mirada viajó más de una vez hacia ese el montón de gente buscando a esos dos cuerpos dueños de esos deliciosos olores que aún no desaparecen del aire.

No tengo la menor idea de cómo pero estaba corriendo, no literalmente, estaba realmente corriendo con Rydel hacia la bendita librería.
No me detuve hasta que estuvimos dentro y aún así busqué entre pasillos un lugar lejos de las ventanas.

—Mierda Fary, ¿qué pasa? —la voz de Rydel llegó a mis oídos pero simplemente la ignore—. ¡Farey para!

Tomo de mis hombros y me detuvo, estábamos casi al fondo de toda la librería, el bullicio de la gente no era muy notorio acá.

—Dios, ¿que te pasó? Estas como si hubieras visto a un dios mujer, ¿que has visto? —sus cejas se alzaron esperando mi respuesta 

—No lo sé... —mis ojos se clavaron en ella, mis piernas parecían gelatina así que no me importó mucho en donde estábamos y me senté en el suelo 

—Vale, respira y tranquilízate —la pelirroja se arrodilló mientras que con una de sus manos me hacía aire y si que me estaba faltando—. ¿Mejor?

Asenti, cerré mis ojos por unos segundos respirando profundo varias veces, necesitaba volver a controlar mi cuerpo.

—Ahora dime qué ha pasado, estás super agitada, tienes una cara de haber visto no sé qué —Rydel se sentó también en el suelo pero en frente mío

—Cuándo hemos llegado a la plaza, e olido un delicioso aroma a vainilla con lavanda, dios, era delicioso me dejé llevar como perro por ese olor pero también olí a café amargo, dios esos olores cegaron mi mente, es lo más delicioso que he olido en toda mi puta vida Rydel... —la miré directamente no quería que pensara que esto era un juego

—¿Y luego?...

—Vi a dos hombres, estaban a más de un metro de donde estaba no se como pero los vi, al principio estaban de espalda a mi pero cuando se dieron vuelta, me miraron a mí, con tanta fijación que comencé a sentir cosas... —no pude mantener mis ojos abiertos al mencionar eso, sus ojos clavados en mí aparecieron en mi mente 

Mis Elegidos | #VD1Where stories live. Discover now