Adarve

652 98 77
                                    

"Porque ahora puedes caminar tranquilo por ese  camino sobre el muro, alejado de quienes te encerraron y dispuesto a saltar hacia el otro lado, buscando anhelante, tu libertad"

Cuando Neito despertó, se sorprendió al ver a su hermanito acurrucado a su lado, con sus ondulados cabellos esparcidos en la almohada; con las sábanas hasta la nariz, usándolas como un escudo y su mano aferrada a él. 
A pesar de la sorpresa, sonrió con calma, al verlo bien, seguro, sin miedo y más importante junto a él. 

-Veo que ya despertaste, me alegro mucho- Izuku fue quien se dirigió primero, entrando a aquella zona segura que los dos hermanos Monoma habían creado en el cuarto de Hitoshi. Cuarto compartido,mientras se recuperaba de las heridas, ya que había que tener cuidado con las internas y el descanso del rubio.

-Pudieron despertarme para acompañarlos-

-No, tu debes descansar, aun no te recuperas- Le respondió el pelimorado, quien entraba con una carpeta.- Además, fue rápido, todas sus ropas y cuadernos estaban guardadas en cajas y maletas.-

-¿Eh? pero ¿Como?..no he pasado por casa esta semana...y Kei va a un Internado. Espera...Meilin-

-Así es- Sonrió el pecoso, mientras se sentaba a los pies de la cama- Cuando llegamos, pensamos en abrir la puerta a la fuerza, pero ella nos permitió entrar, también nos señaló que había guardados sus cosas valiosas.-

-Entonces... ¿Donde esta ella?-

-No quiso venir con nosotros- Una respuesta directa de Hitoshi, pero que esta vez tenía una ligera entonación diferente, como si supiera del dolor que aquella frase podía crear en el corazón de Neito.

-Ella...¿Dónde fue entonces?- Pregunto preocupado el rubio mayor. Su hermana era casi perfecta, según los estándares de sus padres, bella, inteligente, talentosa; pero su habilidad social era bastante deplorable. No estaba seguro si ella podía enfrentarse a la sociedad sola, ya que siempre que quiso ampliar su mundo, unas tijeras cortaban los hilos que había podido crear. 

-Realmente no lo sabemos- Contestó con precaución Izuku, mientras le pedía, con solo una mirada, que Shinso le entregará la carpeta a Monoma.-Solo nos pidió que te entregaremos esto y se marchó.

EL oji-plata lo recibió temeroso, no sabiendo si abrirlo en esos momentos o después, cuando estuviera solo. Aunque esa verde mirada le respondió aquella duda. 
Decidió guardarla para más tarde, leería los posibles papeles cuando Kei jugará en alguna parte de la casa o esa misma noche para no ser interrumpido por nadie, sabiendo que el dueño del cuarto no estari por ese fin de semana.

-Volveré temprano, lo prometo- Respondió Shinso, ante esa soledad oculta en los ojos plata, mientras se acercaba para unir las frentes y sentir al otro. Estaban vivos y con ello podían mantenerse bien.

-No...no los maten...por favor..yo....son mis padres-

Izuku sonrió con calma, observando el corazon lastimado, arrogante y lleno de bondad de su amigo. Ante el, solo era un niño pequeño con muchas heridas, pero que no perdía las esperanzas de que sus padres cambiaran, esperanzas que le recordaban cuando el creía en el amor de su padre biológico; para después caer de aquel sueño y golpearse tan fuerte que dejaba una cicatriz eterna en el corazón. Misma cicatriz que los volvía más fuerte,  así pensaba Izuku, con Neito completamente liberado de aquellas cadenas, seria mas fuerte, mas atrevido a actuar, más ideal ante la vida.

Sol NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora