Es curioso como muchas personas solo aprecian el atardecer y dejan de lado el amanecer. Después de todo, es más fácil lo primero y las personas siempre intentan realizar lo más fácil, que lastima, no saben lo maravilloso que podría ser el camino "difícil", y ver aquel sol imponiéndose en las sombras, escuchar los primeros aleteos y sentir la humedad de la tierra. Sin dudas, ver el amanecer era como un renacimiento, ya que te da a entender que siempre inicia algo cuando otra cosa acaba, que siempre puedes empezar de nuevo y que siempre hay otro día que lucha por ser mejor que el anterior.
Una enseñanza ligera, sin grandes detalles, solo la fe y confianza en las palabras de ese sujeto que te las menciono; y en el caso de Midoriya, otra enseñanza sincera de su amado "hermano".
Ahora mismo se encontraba sentado sobre la cama de su hermano, siendo abrazado por aquellas sabanas negras y siendo acariciado por los primero colores del día. Sin duda alguna, el amanecer era algo maravilloso, digno de compartir, pero ese día parecía una especie de prólogo negro.
-Conejito- Sintió como los labios del mayor besaban su cabeza y sus largos dedos cepillaban su enredadera verde- ¿Que te preocupa?-
-No lo sé. Es extraño- Y el joven peliverde agarro su pecho, arrugando la gran camisa de Takeshi que usaba como pijama.-Siento que va a llover, pero no con agua, ¿Me entiendes?-
La miraba sería de su hermano, demostraba estaba analizando lo que acaba de decir. Amaba eso de él. Nunca te miraba en bajo por la edad y se tomaba las cosas seriamente y con cuidado.-Creo poder entender, por eso mismo promete que hoy no harás una locura-
-Yo me porto bien.- Dijo mientras tenía un pequeño puchero, el cual era atrapado por los cálidos dedos del otro.-Oni-chan, suelta-
La risa del pelinegro empezó a sonar, suave y melodiosa, por lo menos así era a los oídos del menor.- Iré a bañarme. Si quieres duerme un rato más, después de todo es sábado y es muy temprano.-
-Esperaré que termines para poder despedirte-
-¿Que haré contigo mi conejito?- Y un suave beso en la nariz fue planteado, dejando las pecosas mejillas sonrojadas.
-¡Quererme!- Grito con entusiasmo Midoriya al verlo caminar en dirección al baño.
Cuando quedo solo, y el sonido de la ducha empezaba a unirse a los demás ruidos. Midoriya se levanto de la cama, en dirección al balcón, mirando nuevamente el cielo que estaba cambiando lentamente a azul.- ¿Ese niño estará bien?
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-¿¡Como es posible que tengas el descaró de mantener a ese estúpido gato en tu casa y no pagarme cuando corresponde!?- El grito retumbo por todo el departamento, llenando el lugar con un aire denso y que asfixiaba al pequeño pelilila que abraza a su gatita, mientras intentaba esconderse de esa mujer que alguna vez fue su madre.-Calma. Vas a asustar a los vecinos y...-
-¡No me importan tus vecinos! Hace dos meses que no me pagas y vengo por mi dinero-
-Solo me atrase un poco. Además no es justo que cada mes le aumentes el precio.
-¿No es justo? ¿Enserio? Lo injusto es tener que venir a esta pocilga y ver tu asquerosa cara. Maldigo el día en que te conocí.
-Eres increíble.- A pesar de los gritos, la expresión de su padre seguía igual, nunca lo oyó elevar la voz, pero esta misma, empezaba a sonar más ronca y profunda- Me estás chantajeado con quitarme a nuestro hijo y por eso te pago; para evitar que lo lleves a un orfanato. Porque ni siquiera eres capaz de velar por tu propio hijo.-
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Sol Negro
FanfictionÉl era una luz perdida entre las sombras Reto y petición. Basada en el One-shot de Villanos Portada a futuros cambios Advertencias: No me gusta el melodrama, pero si la tragedia en piezas. Parejas Homosexuales y Heterosexuales Muerte de personajes