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"Encontrarte jamás fue una casualidad"


Desde las almenas, los dos herederos menores del Clan Kim, observaban cómo el barco de su padrastro se destrozaba contra las rocas antes de que lo engulleran las olas.

Taehyung —susurró en voz baja la niña, como si estuviera contando un secreto—. No tendrás nada que ver con esto, ¿no?

Ella se colgó de su brazo y apoyó la cabeza en el hombro del alfa. Sus ojos destellaban duda. Taehyung se apresuró a negar repetidas veces sin despegar la vista del mar. Tragó saliva antes de decir:

—Claro que no.

—¿Y ahora? —preguntó Kim Haneul. Una fría brisa golpeaba sus rostros. El cabello largo de la omega flotaba en forma de ondas—. ¿Qué pasará con mamá?

Él volteó y tomó entre sus manos la pequeña cara de su hermana.

—Deja que yo me ocupe de ello, ¿si? —dijo con una sonrisa. Ella asintió. Te prometo que nosotros dos seremos quienes ocupen ese trono.

Él le dio un beso en la frente y se dio la vuelta para marcharse. En el camino, Taehyung se encontró con su mejor amigo, el futuro heredero del Clan Min.

—¿Ya te ibas?

Los ojos de Min Yoongi eran de un verde tan oscuro que casi parecían negros, y se fijaban en todo. Tenía más o menos la edad de Taehyung, pero no se parecían en nada. Taehyung era esbelto y Yoongi un poco más musculoso, él tenía el cabello rojo y Yoongi azabache, él era fuerte y rápido mientras que su mejor amigo era ágil y ligero.

—Ajá. Sé que no vienes a verme —dijo vacilón. Esbozó una sonrisa cuando el rostro de su amigo se tornaba de un color carmín—. No engañas a nadie, sé que estás aquí para ver a mi hermana, Yoongi.

—Eres un idiota —maldijo Yoongi sin mostrarse impresionado. Se cruzó de brazos y alzó una ceja. Taehyung carcajeó—. Al menos ahora no tengo que fingir.

Taehyung hizo un ademán para retirarse, sin embargo, volteó y dijo:

—¡Y también sé que no hay nadie mejor para ella que usted, mi Lord! ¡Tienen mis bendiciones!

Eventualmente su sonrisa se desvaneció, como siempre solía pasar.

Durante el largo camino de regreso al reino parecía hacer más frío, aunque el viento ya había cesado y el sol brillaba alto en el cielo. Escuchó como una voz le susurraba, era él. Era su lobo.

«Sabes muy bien lo que tenemos que hacer ahora. Recuerda que esto es por nosotros, Taehyung»

Ah, un recuerdo.

Incluso después de tanto tiempo Taehyung se preguntaba cómo era que podía seguir recordando incluso las cosas más insignificantes, cosas que prefería olvidar.

Parpadeó confundido, la persona frente a él lo miraba impaciente.

—Adelante, por favor. El príncipe lo espera en sus aposentos.

Taehyung hizo una reverencia y se irguió antes de atravesar las grandes puertas de madera. La habitación era cálida pero no estaba muy iluminada, por lo que Jungkook leía a la luz de una vela. Taehyung se arrodilló delante de él.

—De pie —dijo Jungkook—. ¿Te apetece una copa de vino?

—Como guste, Alteza.

La cara de Jungkook pareció transformarse al ver el rostro del hombre frente a él. Taehyung asumió que era porque lo había reconocido de aquel día en el bosque. El príncipe se removió incómodo en el asiento y el guardia a su lado pareció notarlo, puesto a que instintivamente llevó su mano derecha a la empuñadura de su espada. Jungkook puso una mano sobre la de Gadeok y lo miró, el alfa se relajó.

Empires |Taekook OmegaverseWhere stories live. Discover now