Epílogo

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— Kong tenemos una hija…. 

Ese susurro estaba tan cargado de sentimientos y emociones que a pesar de no mantener su lazo Kong oyó esa dulce voz, la dulce voz que tanto extrañaba. 

Después de ese día, el día que tuvo que decir adiós a Arthit las cosas para Kongphob no estaba marchando tan bien, su lobo se debilitó tanto que casi lo mata, con la ayuda de sus padres y su hermano logró recuperarse, aún así su lobo no volvía, ni mucho menos le hablaba hasta esa mañana. 

«Arthit, Arthit » gritaba emocionado 

Una gran sonrisa salió de los labios resecos de Kongphob, con las piernas un poco temblorosas se levantó de la cama y caminó hasta la salida de la mansión. 

Con su cuerpo un poco más fuerte se transformó en ese lobo café oscuro que hace mucho tiempo no había aparecido por lo que le dolió, aún así se adentró al bosque en busca de esa hermosa persona. 

Había pasado por muchas cosas mientras estuvo separado de su compañero, a decir verdad no quería romper el lazo con Arthit pero eran las reglas, él fue desterrado. 

Todos le dijeron que debía hacerlo, él también sentía lo mismo pero ¿por qué nadie le advirtió que dolería tanto? No solo era esa sensación de sentirse incompleto…era algo más profundo, que no tenía explicación. Sentía que no podía respirar por sí sólo, Arthit era como su aire, lo necesitaba…pero ya no estaba; nunca volvería. 

Sus noches eran interminables y sus días se volvieron aburridos… 

Lo único bueno que sacó de su época de dolor y sufrimiento fue la estrecha relación que formó con su padre.
Ya que Singto había experimentado en carne propia la misma tortura cuando se alejó de Krist.

Aunque la historia de sus padres era muy, pero muy diferente, ellos apoyaban a su hijo, en especial Krist que alentaba a Kong a seguir a su corazón. En el fondo su padre quería decirle a Kongphob sobre ese pequeño secreto pero prefería no presionarlo, solo esperaba que Kong se de cuenta de sus verdaderos sentimientos, antes de que sea demasiado tarde. Ya que las personas merecen una segunda oportunidad para enmendar los errores del pasado.

No te juzgaré o te dejaré de querer si decides buscar a…tu sabes quien. 

Eran las palabras que su papá repetía cada vez que terminaba llorando en su regazo por sentir de nuevo esa extraña sensación de dolor y miedo al no estar cerca de Arthit. 

Su corazón y su lobo lo amaban y no podía pasar toda una vida sin él. 

Mientras corre por el bosque sabe que no se equivocó al enamorarse y de entregarle su corazón a ese lindo desconocido. 

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