🍂 FIN 🍂

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—Abuelo por favor… —suplicó Arthit.

—¡Basta Arthit!

—¡No!...por favor, te lo pido,no le hagas daño a Kong.

Arthit estaba tratando de persuadir a su abuelo de no lastimar a la persona que se ganó su corazón, la única persona que lo hizo sentir amado.

—¿Kong? Te encariñaste con él, no es así.

El joven se queda callado, solo logra mirar a su abuelo, sin saber que responder.

—Nunca me dijiste que ibas a matarlo —pronuncia su nieto con los dientes apretados.

— Arthit, mi querido nieto ¿Entonces pensabas que lo iba a tener encerrado aquí, por siempre? Te lo dije, era el momento de mi venganza.

—Pero él no hizo nada abuelo.

— Arthit, nunca olvides lo que hizo su familia —dijo el abuelo con una mirada fría.

—Su familia, él no…

— Arthit no hagas que tus absurdos sentimientos te cieguen y no te dejen llegar al objetivo que teníamos planeado —dijo sereno el alfa.

—Tú no entiendes…

—Claro que lo entiendo, dejaste que sus dulces palabras te confundieran la cabeza — Tom caminó cerca de Arthit, estiró sus brazos y colocó cada mano en los hombros de su confundido nieto — Él no te quiere, solo quería tu lindo trasero.

—¡No es verdad!

—Traigan al prisionero.

—No…por favor  abuelo— susurró Arthit, sin resultado alguno.

En instantes, las grandes puertas de la habitación principal se abrieron de par en par dejando pasar a Kongphob, sujetado por dos hombres mucho más grandes que él y sin lugar a duda, armados hasta los dientes.

La mirada de Kong se mantenía en el suelo, todo era más interesante ahí abajo, la verdad no deseaba ver a las personas frente a él. En especial a una. A la única persona que se entregó ciegamente.

Kongphob pensó que aunque sea un poco desastroso podía ser feliz o encontrar el amor, en lugar de eso encontró una gran decepción.

Todos tenían razón ,era tonto e ingenuo que no iba a sobrevivir si seguía así…y sus duras palabras se volvieron realidad.

Ahora su futuro era incierto.

—Kong… —el pequeño murmullo casi insonoro llegó a sus oídos.
Lo cual hizo que su cabeza se levantara.

Al encontrarse con la mirada de Kongphob, Arthit pudo percibir todo el daño que le había causado a ese lindo alfa.

«Sus ojos ya no brillan por nosotros» logró decir su lobo con miedo y angustia de ser rechazado por su pareja.

Un escalofrío recorrió todo el cuerpo de Arthit ante la idea de ser rechazado por Kong.

—Kong es bueno, va perdonarme — pensó el gamma aferrándose a su última esperanza de no haber perdido el amor de su compañero.

Con todo el valor del mundo camino cerca de aquel alfa prisionero.

—Kong… —musitó, acercando sus manos a la persona parada frente a él.

Un gruñido fuerte y estrepitoso lo detuvo, al inicio pensó que se trataba de su abuelo pero su gran sorpresa fue que ese sonido fue producido por su persona especial.

Arthit un poco sorprendido y a la vez asustado se quedó parado a la mitad del camino, sin saber que hacer.

—Te lo dije — habló fuerte y con gran satisfacción Tom —Te dije, que tú amado Kongphob no te quería. Hasta la tela más blanca y delicada se daña si echas una gotita de colorante negro, Arthit.

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