2. Volviste.

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Ya habían pasado varias noches, pero yo no perdía la esperanza de que Damon volviera. Me quedaba despierta todo el tiempo posible, enserio lo quería ver.

Paso un mes y no volvió. Ya iba a volver a la normalidad, tal vez lo imagine pensaba para mi misma. Le conté a mis padres y amigos lo que había visto, mis padres creyeron que había creado a mi amigo imaginario y mis amigos se lo tomaron bien , éramos niños no era nada raro entre niños ver ese tipo de cosas, aunque claro, no falto el niño en decirme loca.

Una noche luego de que mamá me leyera mi libro, lo volví a ver.

—Creí que nunca se iría.

—¡Damon!

—No grites, si tus padres vienen estaré tentado a matarlos o a que me intercambien sus almas.

—¿Por qué te tardaste en venir?

—Soy un demonio importante, no es como que tenga mucho tiempo libre.

—¿Cuántos años tienes?

– 3125.

—¿Dónde vives?

—Donde quiera.

—¿Qué comes?

—Mmm... Lo que quiera, cuerpos y almas. Los cuerpos si son de niños mejor por que son más suaves.

—¿Me comerás? 

—Ya te dije que no.

Sonreí, Damon me resultaba increíble.

Pasamos toda la noche platicando y Damon me enseñaba sobre lo que es ser un demonio importante, todo era nuevo para mí; entonces le pregunte si es normal ver personas muertas.

—En un humano normal no. ¿Por qué preguntas eso?

—Por que cuando veo eso y le digo a mamá me dice que no puedo ver personas que ya murieron.

El silencio se hizo presente, no me resultaba incomodo y solo podía pensar en lo feliz que era porque Damon estuviera hablando conmigo ahí, sentados en el piso de mi habitación junto almohadas y peluches. 

—Oye, humana.

—¿Qué sucede?

—De casualidad, ¿vez personas con alas  blancas?

—Sip, igual personas con símbolos raros en diferentes partes de la piel como tú.

Damon

En ese momento me di cuenta de que la niña no tan solo podía ver demonios, si no también ángeles y muertos. Tal vez deidades.

—Oye, humana.

—¿Sabes? Yo sí tengo nombre.

Rodé los ojos.

Yo también tengo nombre, pero no te lo diré.

—¿Y cuál es? —pregunte desinteresado.

—Soy Allison.

—Muy bien, Allison. Tú...

—¿Sabes? No sé si los demonios lo hagan, pero... —bosteza— tengo micho sueño así que... —Al final la humana no soportó más y se quedo dormida en el piso.

No sé por qué, pero en ese momento levante con CUIDADO a la niña y la deje en su cama y hasta la tape. Definitivamente la niña no es normal. Tiene poderes o algo y he sido un pobre victima de eso.

Allison dice entre sueños mi nombre y sonrío sin darme cuenta. Tal vez no sea tan malo verla de vez en cuando.

—Descansa, humana.


El Demonio de mi CuartoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora