CAPÍTULO III: Chicos nuevos, sangre nueva

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No volví a cruzar palabra con Boris Kirsch en un par de días, lo evitaba. Llegaba tarde a clases de historia adrede para sentarme en otro pupitre, lejos de él. Me importaba un comino su presencia y realmente me valía madre la pena que me mostraban los demás.

Estábamos en plena clase de Historia; cuando de pronto por la puerta entró un joven alto esmirriado con cabellos castaños oscuros, tenía los mismo círculos negros bajo los ojos tal y como los míos, era más pálido que Boris y yo juntos, pero él era realmente hermoso como esas pinturas de hace cientos y cientos de años atrás, exactamente del siglo XVI. El chico me parecía familiar, tuve una escena retrospectiva en mi mente, era cuando a Skylar le clavaban los dientes en la garganta en aquella carretera de ¨Mane¨, sentía las arcadas subir por la garganta pero trague saliva y agite mi cabeza para quitarme aquel amargo recuerdo.

De todos a quien el extraño muchacho podía mirar, él me quedó observando con esos ojos color miel. Los recuerdos del accidente comenzaron a emerger... aquellos ojos brillantes, esos que me penetraban el alma. La profesora interrumpió la clase para darle la respectiva presentación.

-¡Muy bien, este es el nuevo alumno. Viene de intercambio denle un grato saludo a Allen Brice!.- El alzo una mano en señal de saludo hacia la clase; mire de reojo hacia Boris y él empalideció de repente.

"Qué demonios sucede"; me dije a mí misma.

Después que Allen Brice me mirara fugazmente, poso su mirada hacia Boris Kirsch y se me hizo extraño.

Había un cupo vació detrás de mí y mandaron al nuevo a sentarse allí. El camino hacia su lugar con una elegancia que ahora los muchachos no tenían, incomparable y sutil que dejo impactada a todas las chicas del salón.

La clase transcurrió con tranquilidad, ya solo faltaban quince minutos para que acabara la tortura de Historia y después podría largarme a la terraza de mi casa a seguir intoxicándome los pulmones con cigarrillos.

Sentí una palmadilla en mi hombro y volteé. Me encontré con la mirada de Allen Brice y me sonreía, sus dientes me daban escalofríos, eran tan perfectos que daban miedo.

-¿Hola, qué tal? ¿Te gustaría tomar conmigo un café después de clase?- Su chaqueta marrón y sus jeans me daban asco, era un presumido.

-¡Hola , déjame pensar.... Mmm... NO! - Giré mi cabeza y había sonado el timbre de la finalización de la clase. Tomé mis cosas y me dirigía hacia la puerta, pero alguien me cogió del hombro.

-¡Ya te dije que no saldría contigo! -Cuando me giré era Boris.

-¿Qué pasa? No te invite. - Él se mostraba confundido.

-¡Si ya lo sé! Pensé que era el nuevo, quiso invitarme un estúpido café; sé muy bien que fui porrista, pero no todas están disponibles, ¡Por dios!

-Necesitamos hablar Laura.- Él se veía muy nervioso, retorcía sus manos al hablar.

-¿De qué?, no me interesa, quiero intoxicarme los pulmones con nicotina, así que con tu permiso debo irme... - Fui grosera, lo sé. Traté de irme, pero no pude.

- Escucha, Allen no te dejará en paz hasta que tomes ese café con él. Necesitamos hablar, aquí viene. Te espero en tu taquilla. Compórtate normal. - Para mí era imposible "comportarme" normal.

-¿Cómo diantres sabes cuál es mi taquilla?- Protesté en voz alta.

-¿Que cómo sé? Te he estado vigilando Laura. - Mis ojos se abrieron como platillos y me quede estupefacta, pero pronto Boris se había ido.

Allen Brice había salido del aula y se dirigía hacia mí. Yo no espere, simplemente seguí mi camino hacia mi taquilla haciéndome la desentendida, pero él me jaló de la mano.

¿Por qué estaba tan solicitada? Era como si todos olieran que estaba "soltera y disponible", tal vez nunca había etiquetado la relación que tuve con Skylar y es porque él jamás dijo qué éramos, se me hacía muy cliché preguntar; "¿oye Skylar, qué somos?", ¿era muy necesario? Sí, estábamos saliendo. Sí, estábamos conociéndonos. Sí, hubo besos y todos lo sabían. ¿Qué tenían estos chicos? ¿Olfato de perro para la soltería femenina?

-¡Hola! - Me dijo - Sabes... nadie me ha rechazado un café, ¿no me vez? Soy perfecto y tú, también lo eres ¿qué tal si me das una oportunidad?- su sonrisa me perturbaba y su coqueteo incesante me revolvía el estómago.

- Acabas de tirar tu última oportunidad por la borda al decir que eres estúpidamente perfecto, ¿sabes qué?, ¡No lo eres! Ponte lentes de medida, quizá así puedas distinguir entre perfección -me señalé a mí misma - y mediocridad - lo señale a él y me largué de su vista.

No fue necesario voltear a verlo, sabía que lo había dejado estupefacto. Me fui con dirección hacia mi taquilla al encuentro de Boris.

-¿Y bien que deseas, Boris Kirsch?, tengo que irme y más vale que seas rápido en esto. No te preocupes, ya humille al nuevo.

-Tenemos que hablar y no aquí o ¿quieres que te recuerde a skylar? - ... skylar , skylar. Había retumbado su nombre en mi cabeza como alguna clase de eco en una cueva, como algún nombre sagrado impronunciable para mí, pero no para otros; de pronto mis ojos se aguaron.

- ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? ¡Por qué, tú no eres cualquier estudiante! ¿Qué es lo que realmente quieres? ¿Tan rápido te informaste en la biblioteca del accidente? - trague saliva al mismo tiempo que abría mi taquilla, no podía verlo a la cara, me había mencionado al amor que perdí y no podía enfrentarlo.

-Mi nombre es Boris Kirsch, ¡ya te lo dije! , y no soy quien tú crees.

- Sé cómo te llamas, no soy sorda, ni sufro de Alzheimer - Me paralicé cuando recordé las escenas del incidente. Los libros cayeron de mis manos y volteé a verlo a los ojos, las lágrimas desbordaban mis ojos.

-¡Maldición! Lo siento, sea lo que sea...Brice es un vampiro.

- Muy gracioso, ¿Tú también eres uno? ¡Ya se! Vuelan y toda la cosa ja, ja - Limpiaba mi ojos con la yema de mis dedos.

-¡No soy un vampiro!, quieres ponerme una cruz sobre mí o ¿qué te parece si me perforas con una estaca el corazón?

-Entonces, quién demonios eres. ¿Quien? y no seas estúpido los vampiros no existen, fui a terapia por muchos meses para olvidar esa alucinación. - Estaba comenzando a creerle, todo lo que creía haber visto era cierto.

-Ya te lo dije, he estado observándote, desde que sobreviviste del accidente.

- ¿Cómo?, pero dijeron que había sido un lobo que ataco a Sky... - No pude acabar de pronunciar su nombre, si lo hacía terminaría sollozando y probablemente tirada en sobre el piso.

-Mi plan es cazarlo y ese es Allen brice, más conocido como el "Señor de la noche, el no muerto", etc. o cómo quieras llamarlo.

Recogí del piso los libros que habían caído. Boris trató de ayudarme, pero lo aparte con el brazo.

Los libros ya se encontraban en la taquilla, me dediqué a cerrarla y solo atiné a decirle una cosa.

-Fue un lobo, fui a terapia, deberías ir tú también. Al igual que tú creía que había sido un vampiro; quizá eres uno de esos chicos obsesionados con hechos como esos, buscando en los periódicos ataques de animales extraños en la noche en medio de la carretera para saborear su afición a estúpidas leyendas urbanas.

Me di la vuelta pero de pronto recordé una cosa.

-No saldré con Allen Brice, porque mi corazón sigue con Skylar. - Él me miraba triste como si comprendiera mi dolor; pero, ¿qué iba a saber él de dolor?

Elegida para la eternidadKde žijí příběhy. Začni objevovat