Louis Tomlinson

51 4 0
                                    

La noche transcurrió entre risas y tonterías. Acabando la pizza. Permaneciendo sentados, con dos grandes copas de Coca-Cola y compenetrados. Por una vez parecía poder hablar con una persona sin necesidad de contarle cuanta droga he incautado, ni diciendo cómo me va el curso de armas de fuego. Me hacía sentir diferente el hablar con él. Podía sentirme libre, como siempre he querido ser pero por la terca autoridad de mis padres no he podido. Por lástima, a las 3 AM un bostezo traicionero escapó de mi boca.

-¿Tienes sueño?-Dijo en un susurro, sin darnos cuenta habíamos quedado muy cerca el uno del otro. Nuestras manos casi se rozaban sobre la corta mesa blanca que se interponía entre nosotros.

-Un poco...-Dije intentando evitar el bostezo que proseguía al primero. Fue casi imposible, así que acabé por soltarlo tapando con mi mano derecha mi boca.

-Vamos a dormir, mañana nos espera un día muy largo.-Sugirió, y para mi sorpresa, tomó mi mano ayudando a ponerme de pie. Volvimos a quedar a centímetros, olí esa colonia embriagadora que había olido en otras ocasiones desde la lejanía, pero ahora lo tenía justo delante. Levanté la mirada encontrándome con sus ojos observadores de cada una de mis expresiones. Aparté la mirada como malamente pude, pues quería seguir mirándolo. Me estaba volviendo loca. Me volví a repetir es un delincuente, no un amigo varias veces en mi interior. Desatinante.
En la habitación, una hora después.

-No quiero ponerme la esposa.-Pedí.-¿No me merezco otro voto de confianza?

-Lo siento. No quiero arriesgar.-Cerró la esposa en su mano derecha y después en mi mano izquierda. Llevábamos un largo rato evitando nuestras miradas. Me desconcertaba evitarlo, pues cuando el no se percataba yo lo miraba, deseando acariciar su hermosa tez. Me encantaría hacerlo y rozar con mis dedos esos mechones de cabello que caen frente a su cara. Agité mi cabeza mientras retiraba las sábanas de la cama. Nos acostamos, él mirando al techo y yo, hacia la pared. Sabía perfectamente que los dos permanecíamos con los ojos abiertos con la expectativa de que alguno de los dos hablara.

-Giannini...-Escuché decir con una voz ronca a Louis.

-Dime...-Susurré girando mi cuerpo para verlo.

-Tengo seis hermanos. Todos son menores que yo. Vivía en Doncaster, con mis padres. Era un gran estudiante con muy buenas notas en el conservatorio.-No entendía nada pero aún así seguí escuchando expectante.- No conocía a ninguno de los chicos, pero un día, me llamó a mí móvil alguien que aseguró conocer a mi familia, me dijo que mi madre estaba secuestrada y que debía conducir a las afueras con un camión repleto de droga si quería volver a verla con vida. Me pasé horas en el camión hasta llegar al destino, me esperaban dos hombres armados y los dos arrebataron contra mí. Juraban que yo era un secreta. Acabé con dos balazos, pierna y hombro, pero no fue un impedimento para mí. Descargué la mercancía justo delante de ellos y huí de nuevo a Doncaster. Soltaron a mi madre, pero después me querían a mí. Me metí en este mundo con el miedo a que alguno atreviera a tener crudas represarias contra ellos.-Un sollozo ahoga salió de su boca.-Mi familia piensa que estoy muerto, que mi cuerpo fue lanzado en el canal de La Mancha... Los extraño, pero si ahora decidiera volver, me matarían... A mí y a ellos.

-Lo... Lo siento...-Dije agarrando fuertemente la almohada con mis dedos, clavando las uñas hasta astillarme alguna.

-Quería que supieras que no soy un criminal, que no elegí esta vida... Y que no quiero que tu formes parte de esto.

Mi respiración desvaneció por unos segundos al igual que los latidos de mi corazón. Solo esperaba escuchar un "era mentira" como lo de mi abuela, pero no lo oí. También las lágrimas que empezaron a rodar por sus preciosas facciones demostraban que todo era verdad. No lo dudé y alargué mi mano a su cara para secarlas. Acaricié con la yema de mis dedos su cara intentando tranquilizarlo, recostada en mi costado y sin quitarle la vista de encima.

-Eres muy buena chica...-Susurró. - Y me lamenta pensar que todo esto te va a causar problemas.

-Bah...-Dije. Llevaba razón en lo que decía, pero no había vuelta a atrás.
Sin dudarlo, esa fue la noche en la que empecé a darme cuenta de que, desafortunadamente, me estaba enamorando de un delincuente.

More than just a thief.حيث تعيش القصص. اكتشف الآن