t r e i n t a y d o s

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De alguna manera, que Emilio no sabe explicar, terminó haciéndose más cercano a Joaquín luego de aquella fiesta. El primo de María eran bastante divertido y alegre, tenía una manera bastante curiosa de hablar y comportarse y siempre le ponía atención y se reía de sus chistes por más malos que fueran.

Esa clase de amistades eran las que Emilio quería conservar, porque a veces hacía chistes muy estúpidos y poco graciosos, pero igual Joaquín siempre estaba dispuesto a reírse.

—Emilio— el mencionado volteó a ver a Joaquín, quien puso en alto un libro. —¿Qué te parece este?

—¿De qué trata?— preguntó, tomando el libro de entre las manos de Joaquín, era de tapa dura, blanco y en la portada había un par de ojos azules junto al título, escrito en manúscrita.

—No lo sé— Joaquín tomó otros dos libros para revisar sus contenidos—. Pero el título es lindo, ¿No crees?

“El de los ojos bonitos”. Sí, era lindo. Emilio vio la portada una vez más, luego vio a Joaquín y se rio, atrayendo su atención.

—¿Qué?— preguntó él, medio sonriendo, medio confundido.

—Es que parece que el libro habla de ti— soltó Emilio mientras aún observaba la portada, Joaquín entonces tomó otro ejemplar del mismo libro y le dio la vuelta para ver de qué trataba.

—Trata sobre un adolescente al que desprecian porque es gay— recitó Joaquín, frunciendo los labios y luego dándole un golpe con el libro—. ¿Eso en qué se parece a mí?

—Hum, en una parte— para Emilio, y prácticamente para cualquier persona en su colonia, era obvio que Joaquín era distinto, su padre era quien más lo destacaba de hecho, cada vez que iba a visitarlo decía que era obvio que era gay.

Emilio no opinaba lo mismo, porque a fin de cuentas a él qué le importaba sí Joaquín era o no gay. Sin embargo, le gustaba bromear con eso.

—No soy gay, Emilio— a quien no le gustaba la broma era a Joaquín, quien regresó el libro a su lugar, repentinamente muy serio—. Sé que muchas personas se creen con el derecho de decir sí soy o no gay, pero ¿Qué crees? No lo soy, y aunque lo fuera, eso no les importa.

—Ya sé, sólo bromeaba— el tema de alguna forma los ponía incómodos entre ellos, porque aunque Emilio sabía que Joaquín no era gay, el hecho de que fuera bisexual no lo consolaba del todo.

No porque no le gustara la idea o porque tuviera algo en contra, sólo suponía que era normal, ya que no había tenido un amigo bisexual antes y no sabía cómo comportarse con él, tampoco es como que hubiera una manera específica de comportarse sólo... Bueno, le resultaba extraño, era nuevo en esas cosas.

Aunque había ocasiones en que su chiste sobre que Joaquín es gay lo salvaba de ciertos pensamientos, como en ese momento, que había dicho que parecía que el libro hablaba de él porque se llamaba “El de los ojos bonitos” y Emilio creía que Joaquín tenía unos ojos muy, muy bonitos. Pero claro, eso le revolvió el estómago, y se salvó haciendo el chiste otra vez, aún sabiendo que eso los pondría incómodos.

En esos días no entendía qué es lo que le pasaba con Joaquín, él le aceleraba el corazón y lo ponía nervioso, a veces creía que era porque le recordaba a como era María antes, pero Emilio ni siquiera se acordaba de María cuando estaba con Joaquín.

—¿Qué tal este?— Emilio volvió a mirar a Joaquín y él le mostró un libro que tenía de título “Jardín sin flores” y en la portada había un montón de flores, a pesar del título—. A mi mamá le gustan las flores.

Emilio buscó el libro en el estante, tomándolo para leer la contraportada y saber de qué se trataba. Hizo una mueca al terminar, sonaba demasiado triste.

El rey del anillo ⨾ EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora