d i e c i o c h o

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Acababa de terminar su clase de ese día cuando su teléfono comenzó a sonar. Ya su castigo había pasado a segundo plano así que pensó que podría llamar a Elaine, Nikolás o Andrés para salir a hacer algo, pero en la pantalla decía "Emilio" así que decidió ver qué necesitaba.

—¿Bueno?— del otro lado se escuchó una voz agitada y muchos gritos, algunos jadeos y todo indicaba que estaba en la calle y que no lo había escuchado así que Joaquín volvió a hablar—. ¿Bueno? ¿Emilio?

—Hola, ¿María?— la voz que le respondió no era del de cabello rizado, eso lo sorprendió pero hizo una especie de ajá con la boca para que la persona del otro lado supiera que estaba escuchándolo. —Soy Diego, eh, Diego Valdés.

—Ah, sí, hola.

—Mira, te llamo porque Emilio se va agarrar a putazos ahorita como en— el chico hizo una pausa, seguro para ver el reloj o la hora. —qué será, ¿Veinte minutos? No sé, me dijo que no te dijera porque querrías venir.

—Ajá.

—Y pues por eso te llamo.

—Mándame la ubicación— se levantó de la silla de su escritorio a una velocidad que ni él sabía que poseía, comenzó a meter sus cosas en su mochila sin molestarse en robarle una bolsa a su hermana—. Estaré allá lo más pronto posible.

Ni siquiera se cambió de ropa, llevaba una camisa negra con franjas verdes en las mangas que le quedaba de vestido, un pantalón que estaba roto de una rodilla y unos tenis blancos con cuadros negros, se veía de todo menos bien e igual salió corriendo en cuanto Diego le envió la dirección, que había resultado ser afuera de la prepa de Emilio, para variar.

Emilio era muy peleonero por naturaleza, aunque nunca llegaba hasta los golpes, las veces que llegaba hasta allá eran realmente serias y Joaquín quería estar presente para saber si tenía excusa o no, aunque no existía excusa para la violencia pero al menos quería estar con él en esos momentos. Era martes apenas y Emilio todas las semanas llegaba con algún reporte de la escuela, sus padres los ocultaban poco después pero eso no quería decir que no existieran, Joaquín le había hecho prometer que no se metería en más problemas por lo menos en dos semanas.

Y bueno, ahora estaba ahí, llegando a donde había una bola de adolescentes observando el punto de interés sin que la típica morra castrosa fuera a avisarle a los maestro de que habría pelea, o bueno, al menos no todavía.

Se abrió paso entre todos, perdiéndose en un mar de color negro, verde y algo de blanco, sólo esperaba que la bolita no estuviera demasiado cerrada para cuando llegara hasta Emilio. El de cabello rizado le daba la espalda para cuando llegó hasta el frente de la bola, para su desgracia sí estaba algo estrecha contra los peleadores, así que se acercó al centro, cerca de Emilio y comenzó a gritar que se hiciera hacia atrás.

No muchos le hicieron caso así que lo repitió y en ese momento Emilio se dio cuenta de que estaba ahí, pero no volteó a verlo, quizás sabiendo que iba a regañarlo. Aunque en ese momento en lo único en lo que Joaquín pensaba era en hacer que la multitud se hiciera para atrás, porque temía que a Emilio le diera un ataque.

—¿Qué estás haciendo?— Emilio lo miró durante un segundo, luego comenzó a buscar algo entre la multitud, Joaquín supuso que buscaba a Diego así que tomó su rostro con dos dedos y lo obligó a que lo mirara a los ojos—. Hey, te estoy hablando, ¿Qué crees que estás haciendo?

La bolita comenzó a murmurar cosas cuando los vieron cerca, algunos ya estaban exigiendo su pelea y otros decían que deberían avisarle a algún maestro, aunque por lo pronto nadie hacía nada. Todavía no se peleaban, porque la escuela estaba cerca y Joaquín había prácticamente volado para llegar a tiempo, antes de que le partieran su madre al dios griego que tenía enfrente.

El otro chico parecía divertido de verlo ahí, seguramente creyendo lo que muchos estúpidos creen "Mejor, voy a humillarlo frente a su novia", Joaquín no le prestó atención y volvió a mirar a Emilio, el cual estaba entre explicarle, lamerse los labios y mirar a la multitud.

—Voy a pelearme— murmuró al final, siendo lo suficientemente audible para que el menor entendiera.

—Vas a pelearte— Emilio asintió ante esta afirmación y Joaquín suspiró, miró a la multitud que seguía con los pensamientos divididos y luego regresó a ver los ojos del mayor. —¿Por qué?

—¿Eh?

—¿Por qué vas a pelearte?— el de cabello rizado pareció pensarse si decirle o no, Joaquín rodó los ojos. —O me dices porqué o te juro que te saco de aquí de las orejas.

Vio a Emilio dudar un poco más, para después suspirar.

—Le dije que llamara machorra a su madre— Joaquín ladeó la cabeza sin entender, Emilio se lamió los labios y volvió a hablar, con el enojo filtrándos por su voz—. Llamó machorra a mi primo, le dijo que sólo era una mujer que se vestía de hombre, que necesitaba que alguien se la cogiera para que dejara de pensar esas mamadas.

Fue en ese momento que notó a Diego al fondo, con un chico delgado que temblaba mientras se aferraba a él, tenía cierto parecido al mayor, miró a Emilio a los ojos y él asintió, volvió a mirar al chico y lo soltó.

No creía que todavía existiera gente así en el mundo, gente que se creía con el derecho de criticar a los demás sólo por cosas que no entienden o les dan miedo, aunque era prácticamente obvio porque vivían en México, era algo que no iba a desaparecer tan pronto y le dio algo de tristeza, el primo de Emilio se veía que no quería que él se metiera en problemas. Emilio movió la cabeza de un lado al otro, alborotando sus chinos y haciendo que alguien al fondo gritara "¡Sí se van a armar los chingadazos!".

—Mírame— Emilio le hizo caso, bajando ligeramente la cabeza para que sus ojos estuvieran al mismo nivel—. Pártele su madre.

Y el más alto le sonrió, asintiendo mientras se iba directamente hacia su rival, el cual ya estaba sonriendo de manera sarcástica y se preparaba para la pelea. Joaquín comenzó a rezar el dorime para que Emilio ganara y para que no se lastimara tanto.  Se distrajo un segundo y no vio quién dio el primer golpe, para cuando se dio cuenta ya había madrazo limpio por todos lados, el otro vato tenía un labio partido, a Emilio no podía verle la cara pero por los nudillos del otro supuso que también estaba sangrando.

Le dolía escuchar los golpes porque sabía que ambos iban a terminar mal, le afectaba más por Emilio que por el otro del cual ni el nombre sabía, pero aún así se quedó mirando, queriendo saber quién iba ganando y cuánto hielo necesitaría ponerle al de cabello rizado en la cara para que se curara. De repente Joaquín vio como Emilio flaqueaba un poco, ya lo tenía de frente y lo vio bajar la guardia demasiado ante un golpe en su estómago, el otro chico se dio un respiro mientras Emilio se reponía.

Tenía que hacer algo, no podía hacer nada pero tenía qué, así que hizo lo mejor que se le pudo ocurrir bajo presión. Gritó.

—¡Veme, Emi, veme!— el mencionado lo miró, como muchas otras personas presentes pero a Joaquín solamente le importó él. —¡Relájate! ¡No lo peles! ¡Lo acabas en fa!

El otro chico lo miró con una cara enojada, como si pretendiera irse a los golpes con Joaquín en lugar de Emilio, y él por un momento temió que fuera así pero recordó que lucía como una chica y que no se atrevería a hacerle nada así que le sonrió, mientras Emilio atrás se lanzaba a golpearlo de nuevo.

De hecho ya estaba ganando y todo habría sido perfecto de no ser porque en ese momento salió el director de la prepa, Joaquín se apresuró a separar a Emilio del otro vato cuando escuchó el grito lejano que decía "¡No mames! ¡El director!".

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Como que me encanta hacer que mis personajes se peleen, alv xd lo digo porque en mi fic Matiego, Thiago y Mateo casi se pelean y aquí Emilio se peleó con alguien 😅😂😂😂

Es que era por una buena causa, díganme ustedes sino, yo lo haría si una woman se mete con mi prima, porque con un vato él estaría en desventaja :v ¿Sí se compraron el calendario de Joaco? 👀 yo todavía no, pero si me lo voy a comprar, necesito ver que viene en noviembre 😍

En fin, espero que les gustara el capítulo y nos leemos el próximo viernes 💕

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El rey del anillo ⨾ EmiliacoWhere stories live. Discover now