“¿Por qué Megatronus?” preguntó. Había escuchado a Megatron responder esa misma pregunta antes, de diferentes formas. Ahora había mejorado y refinando sus ideas y su retórica. Orion Pax se dio cuenta de que estaba presenciando el surgimiento de un líder genuino…. pero, ¿de qué? ¿Y dónde lideraría?

“Asumí el nombre de uno de los Trece porque – aunque sólo uno de ellos se llamaba a sí mismo el Caído – todos cayeron en su misión original. Todos destruyeron su futuro, que es nuestro presente. Tomé ese nombre porque todos los principios en los que creo han caído. La libertad no tiene casta, así que hoy en día no hay lugar para ella en Cybertron. La historia pinta a algunos bots como malvados por hacer lo que ellos creían que estaba bien; si eso es lo que pasará conmigo, que así sea. Sólo puedo hacer lo que es correcto.” Megatron iba cambiando en ciclos las armas de su forma alterna mientras hablaba. En la periferia de la pantalla, Orion Pax podía ver a varios integrantes del círculo social de Megatron. Sólo conocía a dos de ellos, Soundwave y Shockwave. Soundwave tenía minicons, los cuales ponían a Orion Pax nervioso. Los minicons sólo le hacían pensar en vigilancia y traición. Shockwave era frío y formal, un científico dedicado, que no encajaba en la horda de seguidores de Megatron.

Con el simple hecho de que Shockwave estuviera allí, parecía que Megatron estaba comenzando a llevar a cabo su meta de unificar a castas diferentes. Científicos y trabajadores de metal – sin mencionar gladiadores – raramente se mezclaban, a menos que fuera para dar y recibir órdenes, y Orion Pax se dio cuenta de que esa relación estaba invertida allí. Megatron claramente era el que estaba a cargo.

“En los pozos de Kaon no existen las críticas,” continuó. “No hay sombras de gris, no hay distinciones claras. Ésas las encuentras en el Salón de Registros, quizás, pero no aquí. Aquí abajo tomas una decisión y te aferras a ella con cada átomo… o de lo contrario, mueres.”

Orion Pax miró a su alrededor. Estaba solo en el Salón de Registros, y había hecho lo posible para aislar este canal de los protocolos normales de transmisión de datos que se aplicaban al tráfico de información que salía y entraba del Salón. Aun así, trataba de no hablar tan alto. “¿De verdad crees que los Trece pensaban en sus acciones de esta forma?”

“Eso no es importante para mí,” dijo Megatron. “Megatronus ya se ha ido para siempre. Yo estoy aquí. Tú estás aquí. Lo que hacemos no depende de Megatronus, o de Liege Maximo, o de cualquier otro mito. Lo que hacemos depende de nosotros.”

“¿Quiénes son ‘nosotros’?” preguntó Orion Pax varios ciclos solares después.

“Cualquiera que desee serlo,” dijo Megatron con una sonrisa. “Cuando estás cambiando al mundo, no puedes elegir quiénes estarán de tu lado.”

“Entonces tienes seguidores en Kaon,” dijo Orion Pax. “¿Dónde más?”

“Ésa es la clase de pregunta que me haría un espía.”

“Si de verdad estuvieras preocupado por eso, hubiéramos dejado de hablar hace mucho.”

“Quizás sí, quizás no. Soundwave dice que debería estar preocupado de que tú me traiciones.” Megatron rió de nuevo. “Yo le respondo que si pensara que fueras a traicionarme, te llevaría a la arena y arreglaríamos las cosas como guerreros. ¿Pelearías contra mí por defender tus principios, bibliotecario? ¿Puedes hacer destacar tus principios de los míos?”

“Creo que puedo,” dijo Orion Pax. “Y pelearía contra cualquiera por defenderlos.”

Cuando lo dijo, se dio cuenta de que era verdad. Orion Pax siempre había sabido que había un mundo más amplio, más allá de los horizontes mundanos del trabajo que hacía y la casta a la que pertenecía. Escuchar a Megatron hablar había encendido un fuego dentro de él que no era de Megatron, sino de él mismo. Era como si su chispa nunca hubiera alcanzado su máximo brillo sino hasta que se encontrara con las ideas revolucionarias del gladiador.

Transformers: Exodus (Traducción al español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora