Capítulo 13

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“Al principio,” dijo Megatron, “yo no tenía un nombre.”

Hizo una pausa para que todos pudieran asimilar eso. No se escuchaba sonido alguno en la Cámara del Concejo.

“Ninguno de nosotros lo tuvo. En las minas y las fundidoras, nos comunicábamos los unos a los otros por firmas electrónicas. Nos referíamos a cada uno por funciones. Nos asignamos apodos. Yo era D-16, nombrado así por el sector de la mina en la que llevaba a cabo operaciones de demolición. Y entonces, de repente, vi mi primera oportunidad en los pozos gladiatorios.” Megatron se había dirigido exclusivamente al Concejo hasta aquí. Ahora había extendido un brazo hacia atrás y hacia arriba, señalando al grupo de bots industriales en el segundo balcón. “Fue entonces cuando aprendí cómo era la vida para las castas bajas, que ninguno de ustedes jamás se tomó un nanoklik en considerar. Cada cybertroniano en ese balcón ha visto personalmente a más cybertronianos morir que el resto de todos en esta tribuna. ¡Nuestras vidas no tienen valor!”

Su tono de voz se elevó hasta un grito en esta última oración. Reflexivamente, Halogen golpeó su mazo. “Hasta que,” Megatron dijo sobre el eco del golpe. “Hasta que decidimos que sí teníamos valor. Nosotros, los de las castas bajas. Nosotros, los bots que sufren en las fábricas y las industrias subterráneas, creando todas las cosas que ustedes disfrutan. Aprendimos que somos individuos al enfrentarnos los unos a los otros en los pozos gladiatorios de Slaughter City y Kaon, ¿y cómo supimos que éramos individuos?” Esperó un momento para que todos asimilaran esta pregunta. De nuevo, la Cámara estaba en completo silencio mientras la tribuna y el Concejo esperaban las siguientes palabras de Megatron.

“Supimos que éramos individuos porque mientras matábamos a nuestros oponentes en la arena, los vimos morir dándose cuenta de que ellos mismos eran individuos. Y nosotros también sabíamos que lo éramos. En la muerte, comprendimos la vida. Al ser la comodidad más inútil y desechable – un gladiador, cuyos restos son lanzados en una pila de chatarra para ser escogidas y descartadas, y las piezas útiles son vendidas a intermediarios de Iacon y Ciudad Cristal. – al ser desechables, descubrimos que teníamos valor. Algunos nos pagaban por lo que hacíamos. Algunos nos aclamaban cuando matábamos, y rugían con furia cuando moríamos.”

“Así que si nuestras vidas tenían valor alguno – incluso para otros tan inútiles como nosotros – entonces teníamos el derecho de tener un nombre,” concluyó Megatron. “Y así es como comenzó la secuencia de eventos que me llevaron a estar hoy aquí ante ustedes. A mi amigo Orion Pax, te agradezco por ayudar a que nuestra causa ganara tanta importancia; y al Alto Concejo, les agradezco por su tiempo y su atención.”

Y con ese final sorprendentemente conciliador – o así fue como lo sintió Orion Pax, en cualquier caso – Megatron se quedó en silencio, esperando preguntas. No se podía escuchar ninguna.

“¿De qué forma está usted relacionado a los bombardeos terroristas que se llevaron a cabo en Six Lasers y otros lugares hace algunos megaciclos?” preguntó Contrail.

“No tuve nada que ver con esas acciones,” respondió Megatron. “Un problema como este causa emociones intensas. Yo mismo me siento mal sobre lo que pasó. La diferencia entre aquellos que bombardearon Six Lasers y yo es que yo canalizo mis pasiones en una dirección que yo considero mejor para todos los cybertronianos. No autorizo cualquier acto que no proclame una nueva y mejor era para Cybertron.”

Sabias palabras, pensó Orion Pax. Recordó su conversación con Megatron en la cual él señalaba que la existencia de extremistas lo hacía ver prudente en comparación. Aquí estaba la prueba de que podía pararse frente al Alto Concejo y hacer declaraciones sobre el valor de la individualidad, mientras que los representantes de los Gremios se movían ruidosamente en las primeras filas del área del suelo.

Transformers: Exodus (Traducción al español)Where stories live. Discover now