—Tomen asiento —nos ofrece las sillas que están enfrente hacia él, él toma asiento en su silla y apoya su espalda en el respaldo, mientras nos ve fijamente. Su mirada no la aparta de mí.



Al sentarme veo una placa de cristal con un nombre y que al igual que en la puerta dice comandante Christopher Eubank, (así que ese es su nombre de pila)



—Y bien, ¿me puede decir que sucede con la señora Ana? —ese Mike siempre directo al grano.


—Claro, miré. Por donde empiezo —se pregunta así mismo, acaricia su barba pensando. —Verán la situación de la señora Jones es algo serio.


—¿Pero que no es solo cargos por agresión?


—No, me iré primero por el lado fácil —se apoya en sus codos en el escritorio, juntando sus manos. —No se si estaban enterados que había una demanda de desalojo de su vivienda y el banco asociado con ese embrague fue a tomar lo que le correspondía, pero la señora se puso agresiva y se fue a golpes hacia los licenciados que fueron, que era una mujer embarazada y un hombre algo ya mayor  el caso es que la demandaron aparte de los daños prejuicios por negarse a entregar la vivienda, se le agregó el cargo de agresión. —hace una pausa y exhala aire —Y eso no es todo, falta lo más difícil.


—¿Qué quiere decir?, sea directo por favor.


—Resulta que cuando ellos pusieron la denuncia mis oficiales fueron arrestarla, como iban con una demanda de desalojo podían entrar sin autorización, y en el lugar de los hechos se encontró droga —abro los ojos sorprendida, ¡oh Dios no!


—¿Me esta diciendo que le están agregando cargos a posición de drogas? —hace la pregunta Mike.


—Si y no, más bien tráfico de drogas.



Siento que me mareo, mi respiración se agita. Estoy entrando en pánico. No puede ser cierto, esto es una pesadilla, si eso debe ser una horrible pesadilla. Mike me voltea a ver y en sus ojos veo preocupación.



—Tranquila, todo se resolverá —toma mi mano y me da un apretón. Yo asiento.


—Disculpe por soltarlo así como así, solo hago mi trabajo y es informarles toda la situación. La señora Jones se negó diciendo que esa droga no era de ella, si no de su cónyuge, que en ese momento no se encontraba en el lugar de los hechos. Confesó que si las ingería pero que ella no traficaba con ellas.


—Si ella las consume, pero no creo que se dedique a venderlas, su pareja si lo hace y me consta porque yo lo llegué a ver en nuestro vecindario. —confieso.


—Bueno si es así como dice y podemos dar con él para comprobar que él es el traficante, eso podría ayudar a que disminuya la sentencia de la señora Jones.


—¿De cuánto estamos hablando?


—De 2 a 5 años, si no damos con él. Pero… —fija su vista en mí. —Si nos apuramos y damos con él en unos meses puede salir bajo fianza.


—¿Y cuánto sería? — preguntó.


—Entre 20 o 30 mil dólares.


—Eso es mucho —murmuró, ¿cómo le haré?, ¿de dónde sacaré el dinero? Los ahorros que tengo no son muchos.


—Aún no se preocupen por eso,  yo les haré saber con tiempo todo.


—Esta bien, por el momento ¿qué hay que hacer? —prosigue Mike —¿Se tiene que hacer una declaración o que procede?


—Así es, hay que declarar todo lo que sepan sobre ese hombre, hasta ahorita tenemos solo su nombre que nos dio su cónyuge. Richard Glass, cualquier cosa que tengan que decir en su contra nos servirá.


—¿Y cuando seria el día que nos tenemos que presentar, para declarar?


—El oficial a cargo de eso se los hará saber.


—Muy bien, ¿entonces sería todo?


—Por el momento sí.


—¿Y podemos verla? —volteo a ver a Mike cuando lo escucho preguntar.


—Si, solo que debe ser rápido. Ya que no es el horario de visitas... pero haré una excepción —cuando pronuncia lo último, me voltea a ver ¿por qué me ve tanto?

Una Luz En Mi Oscuridad (SIN CORREGIR)Where stories live. Discover now