XXXIV. Detalles finales

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"Es demasiado tarde para decidirme", le respondo. "En cada paso he tomado la decisión que he considerado correcta. Eso nos ha llevado a esta situación. A este lugar en el que estamos ahora. Eso es suficiente por el momento"

"Pero no lo es", insiste Morgan. "Tiene usted la oportunidad de detenerse por un minuto y pensar si lo que estamos por hacer es lo correcto. ¿Es lo correcto? Podría usted llamar a dos o tres personas y cancelarlo todo. Dejar que Laura y que Beatriz y que Griffin sigan adelante con lo suyo. Irnos y desaparecer. ¿Por qué no hacerlo?"

"Porque entonces, los lobos estarían dirigiendo la escena", contesto. "Y no estoy seguro de que me guste ese escenario", me volteo hacia Drakken. "Sigamos. Tenemos que llegar a la casa de William. Estamos justos de tiempo"

Entonces escucho un silbido. Sé exactamente lo que significa. Me arrodillo de inmediato y me cubro la cabeza.

Una granada explota a unos cuantos metros de mí. No sé cómo hizo Drakken, pero no me mata. Solamente me lanza hacia un lado. Caigo echado en el suelo. De inmediato trato de levantarme, pero una mano me detiene. Es Andy que se ha arrodillado junto a mí.

"Quédese en el suelo, señor", me dice. "Nosotros nos encargamos"

Escucho los disparos, escucho las coordinaciones entre Drakken y sus hombres, escucho a Morgan y a Ana cubriéndose detrás de un auto y disparando desde ahí. No puedo ver nada, porque Andy no me lo permite.

Por otro lado, escucho movimiento a lo lejos, pero no disparos.

Eso quiere decir que nos enfrentamos a vampiros. No a humanos. Los vampiros no usan armas de fuego.

"Oh, Erwin Martin", escucho una voz por encima de todos nosotros. Una voz que reconozco. Es Griffin De la Cruz. "He venido por ti"

Hay un silencio total. Mis mercenarios no están disparando. Morgan y Ana están mirando para arriba. Ni siquiera el viento se atreve a interrumpir a Griffin.

"¿Vas a esconderte detrás de estos finos guerreros?", pregunta el vampiro. "Tan típico de ti. Esconderte detrás de otros"

"Lo está provocando, señor", me dice Andy. "No se deje manipular"

No necesita decírmelo. Sé perfectamente qué es lo que está pasando. Conozco muy bien estas estrategias. También sé cuándo las debes aplicar: Cuando ya no te queda otra opción. Cuando ya estás en una situación bloqueada.

"Acaben con él", le digo a Andy.

Hay otro detalle que debo observar. Si Griffin está aquí, ¿qué fue de Roonie? El vampiro que me ayudó a escapar del sótano de Murphy debió de haber sido vencido. Ojalá no lo haya matado. Roonie me estaba comenzando a simpatizar.

De pronto Andy es elevado del suelo. Un vampiro, que no necesariamente es Griffin, lo ha levantado. El mercenario grita. Los demás disparan en esa dirección. Andy cae al suelo junto a mí. Rápidamente reviso que esté bien. Sigue vivo, aunque adolorido.

Segundos después Isla aterriza parada junto a mí. A apenas un par de metros.

"Oh, aquí está usted, señor Martin. Lo hemos estado buscando. ¿No es cierto, Griffin?"

Yo la miro desde el suelo. Sin quitarle la vista de encima busco con mi mano la pistola que Andy lleva en su cinturón. No la encuentro.

"Oh, no, no, no", me dice Isla arrodillándose frente a mí. "No queremos que se ensucie las manos. Podría hacerse daño"

Me coge del cuello y me levanta.

Quién hubiera dicho que Isla tenía un fetiche por ahorcar ejecutivos.

Veo que recibe un disparo por la espalda. Salta sangre que me cae en la ropa. No me molesta, porque respirar viene antes que preocupación por la apariencia física.

Entonces recuerdo que llevo un arma yo también. La tengo sujetada por mi cinturón atrás, en mi espalda, como un mafioso en una película de los años ochenta.

La saco y la pongo en la cara de Isla.

Coloco el cañón en su ojo.

Ella me mira, pero duda. No está segura de que sea capaz de jalar del gatillo.

Grave error.  Suyo.

Jalo el gatillo y la bala le explota dentro del cráneo de la vampira. Esto no es suficiente para matarla, pero es suficiente como para que me suelte y para que mis mercenarios terminen el trabajo.  Drakken le salta encima con una estaca de madera.

Su cuerpo se transforma en polvo.

Listo, ése fue el final de Isla De la Cruz.

Escucho un grito agudo. Más parecido al de un animal que al de un hombre. Es, pues, el grito de dolor de un vampiro. Miro para arriba y veo a Griffin que me señala. Está envuelto en sus ropas negras sueltas.

"Tú", me dice con voz susurrante. "¿Quién te has creído para detener el progreso? ¿Te atreves a matar a una de las mías?"

"Bueno, técnicamente la mató él...", señalo a Drakken que está arrodillado junto a los restos de Isla. Se le ve bastante orgulloso de lo que acaba de hacer.

Los vampiros de la calle AbastosWhere stories live. Discover now