.

245 9 2
                                    

Aunque en el momento que lo daba todo perdido, cuando dio por hecho que ya no volvería a ver la luz de otro día más, algo se interpuso entre él y el sol. Entreabriendo los ojos con dificultad, aún con la respiración agitada y en el mismo estado de desesperación, al abrir los ojos sintió como si la esperanza se hubiera materializado y venía a ayudarle. Lo primero que vio fue el rostro sumido en la contraluz  de una chica de grandes ojos verdes, brillantes que tomaron contacto con los suyos, por alguna razón sentía una gran tranquilidad, aunque seguía sin poder respirar ni vocalizar palabra.

-O-oye…. Oye, chico T-tranquilo ¿Vale? – le miró fijamente, no le conocía de nada sin embargo la preocupación estaba dibujada en su cara.

- ………………. – Cómo le hubiese gustado poder responderle, decirle tranquila no pasa nada, pero se estaba ahogando no sabía cuanto tiempo más podía aguantar a sí, sin embargo no podía apartar los ojos de los de ella, o de sus labios, preciosos, como esa extraña chica, ¿qué hará ella en un sitio tan apartado cómo aquel?.

- Esto es un ataque de ansiedad o de asma, esperemos que sea de ansiedad…-murmuró para si misma agarrando la mano de este.- Chico, escúchame atentamente cálmate, tienes que tranquilizarte sino esto seguirá a mas.

Él lo intentaba, cerró los ojos dejándose arrullar por la dulce voz de la chica misteriosa mientras ella le repetía “tranquilo, todo está bien, no pasa nada, respira despacio….despacio…”, en cuestión de unos minutos su pulso se había vuelto normal, su corazón aún latía un poco rápido pero ya podía respirar. Abrió los ojos y se incorporó notando aún como la muchacha le agarraba la mano con fuerza.

-E…Estoy bien…-esbozó una sonrisa para tranquilizarla ahora a ella.

- Que alivio –soltó un suspiro y a su vez la mano de este.-  Me alegro mucho.

-G-gracias, enserio –la miró ahora mas detalladamente ahora que podía y veía con total claridad , la chica era realmente bonita, de tez clara y pelo oscuro – Han sido los peores 15 minutos de mi vida- Acto seguido soltó una carcajada.

-Idiota, que susto me has dado…-sonrió colocándose una mano en el pecho-

- Me llamo Aizen, Aizen  García. –le dijo este, mirándole a los ojos, esos profundos ojos verdes que lo habían salvado.

-Encantada Aizen, Soy Tara Hernández  - ella extendió su mano y este se la estrechó, no se equivocaba él, su mano era cálida.

En ese momento un  Boxer apareció entre las flores saltando encima de Aizen lamiéndole toda la cara, dejándole bastantes babas.

-Eig….P.pero pero pero….-Aizen se echó hacía atrás mientras el perro le baboseaba moviendo su corta colita atigrada al igual que el resto del cuerpo menos la tripa y las patas por abajo. Precioso ejemplar de Boxer con las orejas largas.

-Eh Ron, estate quieto, -Ríe.- Eh alégrate, parece que le has caído bien –Proclamó Tara, la aparente dueña del perro. Eso puede explicar que hacía allí.

El Boxer había vuelto donde su dueña se mantenía ahora sentado a su lado, implacable como un centinela que protege el tesoro más preciado o a la persona más importante del mundo.

Tara llevaba el pelo enmarañado por el viento primaveral y con algún que otro pétalo de tulipán y polen. Sus ojos verdes como esmeraldas resplandecían con una fuerte inocencia bajo el sol. Aizen se sentía realmente estúpido, no podía dejar de mirarla disimuladamente, ella le hablaba y se reía, este se deleitaba con su presencia parecía hechizado, totalmente. Los ojos grises del muchacho buscaban consuelo en la mirada del peludo acompañante de Tara, esa chica le ponía muy nervioso, no podía evitar que sus mejillas se enrojecieran si  ambos ojos tomaban contacto.

          *             *                 *              *               *                  *             *

Aizen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora