Capítulo 4 : Lazos de Amistad

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Dos días habían pasado desde aquel incidente en el bosque y fue dos días después cuando las noticias le llegaron a Caroline. Toni había estado ese tiempo buscando las palabras adecuadas para contarle lo que había pasado ya que la conocía bien y sabía que ardería de ira y tomaría represalias y Toni esperaba que no fuesen contra él.

A las cinco de la tarde quedó con ella en una cafetería de la ciudad, en la calle mayor donde más gente había y más pasaría desapercibido ya que claro, era buscado por la policía por un par de robos. Pero gracias a Caroline había podido librarse debido a que su padre era abogado y uno de los mejores por cierto, pero aún así lo intentaban coger a toda costa por más incidentes.

Estaba disfrazado, llevaba una peluca de color marrón oscura que tapaba perfectamente su cabellera pelirroja, unas gafas de sol negras de marca y ropa de pijos, todo elegido y suministrado perfectamente por la pelirrosa, lo tenía todo controlado. Caroline iba con un alegre vestido de flores de colores que le llegaba por las rodillas a juego con unas sandalias planas de color negro. Llevaba el pelo suelto y sus ojos marrones y curiosos estaban clavados en los cristales tintados de las gafas de Toni.

-Hola Aaron, cuanto tiempo, ya pensaba que no vendrías – Caroline saludó a Toni con una amplia sonrisa indicándole que se sentara en la silla de enfrente.

- Lo siento, no encontraba aparcamiento Carol – le contestó este sentándose en la silla de metal. Estaban en la terraza de la cafetería Chers y Aaron era su nombre en "clave". Él se encontraba algo nervioso.

- Bueno, ¿qué quieres tomar? Yo invito – le dijo la pelirrosa con la misma sonrisa de antes. Esperaba buenas noticias.

-Em...una coca-cola estará bien, si. –sonrió jugando con sus dedos, hacía calor cada vez el verano estaba más cerca, el cielo estaba totalmente despejado.

Caroline asintió con la cabeza y alzó la mano cuando vio pasar cerca de ellos a una camarera. La chica tendría su misma edad, vestía con pantalones negros y una camisa azul lisa con el nombre de la cafetería atrás, era rubia de ojos marrones y llevaba su larga melena recogida en una pulcra cola de caballo. Enseguida se acercó a la mesa.

-Buenas tardes, ¿saben ya lo que quieren pedir? – les preguntó ella con buena cara y aire cantarín.

- Si, para mí un batido de chocolate con nata y para mi amigo una coca-cola, por favor – le contestó educadamente Carol.

La camarera asintió con una sonrisa después de apuntarlo en el comandero y se fue para dentro. Se había estado echando miraditas furtivas con Toni en esos momentos.

El gentío iba de un lado para otro absortos en sus propias conversaciones, de compras o sentados en las demás terrazas de los establecimientos agradecidos por el buen tiempo que estaba haciendo tras el duro invierno pasado. Todos se sentía un poco agotador aunque a su vez todos y digo absolutamente todos estaban llenos de energía, el sol realmente anima a las personas. La rubia no tardó en volver con una bandeja y en ella las bebidas y unas cuantas golosinas; chocolates variados. Era un pequeño regalo o bien una insinuación para Toni.

-Aquí tenéis, que os aproveche. – Sonrió y miró al chico de pelo oscuro y gafas de marca mientras jugaba con su coleta.

- Gracias –dijeron los dos al unimismo, acto seguido Caroline volvió a tener la palabra. - ¿Cuánto es?

- Dos setenta y cinto por favor. – Contestó la camarera un poco reacia al volverse hacia Carol, esperaba hablar con el chico. – Podéis pagar cuando terminéis, no te preocupes y no dudéis en llamarme si queréis algo más. – Esto último lo dijo mirando a Toni para luego guiñarle el ojo. Se alejó contoneando las caderas un tanto exageradas, la pelirrosa rió.

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