CAPITULO 6: Revelaciones, confidencias y acción.

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Los padres de Carol dieron una calurosa acogida a Tara, se notaba que se querían mucho y también querían a su hija. Toni se había ido, había vuelto a su casa, le había dejado una nota a la pelirrosa en la que le decía que volvía a su apartamento, tenía muchas cosas que hacer, asuntos que atender y que ya se pondría en contacto con ella. Carol no le dio mucha importancia, sabía como era Toni, un culo inquieto que no estaba mucho tiempo en un mismo sitio. Y en esos momentos agradeció que así fuera, necesitaba hablar con Tara.

La subió a su habitación, Ron se había quedado abajo con sus padres, lo estaban mimando y malcriando como tantas veces habían hecho con ella de pequeña. Ron no sintió peligro así que se mantuvo abajo, a la espera de ellas. La pelirrosa le dejó un pijama largo a Tara, esa tormenta que ahora descargaba sus miles y millones de gotas de agua contra la ciudad había refrescado el ambiente. Ella se puso otro de igual medida.

Las dos se sentaron en el suelo, encima de la alfombra blanca y suave que recubría el espacio de la habitación. Carol la miró a los ojos, pero ahora ya no mostraban oscuridad sino una luz radiante que dificultaba el contacto con otros ojos, pero Tara absorbió esa brillante luz en los suyos.

-Tara, tenemos que hablar, prométeme que serás franca conmigo, al igual que yo lo seré contigo -Su tono de voz era tan solemne que Tara solo pudo asentir con la cabeza sin apartar su mirada de la de su nueva amiga.

-Te lo prometo.

-¿Qué eres en realidad? - rápidamente añadió-No me malinterpretes, me refiero a que noto algo raro en ti, tú aura, hay magia que te envuelve.

Tara se puso pálida y tragó saliva con dificultad, ¿Acaso Carol sabía algo?

-A...a..¿A qué te refieres? -Tara se mordió el labio inferior con nerviosismo.

-Ya sabes a lo qué me refiero, has dicho que serías franca...-Suspiró apartando la mirada unos segundos y luego volvió a mirarla - Está bien, déjame empezar a mí, así luego te será más fácil.

La otra chica seguía sin caber en su asombro, el corazón le latía muy rápido, de impaciencia, de incertidumbre. Estaba sentada de rodillas frente a Carol, conteniendo la respiración para evitar que el ensordecedor sonido de su corazón le impidiera escuchar lo que ella le iba a decir.

-Desde hace muchas generaciones mi familia se ha encargado de proteger esta ciudad, estos montes, cada árbol, cada río...-hizo una pausa para darle más fuerza a lo que iba a decir ahora- A cada criatura que aquí habita. Hacía mucho que no se seguía la tradición hasta que hace unos años cuando fui a casa de mi abuela tras su muerte me legó unas cajas llenas de diarios, recipientes, utensilios extraños y consejos recopilados a lo largo de muchos años, casi desde el primer Arbor de la tierra. - Abrió la mano, la cerró en un puño y sin dejar de mirarla encima de dicha mano apareció un símbolo extraño que le subía por el brazo hasta entrelazarse con el lugar en el que estaba su corazón de color púrpura brillante. Sonrió.

Tara reconoció al instante el símbolo, el tatuaje que iba y venía al antojo de la pelirrosa. Era un guardián, ¡ella era un guardián! Siempre los guardianes habían estado muy unidos a la tierra mágica de donde ella venía. Se decía que el primer guardián fue fruto del amor de un Dios y un humano, para preservar la paz, para proteger a las criaturas mágicas y puras que el Dios Anuk siempre había amado y a los humanos que la Reina Lady Mirimar amaba a su vez. Hacía tanto tiempo que el nombre de los guardianes sagrados no se mencionaba que Tara había estado a punto de olvidarlo. Dentro del reino mágico dichos guardianes estaban al mismo nivel que los monarcas de DreamsMoon.

Tara no cabía en su asombro, instantáneamente aún de rodillas se inclinó hasta tocar el suelo con la cabeza en gesto de una profunda reverencia.

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⏰ Última actualización: Sep 27, 2020 ⏰

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