IV

270 40 7
                                    


Del día que nos conocimos hasta hoy... y nuestro futuro.


Odiaba las festividades. Odiaba la víspera de Navidad. Odiaba el hecho de no desfrutar sus días lejos de los ineptos estudiantes que atendía la mayor parte del año. Ellos podían holgazanear, recibir regalos o atascarse de comida, no que algunos no lo hicieran a diario; la imagen de Weasley cruzo su mente provocándole un malestar estomacal. En definitiva, su ahijado tendría que suministrar la suficiente comida en su hogar o el chico se comería a los elfos domésticos.

En realidad, no odiaba esas cosas, bueno lo de atascarse si, solo estaba cansado. Relleno su pluma con tinta roja y siguió calificando los exámenes de los terceros años, al menos ellos mostraban mejor avance que sus sextos años, la edad los estaba afectando: creían saberlo todo a esta altura que descuidaban muchas cosas. ¡Oh! pero cuando la víspera de exámenes finales llegara, su curso de estudios extracurriculares estaría lleno como todos los años.

Sacudió la cabeza, debería dejar que se hundieran en la desesperación para variar. Pero no, eran solo niños aún, Inexpertos e insolentes, pero niños al cabo.

Miro su despacho vacío antes de estirarse en la silla tronando todo su cuerpo, respiro profundo y regreso al trabajo.

El trazo de una T (Troll) se interrumpió con la perturbación de sus barreras. El único con permiso para atravesarlas ni siquiera debería estar en el colegio, quizás fue a darle su regalo de navidad personalmente o fue en el inútil intento de invitarlo a la cena de noche buena, no faltaba prácticamente nada para que esta diera inicio según el reloj.

Le restó importancia a los motivos ajenos y continúo calificando.

—Lo odio. ¡¡Simplemente lo odio!! Porque un tipo como él tenía que ser mi padre —bramo Harry entrando como un vendaval, azotando la puerta al cerrarla.

—Porque tu mamá lo decidió así —contesto el hombre sin mayor importancia, al final sabia el motivo." Se ha peleado con Potter"

—Sev esto es serio. El hombre no entiende razones, solo critica, habla y dicta esperando que todos lo acepten. Si no le gusta no se hace, si no abarca sus expectativas es un fracaso —la ira del chico lo sorprendió, pero no despego ojo de los pergaminos.

—Harry, los padres son así, pueden ser hirientes, pero solo hacen lo que creen mejor para sus hijos, aunque no sea así. Espera y veras como todo se soluciona, las peleas son muy comunes en esta etapa, tú lo sabes —intento consolar, no que fuera bueno en ello. Era cierto que las peleas con los padres eran comunes, pero James se estaba pasando con el ideal del "hijo perfecto" una reverenda estupidez.

Las peleas sobre sus decisiones y forma de ser no había más que aumentado el año pasado: el torneo de los tres magos se restauró para sorpresa de todos, con más reglas y medidas de seguridad, pero no dejaba de ser peligroso y a su criterio un suicidio.

Potter mayor y el pulgoso intentaron por todos los medios convencerlo a participar, ante la negativa del chico comentaron que si fuera un león no sería ni la mitad de cobarde como la serpiente que resulto ser. Por supuesto el enojo de Harry fue tal que no les dirigió ni la mirada durante más de un mes, tiempo que le costó a Lily y Remus obligarlos a disculparse.

—No esto sev. No esta vez... estaba muy enojado y... cruzo una línea que... yo no... yo no... —contradijo triste, su voz quebrándose al final. Eso encendió todas las alarmas de Severus.

Dejando pluma y pergamino se dispuso a averiguar qué tan fuerte habría sido dicha pelea para dejar así a Harry, alguien que en su mayoría solo refunfuñaba de todas sus peleas y muy, muy rara vez alguna desencadenó tal reacción. Pero no esperaba tal panorama que se le mostraba enfrente.

—Harry... ¿Qué fue lo que ...? —pregunto sin aliento. Su estupor duro lo que sus labios en formular la pregunta. En cuestión de segundos estaba frente al chico que mantenía la cabeza gacha y los ojos fijos al suelo.

Dudo, dudo mucho en atreverse a tocarlo, temía que con su toque lo rompiera más de lo que parecía estarlo. Para Harry fue todo lo contrario de esos pensamientos, fue como un salvavidas, un suave y reconfortante toque que solo esas grandes manos podían brindarle.

Tomo su mentón con dos dedos para verlo mejor, Harry apenas lo veía frente a él. Un quejido de dolor salió del adolescente con el rose de su pulgar: el labio inferior estaba inflamado, cubierto de una capa de sangre seca, casi llegando a una tonalidad lila. Siguió la caricia por la mejilla roja y caliente, la inconfundible marca de una mano sobre ella mostraba claramente cuatro dedos.

Tenía cortes sobre la nariz y mejilla derecha, noto por primera vez la ausencia de anteojos y los ojos inyectados en sangre. Analizo el resto de su cuerpo, ropa mojada estirada y arrugada por el cuello, mangas sucias por el torpe intentó de limpiar nariz y labio. Frunció el ceño viendo detenidamente el firme agarre que ejercía una mano sobre la muñeca contraria.

—¿Qué hizo ese animal? —pregunto ahora seguro de lo sucedido. Odio ydolor jurado en cada silaba hacia el responsable.




Siento que quedo un poco corto pero es lo necesario para esta parte. 

Espero que igualmente les guste QwQ Murumuru fuera.

Del día que nos conocimos hasta hoy... y nuestro futuro.Where stories live. Discover now