•Nota Siete•

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+Muchas cosas+

Algo que sin duda odiaba EUM era regresar a su casa. El hecho de que dentro de ella generalmente había mucho silencio eran sin lugar a dudas algo que le disgustaba, algo que hacia latir su corazón con rabia. Pero lastimosamente ni era algo de lo que tenia porque preocuparse ahora, su mayor preocupación ahora era no quedarse dormido frente al volante.

Eran las 11:47 de la mañana, sin embargo sus ojos parpadean lentamente y se cerraban por cortos periodos de tiempo solo para que EUM terminara abriendo los ojos de golpe. Estaba en una avenida solitaria, y sin embargo los pocos autos detrás de el le gritaban y le pitaban, el día de EUM no podía ir peor.

Esta vez, cuando EUM abrió los ojos, se encontró con un perro, de raza irreconocible lleno de lodo tirado justo en frente de su auto, al parecer agonizando de dolor. El sueño casi se esfumó de su ser al instante, salió de su auto y metió al perro lleno se lodo a su auto.

—No mames, no mames, no mames—. Pisa el acelerador, escuchando como en el asiento de atrás suenan los leves gruñidos del animal que parece agonizar en su asiento trasero. EUM entra en pánico mientras mira de un lado al otro tratando de encontrar una veterinaria. —Por favor cualquier fuerza misteriosa que se encargue de hacer los putos milagros... —. Empezó a hablar sin sentido mientras se pone nervioso, a lo lejos entrando ya de lleno a la calle principal —Que se me Cruze en el camino una puta veterinaria—. Miro el retrovisor, el gran perro dejaba de quejarse.

EUM no necesitaba esto en su conciencia. Encerio que no lo soportaría. Se mataba si eso pasaba.

—No te mueras, no te mueras, no te mueras, no te mueras, no te mueras, no te mueras, no te mueras, no te mueras, no te mueras, no te mueras, no te mueras, no te mueras,  no te mueras—. Murmura repetidas veces, con sus ojos enfocados en todos lados al mismo tiempo, estaba empezando a marearse. —Por favor no te mueras—. Susurro, frenando de golpe frente a un hospital para animales.

Las cosas pasaron muy rápidas como para que EUM las entendiera; entró a la veterinaria gritando por ayuda, las recepcionistas corrieron y ayudaron a sacar al animal del auto y le pidieron a EUM que se quedara en la sala de espera. EUM hací lo hizo.

Mientras esperaba, decidió llamar a Rusia, quizás su amigo ayudaría a calmar su creciente ansiedad. Pero Rusia no contesto, al parecer estaba ocupado ya que le mando un mensaje diciendo «Perdón, estoy en una junta importante, te hablo después. Cambio y Fuera; Rusia ✌» mientras suspiraba frustrado y confundido, una llamada lo desconcertó.

Miro la pantalla de su teléfono estrellado (sin detalles) «PEDRO EL PUTO 😦»  apenas contesto, la irritante y formal voz de Pedro le llamo.

«—EUM, la mayoría de los preparativos para la Junta están listos, sin embargo como cualquier nación tienes que darle el visto bueno y decidir como va a ser la decoración, extravagante o simple—» EUM puso los ojos en blanco, mientras sus ojos viajan a la enfermera que se le acerca pero le hace una seña con la mano, indicando que esta hablando por teléfono y la mujer le sonríe y asiente.

—A ver si entendí. Acabo de llegar de una junta en Canadá, y lo primero que haces es asignarme que vaya a ver los preparativos para una junta que es en tres semanas—. Aunque sonaba como duda, era una afirmación del mexicano que parecía un tono irritado. —Pedro, aunque diga como quiero las cosas a los demás les va a valer y van a hacer lo que el presidente quiera—. Susupira cerrando los ojos, necesitaba un baño y dormir.

«—No importa—» Exclama Pedro, y EUM reprime un quejido «—Es tu trabajo como Nación. Debes de hacerte responsable—» No era personal, pero, EUM quería faltar solo para joderle la vida a Pedro, repitió, no era personal.

EUMWhere stories live. Discover now