°Nota Dos•

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•"Amigos"•

D

EUM por lo general era un tipo miedoso y solitario, nadie negaba ese hecho. Casi no hablaba con nadie en las juntas y mayormente lo único que hacia era anotar cosas en unos papeles sueltos y en blanco que llevaba junto a su carpeta azul (con una Florecita de estampado en la esquina), para la mayoría de las representaciones, EUM era alguien aburrido que no valía la pena conocer. Como ese mocoso nerd al que todos le hacen bullying y nadie lo quiere, pues así EUM.

—¡NOOOOOOO! —. El chillido retumbó por toda la casa, y seguido de eso un estruendo en la tele para terminar con los lloriqueos enormes del mexicano —¡MUFASAAAAAAAA! —. Tratando de acallar un poco sus gritos para no molestar a los vecinos, tomó un cojín del sillón y comenzó a golpearlo a la par que ahogaba sus gritos en el, pero al instante volvió su visita a la televisión —No mames Scar, no wey... Wey... ¡No te creas esas pendejadas Simba! —. Después del chillido, lanza como si ya estuviera graduado en la maestría de aventar cojines su cojín en dirección a la pantalla y esta tambalea por el fuerte golpe, sin embargo gracias a los Santos el golpe no es lo suficientemente fuerte como para tirar el aparato.

Si bien, todos creían que EUM era un vato aburrido y sin que hacer, estaban en lo cierto en la segunda suposición pero no en la primera. Ya que después de su repentino aparecimiento, se las ingenio el solo para no aburrirse tanto. Y aunque EUM no estaba seguro de todo lo que decían a sus espaldas, no le importaba mucho, el solo estaba disfrutando la vida que se le dió y el estaba bien con eso.

El celular de EUM interrumpió su película, y por la cabeza del menor paso la clara idea de no contestar hasta que se pusiera en comerciales porque si no se la iba a perder todita, (ya que esta bien menso y si no ve una parte ya no entiende nada). Pero vamos era muy bueno como para no contestar... Y ya se habían puesto los comerciales y duran un chingo así que...

—¿Diga? —. Lo puso en alta voz, más por hueva de soltar su cojín (que ya casi se queda sin lo que sea que traiga adentro por los apretones tan fuertes de EUM) que por cualquier otra cosa.

«—Este el número de ¿EUM? ¿O me equivoco? —»

El mexicano se atraganto con el aire, y sus ojos se abrieron grandes para de manera inmediata aventarse hasta su celular y tomarlo. Con desespero checo quien llamaba y si, quedó boquiabierto con un grito atorado en su garganta. ¡Rusia le estaba llamando! ¿¡Por qué!? ¿¡Para qué!? ¿¡Qué!?

—Si, e-este es mi número, e-es-estas hablando con EUM de hecho—. Taramudea, y es que casi le da un paro cardiaco escuchar la fría y gruesa voz de Rusia. Esa voz que te dan unos escalofríos bien feos que te dan ganas de retorcerte por la misma razón. EUM desactivó el alta voz y temblando llevó el teléfono a su oído, con su mirada nerviosa mirando hacia todos lados con nervios.

Un suspiro aliviado sonó del otro lado de la línea, seguido de eso una aclaración de garganta «—Me alegra. Estoy en el aeropuerto y quería saber si puedes pasar por mi—». Y eso dejó congelado a EUM, que abrió la boca y miro hacia un lugar en la pared para dejar de moverse y respirar en cuestión de segundos, quedando en ese estado por varios minutos «—¿Hola? ¿EUM? ¿Sigues ahí? —»

No, no, no, no, un gran y descomunal ¡NO!

—¿Qué? ¿Por qué estas aquí? ¿En el aeropuerto? ¿Que carajos? ¿Cuando pantunflas llegaste? ¿Qué haces aquí? ¿Por qué nadie me aviso? ¿Por qué tengo que ir yo? ¿Cuanto es dos más dos? ¿Si nosotros vemos el agua los peces ven el aire? —. Preguntas que se mezclaron cual torbellino en su cabeza y salían por su boca sin ser asimiladas antes.

EUMUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum