De las dudas infinitas

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- Ya era hora de que vinieras - dijo Santi al abrirle la puerta a Alba - Tenía miedo de que no lo lograra. Y con eso quiero decir que iba a matarla con la almohada como no parase de quejarse por todo.

Alba levantó una ceja y sonrió de medio lado. 

Predecible.

- Uh, ¿y eso?

- Es como un bebé de tres años cuando está enferma y eso que ni siquiera tiene fiebre - explicó el joven mientras caminaba hacia el salón y se dejaba caer encima del sofá - Así que con eso en mente... buena suerte. 

Negó con la cabeza y se encaminó hacia la habitación de Natalia. 

Llamó a la puerta antes de entrar. 

- Hola, Nat. 

La morena abrió un ojo y la miró. 

- Pensaba que dijiste lo de venir después del trabajo solo para hacerme sentir mejor. 

- ¿Qué tipo de persona crees que soy? - se llevó la mano al pecho y se acercó para sentarse a su lado. 

Parece que sigue en la misma posición en la que la he dejado esta mañana. 

- Del tipo que piensa que ojala mi delirio me hubiera hecho imaginar esas palabras - dijo Natalia riendo. 

Alba puso los ojos en blanco. 

- Santi me ha dicho que no has tenido fiebre, así que siento decirte que, si estás delirando, probablemente no se deba a la enfermedad que crees que tienes. 

Natalia frunció el ceño. 

- Entonces debe ser por ti - suspiró - ¿Cómo se llama esa canción de Beyonce? ¿Drunk in love?

- No puedo contigo - se rio Alba. 

Hostia puta lo que acaba de decir. Borracha de amor...

Se mordió el labio inferior entre los dientes y apoyó su mano en la frente de Natalia para comprobar su temperatura. Los ojos de la morena se cerraron cuando noto su piel. Observó cada uno de los rasgos de su cara con detenimiento, era realmente preciosa. La chica más perfecta que había visto en su vida. 

Sabía que a Natalia le gustaba bromear sobre sus sentimientos por ella. Siempre lo había hecho, pero no podía evitar preguntarse hasta que punto seguía bromeando con eso después de lo que Santi le había confesado en la cocina.

- Creo que Santi me ha mentido con lo de la fiebre - dijo en voz baja. 

Natalia sacudió la cabeza debajo de la mano de Alba. 

- Tenía 35,5 hace una hora, estoy por debajo de mi temperatura normal -le informó la morena - No creo que eso me cause ningún delirio, así que sí, creo que es por ti. 

Alba sonrió un poco y apartó la mirada, quitó su mano de su frente y se levantó. 

- ¿Has vomitado o algo?

- ¿Por? ¿Quieres asegurarte antes de besarme?

Alba frunció los labios. 

- Eres tontísima... - sonrió - ¿Has comido o bebido algo?

Natalia sacudió la cabeza. 

- No, no me entra nada, no sé que me pasa hoy...

- ¿Y estás nerviosa o ansiosa? - siguió con el interrogatorio - Me acuerdo cuando mis padres se divorciaron... tuve mucha ansiedad ese año, siempre me ponía enferma del estómago y nunca me entraba nada de comida, mi madre ya no sabía que hacerse conmigo... igual es eso lo que te pasa...

Una fina líneaWhere stories live. Discover now