Viejas costumbres

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Se encontraban en una posición similar a la de la semana anterior. Alba en el área pequeña esperando el pase de Julia. Solo que esta vez la gaditana no estaba sola. 

Marta desde el centro del campo se escapaba de las jugadoras del equipo contrario que intentaban derribarla. Si no la fastidiaba, tenían la oportunidad de desempatar. De marcar el gol de la victoria. De acabar con una mala racha que las perseguía desde hacía semanas. 

- Vamos Marta - se dijo a sí misma Alba cuando vio la posibilidad de un pase al hueco para Julia, tal y como habían ensayado durante toda la semana. 

Escuchó el impacto de la pelota al ser golpeada. Como si hubiera sido un chute a cámara lenta. 

Lo cierto es que se estaba poniendo nerviosa. 

Pero al parecer Marta había decidido cambiar la estrategia de juego. Vio como Julia estaba siendo marcada por otras dos jugadoras más, cuando de pronto una luz se iluminó al final del camino. 

Y Alba estaba sola. 

Se quedó quieta, ansiosa mientras veía como el balón circulaba hasta su posición y no hacía la de la gaditana. Como si fuera una bomba a punto de estallar, se giró, decidida a encarar el último obstáculo que le llevaría a la gloria. 

Por desgracia la portera del otro equipo no se lo iba a poner nada fácil. Se acercó hasta su posición para arrebatarle el esférico. Antes de que eso pudiera suceder, chutó. Y el balón salió disparado hacia la portería a alta velocidad. 

Abrió los ojos, esperanzada. Esta podía ser su última oportunidad de ganar el partido. Casi podía rozar victoria con la punta de sus dedos. 

Pero el balón rebotó contra el palo izquierdo, saliendo disparado hacia el lado derecho donde estaba Julia, quien consiguió el rebote. 

Con la portería vacía para ella, chutó, y éste fue hacia adentro. Ocasionando unos gritos en la grada que hacía tiempo nadie escuchaba. 

Las Gatas Salvajes habían ganado después de mucho tiempo. 

La boca de Alba se abrió al ser consciente de lo que había pasado. Y corrió a abrazar a su amiga junto con el resto del equipo. Un abrazo grupal que duró casi un minuto. Con muchos gritos y saltos de emoción. 

- Que lo hemos conseguido - Alba no podía creerlo - ¡Por fin!¡Lo hemos conseguido! - su sonrisa no podía ser más grande.

- Bueno, ¡el partido de hoy definitivamente va para Julipi! - dijo María, medio ahogada por el aplastamiento de cuerpos. 

- Oye, que uno de los pases decisivos ha sido mío eh - señaló Marta, dándole un empujón amistoso.

- Todas habéis hecho un gran trabajo hoy. ¡Todo el duro trabajo ha valido la pena! - aplaudió con entusiasmo la gallega. 

- ¡Chicas, felicidades! - Carlos, que había saltado al campo de algún modo, se apresuró hacia ellas. 

Al parecer sus amigos habían preferido quedarse en la grada. 

Julia se lanzó hacia el joven cuando lo vio y lo besó con firmeza, enganchada a él como un koala.

- Puaj, chicos, idos a un hotel - se quejó Alba después de unos segundos, poniendo muecas de asco. 

- Ven aquí, celosilla - dijo Julia al separarse de su novio. Extendió su mano hacía la rubia para darle un abrazo - Venga, vamos a ducharnos que tenemos que celebrar esta victoria - levantó el puño derecho hacia el cielo - Bueno, eso y el nacimiento de esta personita de aquí - volvió a acercarse al joven después del abrazo, cogió sus mofletes y se los apretó con firmeza - Ahora nos vemos en el aparcamiento, ¿vale? - besó sus labios. 

Una fina líneaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora