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Su primer semana de regreso en Hogwarts había pasado, frustrante y lenta.

Albus y Scorpius pasaban el mayor tiempo durmiendo o en la biblioteca. Ambos compartían habitación junto a otros dos chicos, y cada vez que intentaban estudiar ahí terminaban dormidos. En la misma cama.

Nunca fue extraño para ellos dormir juntos. Albus había ido dos veces a la casa de Scorpius, y la ligera sensacion de incomodidad que generaba estar en la casa del enemigo de su padre fue lo que causo que durmieran en la misma cama. Scorpius también había ido al hogar Potter, ese lugar contaba con bastantes habitaciones pero la familia Potter era más grande que la suya, por lo que Albus y él compartieron su cama. Conocían al otro practicamente siempre, y habían estado al lado del otro siempre que se necesitaron.  Entonces...

¿Por qué se había sentido diferente esta vez?

Solo quedaron un poco acurrucados unas tres veces, y la primera fue normal. El cansancio de volver a una rutina era el mejor escudo contra cualquier planteo emocional. Ambos recostados en la hierba bajo el calido sol que apenas se mostraba, no habia razón para pensar algo extraño. La segunda ambos habían bromeado sobre eso, sintiendose acomplejados  por haber vivido algo cálido en su interior. La última vez fue la más incomoda de todas.

Porque cuando despertaron no se movieron. Estaban quietos. Mirandose.

Y Albus pensó por un segundo que podría mirar esas orbes grises por la eternidad.

Scorpius sentía su corazón rápido. Sentía el corazón de albus pegado a du pecho de la misma manera.

Estaban muy cerca, tanto que si uno de los dos se hubiera movido sólo un poco podría haber pasado algo más.

Pero no lo hicieron.

El sonido de la puerta abriendose fue lo suficiente para que ambos se recompucieran y comenzaran a atender sus distintos trabajos aún hombro con hombro.

- Chicos la cena será en unos minutos ¿alguno vendrá? - Seamus Thomas habló mientras esperaba en la puerta cambiandose el sweatter.

Ambos asintieron con la cabeza pero sólo Albus bajó a cenar esa noche. Se sentó junto a su hermanita en la mesa de Gryffindor al mismo tiempo que Scorpius escribia una carta a su madre para luego entregarla.

Y cuando él volvió a la habitación, Scorpius ya estaba durmiendo. Sus cortinas estaban cerradas.

𝙎𝙃𝙀 𝙆𝙉𝙊𝙒𝙎 - scorbusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora