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La mañana de volver a Hogwarts había llegado, y con ella el descontrol en la casa Potter-Weasley mientras intentaban hacer que sus tres hijos llegaran a tiempo y sin olvidar nada a Hogwarts.

Al año escolar le quedaban sólo cinco meses. Lo que significaba que serían cinco meses de Harry Potter enseñando Defensa Contra las Artes Oscuras a sus hijos, cinco meses del segundo año de Lily Luna en Hogwarts, cinco meses del año más sencillo para Albus, y cinco meses de bromas de parte de los Nuevos Merodeadores para James. Y claro, cinco meses de paz para Ginny Weasley en la casa solitaria.

Llegaron al Andén 9 y 3/4 cinco minutos antes del horario de salida, por lo que toda la familia se disolvió tan rápido como pudo. Ginny sujeto la mano de su madre luego de darle un beso de despedida a su esposo. Mientras el tren avanzaba la señora Potter perdía cada vez más de vista la cabellera platinada con la que había visto a su hijo antes de partir. Y comenzaba a emocionarse de poder ver a sus hijos el proximo fin de semana.

Dentro de la locomotora, Albus sostenía a Scorpius de la manga de su túnica mientras empujaba a las personas que no habían entrado todavía a los compartimientos en busca del que estuviera más lejos de su familia. Detrás suyo, el platinado pedía disculpas de ambas partes para quienes se quejaban de el malestar que causaban los empujones del castaño.

Cuando encontraron un asiento vacío se metieron sin dudarlo. Cerraron la puerta y bajaron la pequeña cortina que cubría la vista del pasillo de la locomotora.

- ¿Que pasa contigo Albus? Parece que alguien puso sal en tu café esta mañana. Debes tratar a la gente con amabilidad.

El slytherin se dejo caer al lado de su amigo mientras suspiraba y metía sus manos en los bolsillos de su sudadera.

- Lo siento. Ya sabes, mi familia es un caos siempre que se trata de volver a Hogwarts. James está estresado con todo eso incluso aunque no lo diga. Y Lily todavía no se acostumbra a segundo año. Ya sabes, lo usual.

- Cada vez que me siento mal por no tener una gran familia recuerdo que tú te sientes peor por tener una así.

- Wow, pero que bien me haces sentir

Scorpius le sonrió a Albus con un poco de burla mientras lo codeaba ligeramente.

Horas después, mientras el sol caía y la luna salía en el crepúsculo, la puerta de su compartimiento fue golpeada levemente y luego abierta por una cabellera roja como el fuego a la que Albus sonrió.

Su prima Rose estaba frente a él, avisandole que debían cambiarse pronto, que el tren ya estaba llegando a destino. Luego miró a Scorpius y un sonrojo muy fuerte arrebató sus mejillas mientras se despedía de su primo.

Cuando la puerta se cerró, Albus se estiró lentamente. Su amigo se encontraba durmiendo en su hombro, y no quería despertarlo de forma abrupta. Sacudió su hombro levemente, una, dos y tres veces hasta que recibió una respuesta de parte del platinado.

- ¿Ya llegamos? - Él se limpió los restos de baba seca en su mejilla izquierda sin pudor, y miró a Albus a los ojos mientras este le ofrecía una mirada burlona.

- ¿Qué diría tu padre de ti si te viera babeando en un hombro ajeno?

- Bueno, creo que sólo sería otra razón a la larga lista de "Como mi hijo me traiciona convirtiendose en mejor amigo de el hijo de mi enemigo"

Los slytherins compartieron sonrisas mientras Albus ofrecía su mano como ayuda para salir del compartimiento.

-

El mismo banquete, la misma selección, el mismo Scorpius frente a él sin dejar de hablar.

-... Y ella me dijo que no necesitaba una corbata nueva porque podría usar la que uso para el cumpleaños de mi abuela pero yo le dije que no podía ir por ahí con una corbata rosada - El rubio levantó la vista de la comida - ¿Estás escuchando, Albus?

- Claro - Respondió él.

- Bien - Scorpius le sonrió mientras veía como las mejillas de su amigo se volvían rosadas - ¿Tú usaras un moño o una corbata?

- ¿Acaso importa? No es que vaya a impresionar a nadie.

- ¿Quién sabe? Tal vez me impresiones a mi.

Las habitaciones en las mazmorras de Slytherin eran divididas en cuatro alumnos. Las camas eran individuales y ligeramente pequeñas para un chico de 15 años, tanto así que las puntas de sus pies siempre quedaban afuera a no ser que se volvieran un ovillo tapado por sabanas.

El lugar era frío y más oscuro que todo el resto del castillo, la primera vez que estuvieron ahí, en su primera noche en Hogwarts, Albus recuerda la mirada de Scorpius en la oscuridad. La misma que le esta dirigiendo ahora. Para asegurarse que él sigue ahí. Albus le sonríe al mismo tiempo, porque no se ira a ningún lado.


             

𝙎𝙃𝙀 𝙆𝙉𝙊𝙒𝙎 - scorbusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora