— ¿Cómo paso?

Mark agachó su cabeza, tratando de recordar bien aquella noche antes de ponerse a hablar.

— Era domingo por la noche. Estaba terminando de cenar cuando recibí una llamada de un número desconocido. Al ver que era Japón, se me hizo extraño y no iba a contestar pero la curiosidad me ganó. No podía creer cuando escuché mi nombre dicho por su voz. De hecho, casi tiró mi teléfono de la impresión, ni siquiera podía decir algo.

Se rió al recordar lo sorprendido que había estado por una simple llamada y ni siquiera él había sido la persona afectada por todo aquello. Poniéndolo en perspectiva, podía entender porque Jaemin había salido corriendo en cuanto lo vio parado frente a la universidad.

— ¿Y luego? — Mark le miró unos segundos y le sonrió levemente. —

— Preguntó por ti. Dijo algo de que te sentía, que no estabas bien y necesitaba saber que estaba pasando contigo. Recuerdo que en ese momento lo insulté, muchísimo pero él simplemente esperó en silencio hasta que yo terminara de hablar para volver a insistir en lo que quería saber. Fui sincero, estabas débil y demacrado, parecías enfermo.

En ese momento Mark parecía estar estresado mientras hablaba. Seguramente que no le era sencillo el poder hablar de eso pues no era algo precisamente fácil de hacer. El omega se quedó preguntándose cuantas veces su amigo lo había observado pensando en que sabía dónde estaba el alfa.

— Él estaba preocupado, me pidió que te mantuviera vigilado, asegurarme de que estuvieras bien. Volví a insultarle, diciéndole que era realmente hipócrita de su parte. De verdad iba a decirte pero me rogó que no lo hiciera,  era mejor que no supieras nada. Me explicó un par de cosas pero resumiéndolo no quería que lo supieras porque podría significar darte esperanzas. Park aún no le había autorizado a volver pero estaba angustiado por tu situación.

Jaemin vio a su amigo guardar silencio durante un corto tiempo antes de levantarse del sofá y caminar hasta su cocina. Volvió después de unos minutos, trayendo consigo unas latas de cerveza. Curiosamente, no sabía cuál de los era el que estaba necesitando más de unos tragos. El Omega tomó una de las latas para después observarla en silencio.

— ¿Qué más paso?

— Logró convencerme sobre que no te dijera nada. Comprendí que, saber de él solo haría que te fuera más difícil superarlo si las cosas se tornaban más complicadas. Me dijo que me llamaría una vez por semana para saber de ti, si mejorabas o no. Quería estar al tanto de tu salud. Se que no debí ocultártelo pero si solo hacía que generarás ilusiones todo sería peor. No tenía idea de que regresaría, no me lo dijo.

El menor de los dos abrió la lata y bebió un poco de su cerveza. De verdad que estos días habían sido demasiado abrumadores. Era como si la información llegara para golpearle de todos los lados posibles volviéndolo loco. Sentía que en cualquier momento iba a ahogarse. La situación en general le estaba superando y por mucho.

— ¿Qué tanto le dijiste de mí?

— Me odiarías por esto, pero realmente dije demasiado. Quizás dije todo. Las últimas cosas que pasaron en tu vida.

— ¿Le dijiste sobre...?

— ¿Lucas? Claro que sí. Todo menos lo sucedido antes de que él llegara.

Mark jugó con la lata en sus manos, había estado bebiendo mientras hablaba. Jaemin sintió que un sudor frío le recorría la espalda. Jamás pensó en que de hecho Jeno sabría sobre el otro alfa... incluso le había pedido a Ten el día anterior que no le dijera nada. Seguro que debía de haberse visto como un idiota, el tailandés debía de estar más que al tanto de todo. Se sentía como un tonto, o que era tratado como uno. Volvía a enfadarse, enojarse al punto de que quería alejarse de todas las personas rodeándolo. No quería saber nada de nadie.

Opuestos En Común. NominWhere stories live. Discover now